Aunque se ajustan al gusto de los niños, también el precio tiene mucho que ver al momento de escoger el disfraz.
Aunque el carnaval ha sido relacionado con el asueto y en alguna medida la francachela, previa a la época de recogimiento y recato de la Cuaresma, en el Táchira ha representado la felicidad de nuestros hijos para reencarnar el personaje de sus fantasías.
Luego de un periodo de cuarentena, que casi se tomó dos años, tanto en las calles como en las tiendas del ramo se ha visto a padres e hijos en la búsqueda del mejor disfraz para exhibir el lunes y martes de carnaval, aunque no pocos niños se han aguantado la espera para esos días y ya se han transformado en su personaje favorito, sea porque en algunas instituciones educativas se celebren actividades relacionadas con la fecha o porque, sencillamente, así lo desean.
Si bien en otras indumentarias la opinión de los padres tiene el mayor peso, en lo que respecta al disfraz el criterio del niño se impone, y precisamente para esta temporada, entre los varones, siguen mostrando predilección por los personajes de Marvel, especialmente Spiderman. No obstante, hoy también las niñas quieren ser superheroínas y eso de relegarlas solo al papel de princesas u otros roles más pasivos, no cuadra en la actualidad.
Como se pudo verificar en una encuesta realizada en algunos negocios que ofertan disfraces, a última hora los padres en San Cristóbal se han animado a comprarlos, no sin antes hacer un cotejo de precios, así gasten su tiempo en desplazarse por el centro de la ciudad, Barrio Obrero y La Concordia, zonas comerciales con mayores ofertas del producto.
«Anteriormente, apenas empezaba febrero, ya los padres estaban adquiriendo el disfraz o al menos preguntando precios; este mes estuvo muy muerto, y pensábamos que ya nada íbamos a vender; pero esta semana los padres se animaron», afirmó la empleada de una juguetería en el centro de San Cristóbal.
Como nos aseguró Marina Sánchez, quien acompañaba a su hijo de tres años con el “prospecto” de artículo por adquirir, se está haciendo un sacrifico económico por ellos, que bien vale, con tal de darles un poco de felicidad y una excusa para salir y divertirse en los espacios públicos.
«Yo no quiero dejar a mi hijo sin el disfraz, porque hace rato me lo está pidiendo; pero, igual, el presupuesto está limitado, y con una diferencia de 5 o 10 mil pesos, lo que uno se ahorre sirve para el pasaje o incluso para algo más que a él se le compre», afirmó Sánchez.
En cuanto a los precios, los disfraces importados, caracterizados por venir en empaque especial, tienen un costo entre los 80 mil y los ciento diez mil pesos; no obstante, las promociones pueden partir desde los 30 mil pesos. Aunque también hay la alternativa de recurrir a los talleres de costura local y, dependiendo del modelo y la tela, pueden conseguirse desde los 60 mil pesos.
Carnavales diferentes
Para Gabriel Niño, propietario de Mundo de Sonrisas, cadena de tiendas que por más de 30 años se ha especializado en el ramo de disfraces, esta época de precarnaval ha sido distinta a la de otros años, favorecida, entre otros factores, por el retorno de los niños a las clases presenciales y actividades en las cuales se requiere que estén disfrazados.
Afortunadamente, este año podemos ofrecer una variedad amplia de disfraces, siendo los más solicitados los del Hombre Araña, por la exitosa película del año pasado; pero le siguen de cerca los de Iron Man, Capitán América y Batman. No obstante, los clásicos de príncipe, vaquero y pirata siguen siendo muy solicitados. Para las niñas, las Harley Quinn, la Mujer Maravilla y Frozen marcan sus preferencias.
Si bien cuando se piensa en el disfraz también se piensa en un ajuar completo, que iría de la cabeza hasta los pies, con su respectiva máscara, traje, calzado y otros adminículos, lo cual implica un mayor costo para el cliente, en realidad, con apenas uno de estos elementos –sea la máscara, una pintura facial o un objeto emblemático-, ya el niño o la niña puede sumergirse en su mundo de fantasía. Para esto, con alrededor de diez pesos, o incluso mucho menos, se puede hacer un arreglo para que los infantes no se queden sin disfrutar del carnaval.