#OPINIÓN Lectura: Sabana del olvido #22Feb

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Voy a contarles un aspecto de la realidad vivida en mi niñez en la realidad escrita de la palabra de hoy en su inolvidable recordarlas. Es posible que si ayer las hubiese escrito y volviera a escribirlas hoy, la redacción no fuese la misma. La realidad de las vivencias no siempre sean las mismas. Paralela al lado norte de la capilla de la Concepción (ahora iglesia), una calle se prolongaba dos cuadras hacia el este donde terminaba. Una cerca de alambres de púas hacía inútil la prolongación de esa calle y después de la cerca de alambre lo que continuaba era la llamada “sabana del olvido.” Sostengo que la Concepción se le nombraba “capilla” porque entonces no tenía un sacerdote. Iglesia como denominación se nombra cuando se tiene un sacerdote. Paralela al lado norte de la capilla en la cuadra había un buco que con las lluvias se rebasaba, pero la calle se prolongaba dos cuadras hacia el este porque allí estaba la cerca de alambre donde se iniciaba la sabana del olvido. Mi reiteración en confirmar algunos aspectos no es redundancia. Esas dos cuadras siempre permanecieron con mucha vegetación de rastrojo y un camino entre la vegetación. En esas dos cuadras habían tres casas: “La pastora” con letras grandes sobre la ´puerta era una; las otras dos en la cuadra final estaban frente a frente. En el lado norte de la calle la casa de don Clemente Vásquez, un señor de edad con una hernia testicular muy grande que la ocultaba con un saco de fibra de sisal de los conocidos entonces por lo grande como “cacaguero” El señor Vásquez cultivaba su solar. Frente a la del señor Vásquez estaba la casa de mi madre y nosotros sus tres menores hijos. La cuadra terminaba frente a la cerca de alambre y lo que proseguía era la “sabanita del olvido.” Era un predio baldío lleno de vegetación donde los muchachos iban con sus fondas a cazar. La sabana del olvido a medida que el pueblo creció hacia el este se fue reduciendo hasta que las calles se prolongaron por ella hasta poblar el predio que le daba nombre.

La sabana del olvido fue una realidad en aquel pueblo precariamente poblado, pero en la medida en que el pueblo se expandía surgieron nuevos barrios hasta que el pueblo se ciudadanizó y la sabana del olvido desapareció en sus calles. Se narra de la Yaritagua de la década que va de 1930 a l940.

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Carlos Mujica

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