En un mercado enanizado como el venezolano, el régimen puede alargar la estabilidad del tipo de cambio con una colocación baja de dólares, de los que si dispone, asegura el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, al ser consultado sobre cuando tiempo podrá mantener la dictadura el dólar estable.
Explica que en vista que los ingresos petroleros se han más que duplicado por precio internacional y volumen de producción, el régimen dispone de divisas suficientes para estabilizar la moneda por un tiempo más largo que el usual, aunque esa estrategia forzada tiene más costos que beneficios.
Asimismo, ante la pregunta acerca de si el dólar se estabilizará, si el bolívar agarra fuerza, el especialista señala que el régimen ha decidido mantener estable el tipo de cambio colocando dólares efectivos en el mercado para atender la demanda y bajar la presión devaluacionista. Pero a la vez advierte que esa estrategia anti inflacionaria ocasiona graves problemas de competitividad en la producción e industria interna.
Asegura el presidente de Datanálisis, que la administración de Maduro aplicará la Ley del Impuesto a las Grandes Transacciones, por cuanto tiene mínimo dos objetivos que no van a abandonar. Recaudación fiscal y estímulo al uso de bolívares. Para el primero la ley les ayuda a recaudar más, pero en el segundo todo dependerá de la magnitud del impuesto. Mientras más alto, lo que estimula realmente es el mercado negro.
El especialista descarta una dolarización formal en Venezuela, pues se requiere un acuerdo con la Reserva Federal, lo cual es imposible con sanciones. Pero si podrían flexibilizar las operaciones facilitar transaccionales en divisas y su bancarización internamente para su uso, ahora irreversible.
Acerca de las expectativas de la economía a futuro, señala que en promedio la economía tiende a crecer, estimulada por un aumento significativo de ingresos petroleros y no petroleros y por la dolarización fáctica de la economía. Pero internamente será una economía dual, con algunos ganadores muy llamativos y perdedores en grave peligro.
Sobre el rechazo oficial a la dolarización, afirma que no siendo un proceso de dolarización formal, el régimen pierde capacidad de control. Su tendencia natural es a tratar de revertirla. Pero además, existe el temor de que en una crisis financiera dolarizada el gobierno pierda toda capacidad de estabilización, pues no puede actuar en divisas.
Sobre la profundización de las brechas entre las clases sociales, el economista explica que la crisis más severa en la historia reciente de Latinoamérica es la venezolana en estos últimos años. Y eso obligó a población y al sector privado a readaptarse a operar fácticamente en moneda extranjera. Ese proceso genera perdedores y ganadores y amplifica la diferencia entre ambos.
En torno al tiempo que tardaría Pdvsa para alcanzar una producción de 3 millones de barriles diarios, señaló que eso no se mide en tiempo sino en dinero. En la cantidad de inversión que se requeriría para elevar la producción a esos niveles. Y la respuesta mixta es que no hay capacidad de inversión actual para llegar a esa producción en el corto y mediano plazo. Podría llegar a la mitad.
Por otra parte, en el área política, sobre la división de la oposición y el papel que ha jugado el régimen en este resquebrajamiento, León afirma que la oposición tiene una fractura multi factorial. Se divide por líderázgos, tendencias ideológicas y ubicación geográfica (en Venezuela y en el exterior). Ahí hay un reto anterior a producir un cambio de gobierno. Primero tiene que consolidarse a sí misma para convertirse en una amenaza creíble.
Admite que es evidente que en Venezuela no hay condiciones competitivas para una elección presidencial. Y tampoco las habrá producto de una negociación entre partes que tienen desbalance de fuerzas. Pero la pregunta es si vale la pena batallar en elecciones no competitivas o abstenerse. Barinas lo responde gráficamente.
Sobre el diálogo en México, señala que el proceso de negociación está estancado, pero las necesidades e intereses de ambas partes en negociar siguen vivas. Solo se requiere que las partes reevaluen a que están dispuestas a ceder y que pueden esperar a cambio. Mientras eso no esté alineado, no hay negociación posible.