Durante más de dos décadas hemos sido testigos de cómo el régimen ha implementado políticas económicas que han ocasionado un desastre macroeconómico y social nunca antes visto en el país. Con las expropiaciones y su corrupción causaron la pérdida de más del 70% de nuestro PIB, quebraron a PDVSA y endeudaron críticamente a Venezuela. Como consecuencia de esto, vivimos en una nación tan golpeada por la crisis económica, que los venezolanos han padecido verdaderas tragedias intentando sobrevivir con unos salarios que no rinden y una inflación que no para de crecer.
Sin embargo, en los dos últimos años Venezuela ha sufrido una serie de cambios como consecuencia de las contradicciones internas de las malas políticas económicas. Es innegable que el dólar se utiliza cada vez más en las transacciones cotidianas. Tal fenómeno ha traído como consecuencia que un sector de la población con acceso a divisas haya visto mejorada su calidad de vida, luego de años de continuo deterioro. Este sector de la sociedad es bastante limitado ya que la amplia mayoría de los venezolanos siguen percibiendo ingresos exclusivamente en bolívares, estando excluidos al acceso a divisas y de una mejora de su bienestar. Esa mayoría de personas sigue impotente, viendo como su calidad de vida disminuye y se empobrece cada vez más.
Se ha creado una sociedad cada vez más desigual, con brechas mayores entre los que tienen ingreso en dólares y los que tienen ingreso en bolívares, entre quienes solo trabajan en el sector público y aquellos que trabajan en sector privado o por su cuenta, con dos o más empleos. Entre los que viven en centros urbanos y los que viven en zonas rurales. Las diferencias en el país se hacen cada vez más palpables. Vivimos en una sociedad que poco a poco va imposibilitando que la mayoría de los ciudadanos puedan progresar y gozar de oportunidades reales, es decir, vivimos una sociedad cada vez más injusta.
Para el 2022 se espera un crecimiento económico en el país por primera vez en 7 años, pero solo el sector con acceso a divisas verá los beneficios. La cruda realidad es que la calidad de vida de la mayoría continuará en caída libre. Todo eso ocurre mientras la crisis de los servicios sigue rampante y los hospitales continúan sin los insumos para poder funcionar correctamente. Vivir bien no es solo contar con un buen salario, también debemos tener servicios públicos de calidad y que funcionen correctamente.
Así, el régimen ha implementado una serie de medidas estas últimas semanas que afectan el encaje legal y las transacciones en divisas. Lo que en realidad necesita Venezuela es una política económica coherente con la realidad y que tenga en cuenta las necesidades de los venezolanos. Para eso es clave tener instituciones independientes que representen a todos los sectores de la sociedad y que trabajen por y para los ciudadanos. Es vital lograr un cambio de modelo, donde los derechos y el progreso social sean los pilares fundamentales que sostengan el desarrollo de Venezuela.
Stalin González
