Cuando el criminal dictador comunista Joseph Stalin se cansa del jefe de su policía política, Lavrenti “el Enano” Veria, decide sacrificarlo. Al llamarlo lo acusa de asesino y las peores atrocidades contra los detenidos. Pero todo lo ordenaba el sicópata de Stalin en sus purgas para el control absoluto del poder. El máximo jefe policial de la tiranía sabía lo que esperaba: la muerte. Éste había dejado de ser útil a aquel oprobioso sistema sociopolítico del socialismo que por más de 70 años sufrió la desaparecida Unión Soviética.
Hechos como ese suelen repetirse tanto en el capitalismo como en el socialismo. Es el lado tétrico de la política, sobre todo cuando se trata del marxismo leninismo que pregona y práctica aquello del compañero de viaje equivalente al tonto útil. En eso Lenin fue muy crudo cuando planteaba el tema de los aliados políticos y se refería a la clase media con desdén.
En esta materia el socialismo del siglo XXI no podía ser la excepción. El guion se repite con sus rasgos específicos de una tiranía caribeña cuya raíz ideológica es el leninismo estalinismo. Un régimen que nació cobijado por la más abyecta corrupción para generar una variedad mafias, a saber: cuello blanco, verde, rojo y sucio. Cada una con su debida jerarquía y limitantes en cuanto a la cuota de poder que se posea con la singular característica del odio al trabajo generador de desarrollo y riqueza.. Las mafias actuales tienen la propiedad de saber organizarse para que nadie se extralimite en su actividad delictiva. Quien viole las reglas del juego en un momento determinado se expone al castigo de la mayor.
Las peleas y diferencias por el reparto del poder en el seno del actual régimen no tienen porqué sorprender a nadie. Es la demoledora dinámica del ejercicio del poder. Pero como siempre en una disputa furiosa como ésta el pez grande se come al más pequeño. Es precisamente lo que hoy ocurre en Venezuela con las detenciones de varios personajes menores de este nuevo sistema neocomunista. Los mismos pertenecen a la llamada mafia de cuello sucio con menos soporte en la bestial maquinaria del régimen. Pues la mayor concentración de fuerza la tienen las otras mafias. Es la pela a cuchillo entre lumpens de tipo político y social por la posesión del botín.
Ello más la necesidad de limpiar la basura de la casa cuando las circunstancias lo exigen. Los sacrificados de hoy ocupan el eslabón más débil de la cadena, sin suficiente poder como para gozar de intocables. Es lo que explica el lanzamiento al pajón de Keyrineth Fernández, alcaldesa chavista del municipio Jesús María Semprún del estado Zulia.
Razias de este tipo ocurren de tiempo en tiempo en regímenes como el actual según la coyuntura sociopolítica. Para entender la misma contra algunos personajes involucrados en hechos de narcotráfico y corrupción debemos enfocarlo a la luz de las contradicciones entre mafias al interior del chavismo madurismo. La disputa entre caimanes del mismo pozo en que se prueba quién es más fuerte. Pues la alcaldesa Fernández fue detenida con apenas 7 kilos de droga. Una verdadera minucia cuando se le compara con las numerosas toneladas de droga traficadas por las otras mafias. Un verdadero sainete, como decía el ex -presidente Rafael Caldera.
Freddy Torrealba Z.