El equipo de abogados que representa a los venezolanos que viajaban en un bote hacia Trinidad y Tobago el pasado 5 de febrero difundió un comunicado en el que se detalla cómo ocurrieron los hechos en los que resultó muerto un bebé de apenas nueve meses.
El diario local Trinidad Express compartió detalles del texto, en el que los testigos narran que la Guardia Costera disparó al menos 20 veces contra la embarcación que transportaba a 37 pasajeros, incluidos 20 niños.
El bote en el que viajaba el grupo de venezolanos tenía dos motores, pero uno presentaba dificultades y se apagaba.
«Al acercarse a las inmediaciones de Moruga, Trinidad, en el océano, el mencionado motor se apagó nuevamente y tuvieron dificultades para moverse en el agua. Mientras avanzaban lentamente, escucharon una fuerte voz seguida de dos bengalas. Se disparó una bengala al aire y la otra bengala se disparó contra su bote. Poco después de que notaron las bengalas, escucharon fuertes golpes y se dieron cuenta de que el barco que se acercaba disparando las bengalas estaba disparando contra su bote. El barco era de la TTCG y estaba ocupado por aproximadamente seis oficiales. Todas las personas intentaron buscar refugio en el bote después de que se dispararan aproximadamente 20 tiros contra su bote», se lee en el documento.
Agregaron que el buque de la Guardia Costera estaba a unos 30 metros de distancia cuando disparó: «Solo cesó el fuego al escuchar a una mujer exclamar y llorar que le habían disparado a su hijo».
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Añadieron que la embarcación de la Guardia Costera se acercó lentamente y, al darse cuenta de lo sucedido, llamaron a una segunda embarcación mucho más grande para que los ayudara.
«En ningún momento tuvieron ningún arma ni dispararon ningún arma contra la nave CG. En ningún momento dejaron caer nada de su bote», recalcan en la misiva los representantes de las personas que viajaban en la pequeña embarcación.
Familia del menor asesinado espera permanecer en Trinidad y Tobago
La familia del bebé migrante venezolano tiroteado fatalmente por los guardacostas trinitenses busca que el Ministerio de Seguridad Nacional de Trinidad y Tobago les otorgue permisos para permanecer en ese país y no ser deportados, informó este jueves su abogado.
El hermano y el primo del niño, que falleció en brazos de su madre en el mar, contrataron los servicios de los abogados de CJ Williams Law Company para presentar la solicitud en nombre de la familia Santoyo Sarabia.
El letrado Blaine Sobrien dijo que sus clientes son «refugiados y hay familiares del bebé en Trinidad y Tobago que no pueden regresar a Venezuela porque algunos de ellos eran miembros de las fuerzas armadas y si regresan pueden enfrentar la cárcel o ser asesinados».
«El resto de la familia también está en riesgo si regresan, al igual que muchos ciudadanos venezolanos en Trinidad y Tobago que buscan el estatus de refugiado en este país», agregó Sobrien, según recogen los medios locales.
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El objetivo es la reunificación familiar en Trinidad y Tobago, donde ya vive el padre del niño y otros parientes.
Sobrien adelantó asimismo que sus clientes quieren que la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) facilite su estancia en Trinidad y Tobago o su reasentamiento en otro país y que los abogados se comunicarán con todos los organismos pertinentes para lograrlo.
La ruta migratoria hacia las diferentes islas del Caribe, la menos utilizada por los 6 millones de venezolanos que han salido del país según la ONU como consecuencia de la crisis, saltó a la palestra tras el naufragio hace un año de una embarcación en la que viajaban 41 venezolanos hacia Trinidad y Tobago.
La madre del bebé también resultó herida cuando los guardacostas abrieron fuego el fin de semana pasado contra la embarcación en la que viajaban con otros migrantes, un total de 17 adultos y 10 niños, según los últimos datos. La mujer se encuentra actualmente hospitalizada pero ya fuera de la unidad de cuidados intensivos.
Este hecho despertó numerosas críticas tanto de organizaciones humanitarias como del exilio venezolano, pero también dentro de Trinidad y Tobago, donde la líder de la oposición Kamla Persad-Bissessar reprendió a la Guardia Costera y calificó lo sucedido de asesinato.
Ante la controversia despertada, el primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, respondió ayer que la muerte del bebé fue «un accidente», al tiempo que defendió el trabajo de los guardacostas.
La Policía y la Guardia Costera de Trinidad y Tobago han puesto en marcha dos investigaciones paralelas para aclarar las circunstancias de la muerte.
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