Como “un retroceso histórico en materia de leyes en el país, creando la mayor contradicción económica posible en el régimen”, califica el analista económico y político, Tomás Socias, la reforma a la Ley de Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras.
Este instrumento que ya ha sido aprobado por la Asamblea Nacional, pese al rechazo de la mayoría de los sectores productivos del país, establece un pago de hasta 20% a las autoridades administrativas por cada transacción en moneda estadounidense, divisas o en criptoactivos impulsada desde la Asamblea Nacional (AN),
“Este impuesto aprobado en medio de un conflicto entre ideológicos y pragmáticos, constituye un retroceso histórico de las medidas y en la confianza en el país que empuja al desánimo”, destaca el documento.
Recuerda que la Asamblea Nacional aprobó el jueves 3 de febrero en segunda discusión, la modificación de la norma que consideran afectará a todas las personas, tanto jurídicas como naturales.
De acuerdo con los datos conocidos por Socías, se identifican cinco aspectos claramente negativos que caracterizan la medida:
– “La ley es contradictoria, crea desconfianza, frena el desarrollo, afecta el inicio del crecimiento que se inició el año pasado y aleja a los inversionistas”.
Explicó que la medida es contradictoria, por venir el día siguiente de una medida positiva y esperada, como la reducción del encaje legal.
Añadió que “crea desconfianza, porque no tuvo consultas públicas, ni opinión de los sectores afectados, que ven en este impuesto una carga más, sorpresivamente, en el inicio de una recuperación”.
Advierte asimismo, que esta decisión “frena el desarrollo porque es un impuesto más sobre las personas naturales o las empresas, resta crecimiento y es un gasto más en un mercado que no cuenta todavía con una verdadera reactivación”.
“Frena, además, el crecimiento iniciado porque el impuesto entorpece la libre compra y venta de divisas en el mercado, rápida y eficaz como hasta ahora, y retrasa un proceso de dolarización que ha simplificado y agilizado las transacciones en Venezuela y hasta las inversiones”
Advierte Socias, que la medida aprobada también “aleja a los inversionistas porque es un impuesto a la divisa». Con la experiencia de Argentina y otros países, de buenas a primera y en forma sorpresiva, crea desconfianza y temor en las inversiones que temen otras normativas que les afecte por lo pronto o a futuro”
Asegura el analista que este impuesto retrocede históricamente todas las medidas de apertura tomadas hasta ahora, porque es una nueva carga sobre las personas individuales y las empresas, y un retroceso en la agilidad del cambio, la dolarización y las cifras de recuperación que el país viene reportando este año.