La reducción de 12 puntos del encaje legal y la liberación de 10 % de la cartera de depósitos en divisas, con el fin de incrementar la intermediación financiera, representan un monto aproximado de 120 millones de dólares, afirma el economista César Aristimuño, CEO de la consultora financiera Aristimuño Herrera & Asocia, quien advierte que no todo puede ser destinado directamente a aumentar los créditos.
En efecto, según los cálculos del economista y ex ejecutivo bancario, alrededor de 60 millones de dólares provendrían de la habilitación de 10 % de las captaciones en divisas, depositadas en cuentas de libre convertibilidad, para sumar a la cartera de créditos, mientras que entre 58 y 60 millones de dólares adicionales sería el saldo disponible por la rebaja del encaje a 73 %; sin embargo, aclara que este último monto no llegaría totalmente como préstamos a los sectores económicos y a las personas, porque el sistema bancario acumula un déficit superior a 300 millones de dólares por requerimientos pendientes de encaje legal.
Ajustar el encaje es correcto pero insuficiente
“Estas decisiones son correctas y van en el camino adecuado. Lo importante es que se continúen evaluando de manera sostenida para ir haciendo los ajustes económicos necesarios. Ahora, si nos preguntamos si la reducción del encaje es suficiente, la respuesta es, por supuesto, que no, pero es una medida comprensible para este momento. No es posible pensar que, en la actual coyuntura, se rebaje de una vez el encaje legal bancario a 30 %, porque eso generaría un ciclo de liquidez superior, posiblemente, a la capacidad de absorción de la economía, lo que afectaría el comportamiento de dos variables que el régimen está tratando de corregir, que son la inflación y la depreciación del tipo de cambio. Por esas razones, posiblemente, no se produce una reducción mayor”, precisa Aristimuño.
No obstante, expone que la cartera de crédito debe aumentar de manera sana, pero a la velocidad que la economía lo requiera, tanto para apalancar a las actividades productivas y comerciales como para incentivar el consumo, que es un factor crítico para mitigar las consecuencias sociales de la crisis y elevar la capacidad utilizada de las empresas.
Otras decisiones indispensables
Aristimuño considera que este momento de diálogo abierto entre el gobierno y el sector bancario, debe aprovecharse para viabilizar otras decisiones “indispensables” para preservar la salud del sistema y potenciar su crecimiento, como permitir que las entidades limpien, tanto como lo consideren necesario, su cartera de activos inmovilizados para incrementar su liquidez de manera efectiva.
El CEO de Aristimuño Herrera & Asociados reconoce que la Banca requiere un significativo aumento de su capitalización, por lo que se necesita incrementar el patrimonio con dinero real y no solo por vía contable.
“Hay que establecer políticas claras para que la Banca genere niveles adecuados de ganancia, porque de qué sirve capitalizar si algunas entidades son inviables económicamente en un mercado que se ha achicado más del 60 % en los últimos años. Lo importante es buscar fórmulas creativas para que los bancos generen ingresos reales; por ejemplo, permitir que las instituciones salgan de activos que no aportan renta, como oficinas cerradas. Eso sería bueno para los bancos y para la economía en general. Imaginemos lo que significa colocar en el mercado locales, edificios y terrenos que están ociosos y cuya activación pudiera dinamizar mucho más la economía”, recomienda el economista César Aristimuño.
Sobre otro debate que se ha abierto en círculos económicos y financieros, donde se discute si la Banca debería tener menos instituciones, Aristimuño insiste, como lo hizo en su más reciente Informe Privado, en que esa discusión no es útil ni necesaria, porque si efectivamente el país está entrando en un ciclo de crecimiento va a necesitar un sistema bancario más grande, sólido, diversificado, con entidades públicas y privadas que compitan de manera más sana.
“Necesitamos regresar a una Banca privada diversa, que atienda a diferentes segmentos del mercado con eficiencia, así como requerimos de una Banca pública cada vez más sana, sin privilegios ni ventajas en el mercado, pero que cumpla eficientemente las funciones que le asigne la administración de Maduro, aspecto que hemos venido observando con un positivo desempeño”, afirma.
A juicio de Aristimuño cada institución existente debe analizar -y, de hecho, todas lo están haciendo permanentemente- su situación en el mercado y sus reales expectativas de crecimiento para tomar las decisiones que considere convenientes para fortalecerse; por lo que no debe haber, en consecuencia, un política establecida de ajuste del tamaño del mercado, sino que la autoridad regulatoria tiene que generar las condiciones necesarias para que las entidades decidan si se fusionan o toman otro camino para sostenerse y crecer.
La apuesta por las incursiones digitales, es un camino que consideramos cada vez más apropiado, para el crecimiento y fortalecimiento de las instituciones bancarias, señala el especialista.