Afirmar que aquí en la tierra nos vamos a librar del sufrimiento no es verdad. “Varón de dolores experimentado en quebrantos…” Isa.53:10 fue el título que recibió Jesús cientos de años antes de nacer y padecer todo lo que nosotros conocemos. Fácilmente Él, hubiera evitado todo eso, por ser Dios mismo y no tener ninguna necesidad de sufrir por la terca humanidad. Pero su misión era salvar al mundo perdido y sufrido a causa del pecado. Entonces, hay que tener claro, que la extirpación definitiva del sufrimiento no es precisamente ahora. Podemos sobrellevarlo, tolerarlo y canalizarlo con terapias, medicamentos etc pero lo que nos debe alentar más aún es la esperanza bienaventurada de su pronta venida. Jesús nunca prometió que no íbamos a enfermarnos, sufrir y morir. ¡No! Nunca prometió eso. Lo que si prometió fue estar con nosotros hasta el fin del tiempo. Aclaró que tendríamos aflicción pero que confiáramos, que él había vencido el mundo.
Después que la pareja del Edén salió del paraíso, a causa de la desobediencia, comenzó el sufrido peregrinar del hombre a través de la historia, hasta hoy. ¿Cómo sería el sufrimiento durante todos esos años que duraron vivos? Solo pensar la forma cómo vivían antes de caer y cómo vivían ahora. Y qué decir del sufrimiento causado por la alevosa muerte de su hijo Abel en manos de su otro hijo Caín? ¡Terrible! ¿Verdad? Solo la esperanza que Dios les dio, de que nacería un Salvador a poner fin al sufrimiento y a la maldad, los mantuvo equilibrados hasta que les tocó morir. Y esa, es la misma esperanza de ahora.
El caso de Job es emblemático también. ¿Quién puede afirmar que el justo Job pudo. olvidar la pérdida de sus hijos? ¡Nadie! A pesar de las bendiciones que recibió después, por su fidelidad a Dios, seguro llevó hasta la muerte ese sufrimiento, quizás con la esperanza de verlos en la resurrección, en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo que es la misma para nosotros. “Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel. En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí” Job 19: 25-27. ¿Cómo les parece?
Y cuando Dios decidió librar a su pueblo de la esclavitud en Egipto dijo: «He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, he oído el clamor que les arrancan sus opresores, pues conozco sus angustias. Y he descendido a librarlos de mano de los egipcios, y a sacarlos de este país para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, que mana leche y miel; …” Ex. 3:7,8.Y los sacó. Sin embargo, todos sabemos que las angustias y sufrimientos nunca se detuvieron. El mismo Moisés no pudo ver en vida, la materialización de esa promesa, pero vio algo mejor. Cuando murió, Dios lo resucitó y dice la Biblia que se lo llevó al cielo, por eso lo creemos. En medio de las aflicciones, esa debe es nuestra bendita esperanza.
¡Hasta la semana que viene Dios mediante por la WEB!
William Amaro Gutiérrez