La teoría psicoanalítica de la personalidad de Sigmund Freud es uno de los pilares de la psicología moderna. Esta teoría se construyó sobre la premisa de que las necesidades o de los impulsos inconscientes, especialmente los impulsos biológicos, son la clave para la motivación y la personalidad humana. Freud construyo su teoría con bases en los recuerdos que tenían sus pacientes sobre las experiencias vividas en la niñez temprana, en el análisis de los sueños, y en la naturaleza de sus problemas de adaptación mental y física que conocía al atender a sus pacientes. Freud, enfatizaba que la personalidad de un individuo se forma conforme este pasa a través de una serie de etapas distintivas del desarrollo de la infancia y la niñez. Estas son: oral, anal, fálica latente y genital; de acuerdo a la teoría freudiana, la personalidad de un adulto se determina por el grado en que este fue capaz de enfrentar las crisis que experimento conforme tránsito por cada una de estas etapas.
Guiado por sus análisis Freud propuso que la personalidad humana está constituida por tres sistemas íntimamente relacionados: el ello, el superyó y el yo. El ello se conceptualizaba como un almacén de impulsos primitivos, para los cuales el individuo busca satisfacción inmediata sin preocuparse por los medios específicos de esa satisfacción. A diferencia del ello, el superyó se define como la expresión interna del individuo de los códigos de conducta moral y ética de la sociedad. El rol del superyó consiste en asegurarse que el individuo satisfaga sus necesidades de una forma socialmente aceptable. Así, el superyó es una especie de freno que restringe o inhibe las fuerzas impulsivas del ello. El yo, es el control consiste del ser humano. Funciona como un monitor interno que intenta equilibrar los impulsos irreflexivos del ello con las restricciones socioculturales del superyó.
La teoría freudiana tiene una aplicación directa en el estudio de la personalidad del consumidor debido a que se considera que los impulsos humanos son fundamentalmente inconscientes y que en gran medida; los consumidores no se dan cuenta de los verdaderos motivos por los cuales deciden lo que van a comprar, por lo general las situaciones de compra y/o consumo del individuo son un reflejo y una extensión de la propia personalidad.
Msc. Julio Cesar Vargas
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