El camino más próximo para la oposición, al menos por ahora, son las elecciones presidenciales de 2024. En esta carrera, que pareciera tener cierta holgura, los adversarios de Nicolás Maduro ya van con retraso, especialmente cuando la experiencia registra que al gobierno le gustan las decisiones sobrevenidas. El politólogo Ricardo Sucre advierte que el CNE podría adelantar la fecha de las presidenciales y cambiar reglas en el camino.
La oposición venezolana vive de reto en reto. El desafío más reciente se impuso tras el bloqueo fáctico al referendo revocatorio de mandato de Nicolás Maduro, propiciado por las normas impuestas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), el 21 de enero.
«Pretender que tantos venezolanos expresen su intención de activar el referendo revocatorio en solo 1200 puntos, en tan solo 12 horas, hace imposible el cumplimiento de la meta. Hoy en nuestro país no existe un suministro estable de combustible que permita la movilización de personas a cada punto de recolección de las firmas, no existe un proceso previo de auditoría de las huellas, no existe una indicación clara para el procedimiento de las huellas cuando estas arrojen un error en el sistema», argumentó Roberto García, vocero de la Plataforma Unitaria, el 25 de enero.
Por ahora, la Plataforma Unitaria, que deshojaba la margarita cuando el revocatorio fue torpedeado, anunció la realización, desde el 26 de enero hasta el 12 de febrero, de un «esfuerzo de activación nacional para fortalecer la unidad y la ruta hacia elecciones libres».
Según se informó, en todos los municipios y estados se realizarán asambleas de cara a un trabajo de fortalecimiento que «concluya en un contundente mensaje unitario este 12 de febrero».
El camino más próximo para la oposición, al menos por ahora, son las elecciones presidenciales de 2024. Aunque suena sencilla la afirmación, en la práctica el trabajo que espera a los adversarios de Maduro engloba una lista de tareas arduas antes de llegar al peldaño final. En esta carrera, que pareciera tener cierta holgura, la oposición ya va con retraso, especialmente cuando la experiencia registra que al gobierno le gustan las decisiones sobrevenidas.
La politóloga Nancy Requena señala que, en ningún momento, le pareció estratégicamente correcta la tentativa del referendo revocatorio, por cuanto era obvio que lo iban a bloquear. Señala que la activación del mecanismo con la solicitud del Movimiento Venezolano por el Revocatorio (Mover), Todos Unidos por el Referendo Revocatorio y el Comité Ejecutivo Nacional de Confedejunta, junto con el Comité de la Democracia Nacional como Internacional, pudieron crear falsas expectativas en la gente que han sido desestimuladas desde el propio ente comicial.
«Lo que debería hacer la oposición, todos, y no solo el G4, es ponerse de acuerdo para trabajar durante este año y en 2023 tratar de hacer un músculo político para las elecciones presidenciales de 2024. Cerrado el paso al revocatorio, la oposición tiene menos presión para ese objetivo», puntualiza Nancy Requena.
Añade que a la oposición le urge enfocarse en un verdadero trabajo político, cuyo objetivo final es lograr un candidato unitario con cancha para imponerse a Nicolás Maduro, quien hasta la fecha ha dicho que irá por la reelección.
«Se tiene que hacer una comunidad política organizada para trabajar; primero, en quién sería el candidato. Tal como están las cosas, no se vislumbra a nadie. Hay que trabajar con la gente para convencerla de que hay que ir a votar. Porque, ciertamente, lo que se ha logrado, durante estos 22 años es el desafecto al voto», señala la politóloga.
Requena añade que ese desafecto al voto no solo ha sido promovido por el gobierno, dado que también involucra a la oposición. Indica que esto fue palpable durante las elecciones regionales del 21 de noviembre.
«Cuando se llama la abstención se le quita la voluntad de cambio a la gente. Por ejemplo, en el municipio Chacao, de cada 10 electores, siete no fueron a votar. Entonces, se ha ido restando inclinación al voto y, precisamente, eso es lo peor que se puede hacer. Crear expectativas que no se vayan a cumplir, como era la crónica de una muerte anunciada con el revocatorio, es peor, el gobierno no le iba a dar vida», señala.
El 9 de enero, Michael Penfold, experto en políticas públicas y planificación estratégica, señaló, en Twitter, que las elecciones en las que Sergio Garrido fue electo gobernador de Barinas confirmaron que el voto y la movilización, mediante la participación, es la mejor forma de lucha para rescatar la democracia.
«La idea de máxima presión y boicot electoral permanente pierde fuerza», expresó Penfold.
Oposición requiere una operación perfecta
El politólogo Ricardo Sucre Heredia expresa que, a diferencia de 2016 cuando el gobierno de Maduro detuvo el revocatorio mediante una maniobra judicial con sentencias emitidas por tribunales, en esta oportunidad lo hizo mediante una estrategia diferente y sin tanta estridencia. «Y es que ni siquiera dejaron despegar al mecanismo», señala.
Sin embargo, el ruido se intensificó cuando el primer presidente del PSUV, Diosdado Cabello, señaló que solicitarían al CNE la data de los firmantes del revocatorio, en lo que sería la reedición de la Lista Tascón.
Cinco tribunales de los estados Apure, Aragua, Bolívar, Carabobo y Monagas dictaron, en octubre de 2016, medidas cautelares para suspender el curso el revocatorio. El anuncio fue hecho cuando solo faltaban seis días para el inicio de la recolección del 20% de las firmas del padrón electoral.
Esta decisión se hizo en atención a un recurso interpuesto por el PSUV y bajo el argumento de una investigación sobre un presunto fraude en la primera etapa del proceso. En esa primera fase, la oposición presentó ante el CNE el 1% de las firmas del padrón electoral.
Sucre Heredia subraya que la ruta a seguir por la oposición, tras el cierre de la vía refrendaria en 2022, no está exenta de riesgos, especialmente cuando ya Nicolás Maduro presentó su meta para el 2030.
«Tiene que ser una operación perfecta. El chavismo hará todo para ganar, la diferencia ahora es que lo quiere hacer con menos desigualdad, pero eso puede cambiar, y para eso la oposición no tiene mucho tiempo porque las elecciones pudieran ser en diciembre, pero puede ser en mayo o en marzo del 2024».
Destaca Sucre Heredia que no cree que el CNE vaya a adelantar las presidenciales para 2023; pero, advierte, sí puede escoger un mes distinto a diciembre.
De esta manera, sostiene que los escenarios estarán supeditados a las prioridades y el análisis estratégico que haga el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En ese contexto, para la oposición urge un trabajo previo de aceptar posturas, grupos, discusiones. «La oposición está bastante separada, no solo los dirigentes políticos, también el público, la opinión; ahora hay visiones estratégicas distintas y es un trabajo que requiere de tiempo, y la escogencia de figuras. Se puede construir una coalición, pero se puede romper», recalca.
Henrique Capriles, exgobernador del estado Miranda, planteó, luego de las elecciones regionales de noviembre de 2021, que «la oposición sin duda va a tener que dar su discusión a lo interno, sin mezquindades, sin prejuicios. Yo creo que debería venir… es una idea que tengo, ojalá que con todos los electos se pueda hacer un gran consejo federal de todas las fuerzas democráticas».
Al mismo tiempo, el también integrante de Primero Justicia (PJ), dijo que hay varios dirigentes opositores que, producto de las visiones sobre la ruta para el cambio político en el país, cerraron toda comunicación entre sí.
Los llamados a la reunificación, reconducción y definición de nuevas estrategias son una constante. Sin embargo, al menos por lo que trasciende al ámbito público, parecieran solo un rosario de buenas intenciones.
«Hoy se debe abrir una nueva fase en el trabajo por la reconstrucción y la reunificación de la alternativa democrática, de asumir las responsabilidades. Será una tentación repartir culpas; yo estoy para asumir responsabilidades. No es momento de peleas entre partidos ni entre egos de liderazgos políticos sino de reflexión, de unidad y de trabajo», dijo el presidente de la Asamblea Nacional (AN) de 2015, Juan Guaidó, reconocido como presidente del interinato por 55 países, en noviembre pasado.
Luego de las elecciones regionales del 21 de noviembre pasado, en las que cuestionó la participación «sin garantías», Guaidó esgrimió que uno de los aprendizajes tiene que ser la necesidad de abordar los venideros procesos políticos en unidad, «y no por tres o cuatro partidos sino con mecanismos claros de inclusión».
«Lo primero que tienen que pensarse todos, no el petit comité, es sentarse y fijar una estrategia común, discutir. Definitivamente, dejar las mezquindades y pensar más en el país, no en una estrategia de Acción Democrática (AD) o de Voluntad Popular (VP), por ejemplo. Debe haber una estrategia para levantar este músculo que está muy golpeado. Deben definirse estrategias y dejar de lado las diferencias, como ocurrió entre Rafael Caldera, Raúl Leoni y Jóvito Villalba con el Pacto de Puntofijo. Debe sellarse un pacto de coincidencias para lograr el objetivo, que es 2024, y definir cómo elegir al candidato», subraya la politóloga Nancy Requena.
Organización administrativa
El sociólogo político Francisco Coello advierte que la oposición corre el riesgo de distenderse y pensar que falta un trecho para la meta del 2024.
«La oposición debe configurar un gran tejido que abarque todo el país, estar prepara para cualquier circunstancia y no esperar para el 2024. Tiene que darse la pelea, protestar, reclamar. De aquí al 2024, el gobierno puede cambiar las reglas y maniobrar como se hizo para las elecciones presidenciales de 2018», alerta Coello.
Agrega que la pelea es electoral, fundamentalmente, y requiere de la organización con la gente. Desde su perspectiva, la oposición está llamada a tomar nota de la historia y, en ese sentido, se refiere a la preparación de Acción Democrática (AD) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV) durante la dictadura de Pérez Jiménez.
«En términos administrativos y organizativos, la oposición debe generar una verdadera estructura, con responsabilidades en los estados, municipios y parroquias. Trabajar con los militantes de cuadro, con gente formada y preparada, alistarse para la movilización y reclamar condiciones electorales justas», señala Francisco Coello.
El sociólogo político, docente en la UCAB, destaca que «el régimen de Maduro ha demostrado que no tiene pudor alguno a la hora de imponer sus reglas, como tampoco tiene límites para la aplicación de la violencia».
Sobre la posibilidad de que los rectores Enrique Márquez, vicepresidente del CNE, y Roberto Picón, presidente de la Junta Nacional Electoral, puedan impulsar cambios en la normativa electoral para los venideros procesos comiciales, tanto Francisco Coello como Nancy Requena señalan que el alcance de los rectores opositores tiene como techo exponer sus diferencias sobre las decisiones que aprueban los otros tres rectores del ente comicial.
«Lo que han hecho Márquez, y sobre todo Picón, es sacar un poco a la luz los trapicheos que hay allí, dar señales de hacer algunos intentos, pero al final el tres le gana al dos, y punto. Así fue evidente en el caso reciente cuando se dio un acto de abuso, la violación de un derecho que está previsto en la Constitución como es el mecanismo revocatorio», afirma Coello.
Requena puntualiza que los rectores Márquez y Picón lo que hicieron fue no aprobar la normativa, pero los otros rectores sí, y de esta manera, seguirá siendo mientras el oficialismo tenga mayoría.
«Mucha gente dice que Márquez y Picón deberían irse, pero yo creo que tienen que quedarse porque, queramos o no, son voces que pueden denunciar lo que está ocurriendo. Por lo menos, esas cosas se saben, pero si estuviéramos como antes, no sabríamos nada”, esgrime.
En ese sentido, la politóloga puntualiza que los primeros llamados a trabajar, con la comunidad, para defender el voto son los partidos políticos. Debe convencerse a la gente que, a pesar de los pesares, vale la pena votar y que la salida es electoral. La mayoría de las transiciones democráticas, como lo ha señalado el politólogo John Madgaleno tras el registro de más de 100 casos, se han alcanzado a través del voto.
En este punto, Ricardo Sucre Heredia advierte que aunque los rectores opositores lograron avances en la normativa electoral, el problema es de naturaleza política.
«El gobierno quiere ganar en buena lid en 2024. Depende de lo que el gobierno perciba. Si percibe una oposición que amenaza o un candidato que pueda ganar, puede exigir o recurrir al escenario de Nicaragua. Va a depender mucho también de la habilidad de la oposición, igual como ocurrió en Barinas. En el caso de Picón y Márquez, a lo mejor, lo que pueden hacer es perfeccionar las normas del revocatorio porque también el revocatorio, a diferencia de las presidenciales, tiene más lagunas normativas», destaca.
La ausencia de garantías de las elecciones presidenciales de mayo de 2018 condujeron a más de 60 países a desconocer a Maduro como Presidente para un segundo mandato y a apoyar a Juan Guaidó como presidente encargado en 2019.
¿Un respirito para Maduro?
El boicot al revocatorio significa cierto respiro para Maduro, pese a que no parecía estar inquieto por el eventual avance del mecanismo que se incorporó en la Constitución de 1999. De allí que el gobernante no tendría obstáculos para reconducir su gestión y dar muestras de la recuperación económica.
Este 15 de enero, durante la presentación de su informe anual ante la Asamblea Nacional (AN) que controla el PSUV, Maduro dijo que su gobierno pondrá en marcha el Plan 2022- 2030 en el que enarbolará la fórmula de las «tres r»: resistencia, renacimiento y revolución.
«A Maduro le conviene ganar más tiempo para poder tener una gestión y recomponer —lo que dijo en la entrevista con Ignacio Ramonet a principios de enero— las fisuras que dejaron las primarias. Quiere recomponer su alianza interna. Pero, además, adelantar reformas desde la AN, como la que se hizo de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y trabajar en leyes como las de Zonas Económicas Especiales«, indica Ricardo Sucre Heredia.
Para Francisco Coello, el gobierno de Maduro podría —a su juicio son interesantes las señales que han enviado— ampliar la posibilidad de propiciar una situación económica parecida a la que ocurre en Rusia, además de extender los acuerdos con el gobierno de Vladimir Putin, China y Turquía.
«Lo que pasa es que la magnitud de la devastación es de tal nivel que no creo que pueda revertirse lo que vive la mayoría de la población. Especialmente, en las regiones se vive una desolación tremenda», concluye Coello.
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