Los venezolanos, en su inmensa mayoría, más del ochenta por ciento (80%), estamos deseosos de terminar con la dictadura agobiante de Maduro. Claro que es una dictadura, y lo digo por las declaraciones de un personaje que dice que no lo es. Esta dictadura tiene al país en vilo. Cada disparate es mayor que el anterior. Insoportable “vivir” como estamos viviendo actualmente en Venezuela. La enumeración de los males presentes en el país, es harto conocida. Lo importante en este momento es encontrar la solución para salir de esta situación, detener la falta de libertad y de democracia y enrumbar a Venezuela por el camino de las oportunidades y de la grandeza. Cómo librarnos del mal que, a mi manera de ver las cosas, ya no merecemos y asombra al mundo entero? Después de la grata experiencia vivida en el estado Barinas con el triunfo del nuevo gobernador Sergio Garrido por un amplio margen, creo que los sectores democráticos buscaremos la unidad, la cohesión y el desprendimiento de ambiciones personales y grupales inconvenientes.
El referendo revocatorio es un derecho político contemplado y regulado en el Artículo 72 de nuestra Carta Magna. A partir de 1999, a los venezolanos se nos concedió el derecho de revocar a los funcionarios electos, siempre y cuando haya transcurrido la mitad del periodo para el cual fue elegido el funcionario. Por cierto, en la reforma constitucional propuesta en 1992 por la Comisión que presidió el ex-presidente Rafael Caldera, ya se había propuesto el referendo revocatorio más o menos en los mismos términos en que quedó redactado en la actual Constitución Nacional, este derecho no existía en la Constitución Nacional de 1961. Se requiere, además, que el varias veces referido derecho a revocar, sea solicitado por un número no menor del veinte por ciento (20%) de los electores de la correspondiente circunscripción y si es nacional, pues de todo el país. Por si eso fuera poco, en el segundo párrafo del Artículo 62 de la Carta Magna, hay una frase determinante para el ejercicio de este derecho: “Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica.” Digo que es determinante esta frase porque obliga al Estado y a toda la sociedad, a facilitar el ejercicio del derecho a revocar o no, pero nunca a obstaculizar o impedir el ejercicio de ese derecho.
Como señalé arriba, después de la reciente experiencia de Barinas, aumentó la disposición de solicitar la convocatoria de un referendo revocatorio contra Nicolás Maduro, aunque sepamos que no es presidente de la república, pero está en el ejercicio del cargo y de alguna manera hay que quitárselo de encima. El país no soporta tanta ignorancia, maldad, ineficacia y una usurpación evidente, pero las condiciones que el CNE ha impuesto son tan inviables, para utilizar la expresión del rector Picón, que los venezolanos prácticamente no podremos firmar para lograr obtener ese veinte por ciento que exige la Constitución Nacional. Todo esto lo que revela es el miedo, el pánico de Maduro y su grupo a una consulta popular refrendaría como la propuesta. Hay que seguir luchando, para que se detenga laa violación de los derechos políticos y se permita consultar al pueblo venezolano sobre la continuidad de Maduro en un cargo que no le corresponde. Ahora es cuando esto se pone emocionante. Admiro la valentía de quienes proponen el referendo y a Guaidó que se ha portado como lo que es: un estadista serio y responsable.
Joel Rodríguez Ramos