Por Violeta Villar / www.lawebdelasalud.com
La mayor transmisibilidad de la variante de preocupación ómicron ha conducido a una inusual familiaridad del venezolano con esta forma del virus: “Enfermé de ómicron”, es ya una expresión habitual.
Incluso, ante los síntomas persistentes, las personas suelen dictaminar antes que lo diga el médico: “Tengo la ómicron”, afirmación que corroboran con otra expresión, igual de cotidiana: “Es lo que le está dando a todo el mundo”.
El Dr. Julio Castro, si bien reconoce que la variante de preocupación ómicron predomina en el país, la práctica clínica le permite determinar “que todavía hay algo de delta en Venezuela”.
Subraya que se trata del mismo virus “pero ómicron es una enfermedad diferente patogénicamente: muy del tracto respiratorio superior; tiene un pico en los tres o cuatro primeros días y mejora mucho, a diferencia de delta que pasaba 13 o 14 días; era muy severa, muy neumónica, con mucho toque neurológico…”.
El Dr. Julio Castro, invitado por la Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela, ofreció una revisión de la Situación actual y tendencias de la pandemia.
El especialista analizó que después de dos años de pandemia “es momento de pararse y hacer una reflexión sobre dónde estamos y a dónde vamos
En definitiva, hay una meta reflexión sobre el impacto que ha tenido la pandemia en todos nosotros y sí es importante tener la suficiente cordura para entender hacia dónde vamos.
En la medida que entendamos y sepamos con grado de certeza dónde estamos, nos va a permitir entender mejor el fenómeno y ajustar nuestras decisiones”.
El peor momento de la pandemia
Al observar la estadística global, es concluyente: “No veo que las cifras bajen; es una epidemia de la cual ya podemos identificar cuatro grandes ondas pandémicas, en diferentes partes del mundo”.
Estamos, afirmó, en el peor momento de la pandemia, con particular impacto en Europa y Estados Unidos.
Venezuela: Limitaciones del PCR y subida de casos
Al analizar las estadísticas oficiales de Venezuela hasta el 20 de enero de 2022, existe un registro acumulado total de 456,641 casos y 5,383 defunciones, “que entendemos tiene limitaciones por la cantidad de pruebas PCR que se hacen”.
El Dr. Castro analizó que el país podría estar llegando a la capacidad máxima de pruebas PCR que podría realizar por día y esta dificultad diagnóstica generaría un subregistro y dificultad para establecer la dinámica real de transmisibilidad del virus en el país.
El número de reproducción (RT) en Venezuela ha estado por encima de 1, “en pocos momentos por debajo de 1, y ahora, con la tasa de transmisibilidad más alta desde que comenzó la pandemia, se sitúa en 2”.
Datos de la vacunación en Venezuela
-Predominan los centros temporales o móviles (33,33%) una debilidad, observa el especialista, porque se deben favorecer centros estables y conocidos para las personas.
-Hay un número importante de centros de vacunación que también atienden a pacientes covid-19, lo cual va en contra de la normativa porque se expone a enfermedad al paciente sano.
-De acuerdo con estudios y análisis, el porcentaje de mayores de 18 años con esquema completo de vacunación se sitúa entre 54% y 55%; “sigue siendo uno de los peores de la región”.
–Sinopharm (84.4%) es la vacuna de mayor uso en Venezuela, seguida de la Sputnik (14.3%). Sin embargo, alrededor de 900,000 personas han recibido la primera dosis de Sputnik y no han podido aplicarse la segunda.
Fuente: Charla del Dr. Julio Castro en la ANM
En Venezuela, con el monitoreo no oficial en los 40 hospitales más importantes del país, el número de fallecidos aumenta, así como la ocupación de terapia intensiva, de emergencia y el uso de ventiladores para asistir a personas con dificultad respiratoria.
Efecto vacuna e inmunidad
Dijo que los datos internacionales reportan que ómicron es la enfermedad transmisible más importante después de sarampión, con un índice 10% y 11% superior.
Sin embargo, de manera positiva, a partir de la aparición de la vacuna los casos aumentan pero no la mortalidad.
De hecho, analiza que datos recientes de Suiza, señalan que en los no vacunados el riesgo relativo de enfermedad severa o muerte es 20 o 30 veces mayor: “No hay ninguna duda; las vacunas protegen”.
El experto analiza que la tendencia es a la disminución de las ondas pandémicas, asociado, más que a ómicron, a una suma de factores: los anticuerpos de las vacunas y también de la enfermedad natural.
Analiza que en esta perspectiva hay dos tesis asociadas a la evolución o la ecología viral; una que ve en ómicron el camino hacia una enfermedad menos severa, pero más transmisible, y otra que se inclina (es también la visión del Dr. Castro), por entender que los cambios de transmisibilidad y patogenicidad son azarosos y las variantes, resultado de esta mayor capacidad de transmitirse: ocurrió en Sudáfrica y surgió ómicron. Pasó en la India con delta.
Evitar que las personas se infecten
El Dr. Julio Castro analizó que las vacunas previenen enfermedad letal y severa pero no la infección, por lo cual el concepto de la prevención es vital.
Pide volver a un planteamiento central: cómo evitamos que la gente se infecte y, al respecto, “debemos pensar en las medidas conocidas como el uso de tabapocas o la restricción de las multitudes como una manera preventiva para evitar nuevas variantes”.
En el ámbito de la prevención, recuerda que la COVID-19 se transmite por el aire, es decir, pequeñas partículas pueden quedar en el ambiente y transmitir la enfermedad, conocimiento que se debe aplicar para mejorar la ventilación de escuelas, universidades y sitios de trabajo.
Ómicron, un problema logístico
El Dr. Julio Castro observa que la variante ómicron pasa a convertirse en un problema logístico en el mundo, porque la alta transmisibilidad genera mucha gente enferma y personas en cuarentena.
“Aun cuando tenemos una enfermedad menos letal, el uso de los servicios de salud se encuentra en su máximo punto porque la alta transmisibilidad genera muchos enfermos al mismo tiempo”.
Observa que los sistemas de salud no están hechos para manejar epidemias, solo endemias, y por eso empiezan a colapsar incluso en los países desarrollados.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) estima que febrero será el punto más alto de la pandemia.
La asimetría con la cual la COVID-19 afecta al mundo es otro elemento que destaca el Dr. Castro: los países ricos, a pesar de su registro de casos, lo pueden enfrentar mejor vía tecnología y vacunas. No ocurre lo mismo en los países de ingresos medios y pobres.
A modo de conclusión, dijo que ante un escenario de incertidumbre, recomienda tener una importante capacidad de adaptación, entender que la ciencia es un fenómeno cambiante y actuar con humildad, “porque nuestros dogmas se derrumbaron”.
Leer más: www.webdelasalud.com