Armando Prado: Sólo la unidad hará fuerte a la oposición y no habrá obstáculo para salir de este régimen #24Ene

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El 23 de enero se cumplió el sexagésimo cuarto aniversario de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, que dio oportunidad para que en Venezuela se estableciera la democracia con todos sus aciertos y defectos hasta el 6 de diciembre cuando, a través de elecciones, Hugo Chávez ganó las presidenciales y luego implantó su modelo errado, llamado el socialismo del siglo 21, cuyas consecuencias más graves han sido una crisis económica, política y social jamás antes conocida, la destrucción del aparato productivo y de las empresas del Estado, comenzando por Petróleos de Venezuela, S.A. y las industrias básicas de Guayana; el colapso de los servicios públicos, cuya última demostración nos dejó sin electricidad  esta semana a casi todo el país; y una migración de casi 7 millones de venezolanos hacia diferentes regiones del mundo, además del empobrecimiento de más del noventa por ciento de la población y la mayor hiperinflación del mundo, así como la desaparición del signo monetario que lo ha sustituido el hasta hace dos años odiado dólar estadounidense, considerado la válvula de escape de una  pobre economía, en la cual sólo ha florecido la mafia de la gasolina reconocida por el propio Nicolás Maduro; la burbuja de los bodegones y el buhonerismo que ha tomado todas las principales vías de las ciudades y pueblos.

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Será en este ambiente, declaró el profesor Armando Prado, dirigente político regional, que estaremos llegando a una etapa de profunda reflexión y análisis para que la oposición, tomando como ejemplo el reciente impacto que ha causado el electorado barinés, pueda sentar cabeza frente al régimen y afine estrategias para salir democráticamente de Nicolás Maduro y, por supuesto, renovar los poderes públicos secuestrados desde Miraflores.

El 23 de enero de 1958 no fue un día mágico,  en el cual feneció una dictadura que, aunque había hecho grandes obras de infraestructura gracias a los ingresos petroleros, ocasionó ejecuciones extrajudiciales, torturas, persecución a los opositores y desapariciones forzosas, delitos éstos que son crímenes de lesa humanidad desde el Estatuto de Roma, suscrito en la capital italiana el 17 de julio de 1998, en la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas  cuando fue establecida la Corte Penal Internacional.

Precisamente, desde finales del año pasado, el fiscal general de esa Corte, abogado Karim Khan, está investigando delitos de lesa humanidad en Venezuela. Y ese trabajo de realizarse a profundidad tendrá que dar con los responsables de esos crímenes, entre los cuales se encuentran las líneas de mando de los cuerpos de seguridad.

Ese 23 de enero, como ya apuntaba, no fue obra de la casualidad, sino el resultado de una lucha sostenida durante 226 días por el movimiento clandestino de la Junta Patriótica, que comenzó sus actividades en junio de 1957.

Al mismo tiempo, los líderes de los principales partidos de oposición, que se encontraban exiliados en el exterior, hicieron saber al mundo lo que ocurría en el territorio venezolano, donde había campos de concentración para los disidentes. Y existía un tenebroso cuerpo represivo, la Seguridad Nacional, que buscaba y torturaba a los opositores, a muchos de los cuales mató a sangre fría, porque como ocurre en todas las dictaduras, teme a la palabra, a la denuncia, al clamor popular.

Parece una fecha muy lejana ese día, que se constituyó en el día de la democracia, pero que hoy merece recordarlo sobre todo porque, a partir de lo ocurrido el domingo 9 de enero de este año en Barinas, un régimen no puede hacer todo lo que se le antoje si existe un pueblo que a la hora de la verdad toma la decisión que le corresponde.

Este régimen, que mantiene secuestrados los poderes, anuló las elecciones del 21 de noviembre del año pasado porque las había perdido en el estado natal de Hugo Chávez, pensando que si las repetía, la gente se iba a desanimar y que el oficialismo podría una vez apelar al ventajismo, a los cuerpos de seguridad y a los colectivos,  para intimidad a los electores.

Pero, éstos ya no se dejan chantajear, intimidar, ni asustar, continuó diciendo el profesor Prado. La gente, incluyendo quienes no habían votado, decidieron masivamente participar en las elecciones repetidas y le dieron una paliza electoral al régimen, cuyo candidato a la gobernación reconoció el triunfo del abanderado opositor.

Conviene recordar que los sucesos arreciaron en aquel enero de 1958 con un alzamiento militar el primer día de año nuevo y se fueron intensificando con el correr de los días hasta que Pérez Jiménez,  totalmente derrotado, huyó del palacio de Miraflores y en las primeras horas de la madrugada comenzó la celebración por parte de la población.

En ese momento comenzó  a desaparecer la Seguridad Nacional y los presos políticos empezaron a salir de las mazmorras donde estaban  prisioneros y sometidos a torturas. En este momento son centenares los presos políticos que hay en Venezuela, incluyendo militares. Y uno de los prisioneros más emblemáticos es el conocido periodista larense Ronald Carreño, detenido el 26 de octubre de 2020, a quien le imputan cargos que la sociedad regional rechaza porque se trata de un ciudadano apegado a principios democráticos y que  ha estado enfermo, pero no ha habido justicia para liberarlo como lo merece,  porque lo que ha hecho toda su vida es ejercer la comunicación social.

Cuando recordamos lo ocurrido hace 64 años que terminó un régimen oprobioso, a los ciudadanos nos hace pensar que Venezuela puede recuperarse y, por lo tanto, nuestro llamado es a la dirigencia política democrática, para que reflexione y sepa actuar inteligentemente  frente al régimen, expuso el profesor Prado. Una de las vías a escoger  es la unidad de todas las fuerzas para hacer posible el referendo revocatorio presidencial, que es un mecanismo contemplado por la Constitución para resolver la crisis. Y el otro camino son las elecciones presidenciales.

Ambos escenarios requieren, como ya lo he expuesto, de la unidad, porque si ésta se hubiera logrado para el 21 de noviembre del año pasado, la oposición habría tenido la mayoría de las gobernaciones.

Y si el 9 de enero, Barinas dio muestra de valentía, de recobrar el triunfo que se le había arrebatado tras las elecciones del 21 de noviembre del año pasado, ¿por qué no seguir su ejemplo, logrando la unidad  ya y de una vez emprender la ruta de la recuperación de la democracia, recordando el esfuerzo que se hizo para que hubiera el 23 de enero de 1958?  Sólo la unidad de la oposición hará que ésta sea fuerte. Y no habrá obstáculo para salir de este régimen, tal como lo establece la Constitución.

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