Este año podrían aplicarse medidas que den espacio a un mercado más abierto y beneficioso para el sector industrial si el régimen decide escuchar a Conindustria y remover la exoneración a los aranceles de importaciones que compiten con la producción nacional, reactivar el crédito, elimina el 7+7 y revisar un marco legislativo obsoleto
La industria venezolana ha afrontado años difíciles mientras presenciaba cómo la actividad económica y su operatividad se desvanecía rápidamente. La contracción del 80% del producto interno bruto (PIB) en los últimos ocho años dejó al sector industrial en un estado lapidario.
A la ya compleja crisis económica se sumó un factor inesperado y casi cataclísmico para la actividad económica mundial. La pandemia por COVID-19 implicó una paralización industrial y comercial durante meses, que en algunos casos incluso superó el año.
A pesar de que la pandemia impactó en todo el globo, las medidas adoptadas por Nicolás Maduro propiciaron un tablero más complejo para que las empresas privadas movieran sus fichas. Excepto por un puñado de sectores prioritarios, un buen porcentaje de la actividad permaneció paralizada.
Como consecuencia de estos factores, miles de empresas y complejos industriales cerraron sus puertas en la última década. De acuerdo con cifras de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) hasta el primer trimestre de 2021, de los 30.000 establecimientos comerciales que operaban en el país solo sobreviven unos 2.000. Es decir, más del 90% de la industria desapareció.
En este trágico contexto y después de ocho años de contracción pronunciada, una luz empieza a asomarse tímidamente desde el fondo del abismo con esperanzas de una posible, pero leve, recuperación.
Así lo asomó el presidente de Conindustria, Luigi Pisella, a final del 2021, cuando afirmó que 2022 podría ser un año de crecimiento. El representante de los industriales conversó con TalCual para indagar sobre las expectativas de cara a los próximos 12 meses y las necesidades de la industria para salir adelante.
En primer lugar, aparte de la recuperación de la remuneración y la producción, necesitamos que cese el decreto de la exoneración de impuestos a productos terminados importados que bien se pueden producir en el país. Tiene tres años y medio y viene renovándose. Perjudica a la producción nacional y al trabajador.
Hemos venido realizando un trabajo con el régimen a efectos de identificar cuáles son los códigos arancelarios, esos productos terminados que se producen en el país y que produciéndose acá generarían muchísimos empleos.
Necesitamos que regrese el crédito. Es fundamental. No solo para la industria, sino para el consumo. La parte de servicios también es muy importante que se restablezca paulatinamente, tanto la parte eléctrica como el resto de servicios.
Es importante que se revisen varias leyes, como la de Costos y Precios Justos. Si bien no se está aplicando, no termina de generar confianza. Está allí, no se usa, pero en cualquier momento podría usar. También corregir la normativa en materia de prestaciones sociales, que no conducen a ningún beneficio para el trabajador, ni para la industria.
Tenemos un problema de voracidad fiscal increíble. Las alcaldías, al ver reducidos sus ingresos, trataron de equipararlos aumentando las tasas de recaudación. Esto no es lógico. Los impuestos se dan solo con la actividad económica y hay que promoverla, no aumentar desproporcionalmente.
Si esto se logra corregir, no cabe la menor duda de que vamos a seguir sosteniendo el leve crecimiento que hubo en 2021. No va a ser de la noche a la mañana. No regresaremos a esos niveles del 2012, pero si todo se cumple, no habría por qué no seguir creciendo.
—¿Cuáles son los sectores que Conindustria considera claves para este año?
—Los que han tenido mayor recuperación son alimentos y bebidas, químicos y farmacéuticos; además de la parte textil y calzado. El resto de los sectores manifestaron ligero crecimiento, salvo muebles y construcción, la única por debajo de 2020.
El problema lo tenemos en la pequeña industria. Aun cuando todos los sectores en promedio han manifestado haber crecido. En la pequeña industria tenemos un 24% que manifestó no haber producido. A ellos hay que dedicarles la mayor atención porque no tienen un pulmón financiero, no pudieron autofinanciar su operación, ni diversificar sus productos.
A nivel de regiones, hay dos que nos preocupan mucho. En primer lugar, Bolívar, porque su economía gira en torno al acero, al aluminio y al petróleo; y las dos primeras están casi detenidas, la otra muy baja. La otra es Zulia, porque la mitad de su actividad es petrolera y se ha visto afectada, aunque la parte agropecuaria sí se defiende.
Aun cuando no nos compete (a Conindustria), la parte del turismo es importante. Para que la industria esté bien, todos los sectores deben funcionar, pero hay muchos estados que se vieron afectados por el 7+7. No puedes someter actividades a que se detengan durante un tiempo y reanuden, porque interrumpe la actividad. Esto afortunadamente, según hemos escuchado, no va a volver.
—Después de años de confrontación, vemos un acercamiento entre el régimen y el empresario. ¿Cómo es esa relación actualmente?
—La relación es muy buena. Tenemos siete meses desde nuestra juramentación en Conindustria y ha fluido mucho la conversación con Maduro, también en la parte regional. Hemos conversado y queremos seguir conversado con todos los gobernadores y alcaldes electos.
Lo que ha sucedido es que, aunque las conversaciones son sumamente excelentes y que no tenemos diferencias, no hemos logrado pasar al otro nivel, a plasmar todo lo que se ha conversado. Esa etapa está por venir. Queremos que sea más pronto que tarde y que dé resultados.
En la medida en la que lleguemos a los consensos, pero también pasemos a concretar hechos, seguirá mejorando el país.
—¿Cree que la adecuación del marco legislativo que ha preparado el Gobierno con instrumentos como la Ley Antibloqueo o la Ley para Nuevos Emprendimientos beneficie a la industria?
—Todo lo que vaya en beneficio de la generación de empleo para nosotros es fundamental. En el caso de la Ley Antibloqueo, hemos pedido que sea más transparente lo que allí se haga. Estamos de acuerdo con que muchos de los activos improductivos que tiene el Estado pasen a manos privadas. Quita unos gastos que ellos tienen y pones a producir una industria. Esa es la vía.
En cuanto a la articulación con el régimen, la eliminación del 7+7 es otro de los petitorios, lo del decreto de exoneración, estoy convencido de que no será renovado y se tomarán en cuenta las reuniones que hemos hecho. El problema es que queremos que sean más temprano que tarde.
Lo que nosotros estamos planteando son soluciones. Son políticas que se implementaron y no condujeron a ningún beneficio. No son correctivos porque nosotros lo digamos sino que se demostró que no funcionan.
—¿Qué ocurre en el caso de la reactivación de los créditos y por qué es tan importante?
—Es imposible que puedas dar crédito. Cuando no hay créditos la actividad económica se reduce. Dependes de que te paguen de contado. Necesitas financiar ese incremento de producción porque el dinero se te va en compra de inventario, maquinaria, mantenimiento porque te vas expandiendo y necesitas financiar esa operación.
En la medida en que tú financies ese crecimiento que necesitas, porque vas a aumentar tu producción y no cuentas con los recursos, posteriormente tienes que financiar las cuentas por cobrar porque está dando más crédito, pero no sobre 10 unidades sino sobre 20.
Finalmente, el crédito al consumo, sin eso es imposible que te puedas comprar un vehículo, una línea blanca, porque los ingresos son tan poco que nos alcanza para cubrir alimento y medicina, pero una cosa conlleva a la otra. En la medida en que consumas más y generes empleo, genera poder adquisitivo en la economía. Apalancarse es fundamental.
Hemos propuesto que se reactive el crédito en moneda dura; que se permita la intermediación de las cuentas custodia. Todos tienen cuentas custodia, pero ese dinero está allí sin hacer nada. Que se legisle en función de ella para que se le permita a la banca que con esos recursos la banca pague intereses por los depósitos y permita la intermediación para movilizar el dinero en dólares. También que se permitiese a la banca que con recursos propios traigan sus dólares y presten esa cantidad. Es fundamental que el crédito se dé.
—Desde Conindustria han fustigado la permanencia del mecanismo 7+7. En este sentido, ¿cuál es su posición frente a la propagación de la covid-19? ¿No cree que sea arriesgada la flexibilización permanente?
—Hacemos un llamado definitivamente a mantener las medidas de bioseguridad, mantener las vacunaciones y ahora con esta tercera dosis, que la gente la reciba.
Lo que hemos reiterado es que los contagios no están ni en la industria ni en los comercios. Allí las medidas de seguridad se mantienen perfectamente. Los contagios se dan es cuando nosotros mismos bajamos la guardia en reuniones sociales o el transporte público. Es allí donde tenemos que hacer un énfasis en que se fortalezcan las medidas de seguridad, pero bajo ninguna circunstancia interrumpir la actividad económica.
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