Las autoridades rusas dieron este martes la voz de alarma ante el inminente aumento de las infecciones por el coronavirus debido a la variante ómicron, altamente contagiosa, pero se abstuvieron de anunciar nuevas restricciones en un país en el que existen muy pocos límites, a pesar de estar muy afectado.
Rusia ya tiene, por mucho, el mayor número de decesos por la pandemia en Europa, con más de 317.000 muertos. La advertencia del martes se produce pocas semanas después de que las nuevas infecciones y las muertes comenzaran a disminuir en el país luego de otro aumento récord.
Los cálculos más pesimistas indican que Rusia podría enfrentar números de seis cifras de nuevas infecciones diarias, según Anna Popova, directora de la agencia de salud pública del país, Rospotrebnadzor.
Los expertos ya ven indicios de que la crisis por el virus está empeorando, agregó Popova: las tasas de infección en 35 de las más de 80 regiones son más altas que el promedio del país.
Rusia ha reportado este año entre 15.000 y 18.000 infecciones nuevas por día, en comparación con la tasa de diciembre de unos 30.000 casos diarios. El grupo de trabajo estatal del país contra el coronavirus ha registrado más de 10,6 millones de infecciones confirmadas y 317.618 muertes en total.
La agencia estatal de estadísticas de Rusia, que utiliza criterios de conteo más amplios, ha colocado el número de muertes mucho más arriba y ha dicho que la cifra total de decesos relacionados con el COVID-19 entre abril de 2020 y octubre de 2021 superó las 625.000.
Las autoridades de salud han informado apenas 305 casos confirmados de ómicron hasta el momento, pero el ministro de Salud, Mikhail Murashko, dijo que ha habido casos de propagación comunitaria. Popova indicó el martes que la variante estaba registrada en 13 regiones rusas, incluidas las ciudades más grandes del país, Moscú y San Petersburgo.
El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, dijo el martes que la ómicron se está extendiendo rápidamente en la capital rusa.