El concepto que tenemos del Hospital Central Universitario “Doctor Antonio María Pineda” de Barquisimeto, iniciado el año 2022, es que ha sido totalmente abandonado y descuidado por la gobernación de Lara, y convertido, lamentablemente, por muchos de sus trabajadores en un mercado persa.
Así lo dio a conocer a Elimpulso.com, el doctor René Rivas, presidente del Colegio de Médicos del estado Lara, quien exteriorizó la preocupación que embarga al gremio por la inexistencia de algunos servicios, los problemas de infraestructura y la deserción de gran parte del personal.
Responsabilizó de la situación a la administración de Nicolás Maduro en la persona de Adolfo Pereira, primero como gobernador encargado y ahora como titular, porque el sistema sanitario en Lara está descentralizado y, por tanto, el principal funcionario de la entidad federal ha tenido la facultad de designar al secretario de Salud y al director del mencionado centro asistencial.
Denuncias
A través de videos en las redes sociales, como el último en que se ve a un enfermo trasladado en un camión de carga por falta de una ambulancia; y planteamientos hechos por el gremio, así como de trabajadores del Antonio María Pineda y de los propios familiares de los pacientes, se han hecho innumerables denuncias en torno a la situación que presenta esa institución, que no sólo atiende a Lara, sino a otros estados de la región centroccidental como Falcón, Portuguesa, Yaracuy y hasta Cojedes.
Servicios
Los hechos que llaman poderosamente la atención del personal, en particular. y de la población, en general, es que tal ha sido el abandono en que se encuentra el Hospital Central que ya no existen servicios de primer orden como el de laboratorios, para los exámenes que requieren los pacientes que llegan a emergencia, obstetricia, traumatología o quirúrgica.
Desesperante es también la falta de dotación de insumos, medicamentos y material médico quirúrgico. Tal es la gravedad en estos renglones que la escasez llega al 98%.
Para dar un ejemplo claro, si un paciente requiere de diez medicamentos, ocho o nueve de ellos deben ser adquiridos por sus familiares.
Este cuadro de dificultades para los enfermos es lo que ha hecho que en el otrora mejor hospital de la región, se haya creado una especie de mercado persa.
Esta no es una denuncia circunstancial, sino que existe información proveniente de personal de la institución, según la cual trabajadores de diferentes servicios realizan la venta de productos suministrados por organismos públicos. Grave, muy grave, es que suceda esto.
Infraestructura
Es calamitosa la situación de la infraestructura, dijo el doctor Rivas. La falta de drenajes de las aguas negras ocasionan un serio problema cada vez que llueve y, por otra parte, no se ha logrado la dotación del cien por ciento del agua blanca en los pisos cuarto y quinto del hospital. Evidentemente, el gobierno regional ha descuidado sus obligaciones en ese aspecto. Y los colegas de la secretaría de Salud y de la dirección de la institución no puede ser posible que no se hayan dado cuenta de tales problemas, porque tienen dos años en los cargos que ocupan.
Deterioro
En el curso de sus declaraciones, el dirigente gremial manifestó que el Antonio María Pineda por ser el centro principal de referencia y de más alta afluencia de pacientes, merece la mayor atención de parte del Estado. Sin embargo, el abandono es tal que han colapsado los servicios que ofrece.
Uno de los ejemplos más sobresalientes es el de las camas-día, donde tienen que ser ubicados los pacientes. Su deterioro ha sido progresivo porque no ha habido mantenimiento y los colchones están quedando expuestos en los resortes.
En lugar de mantenerse o incrementarse el número, se ha disminuido como se ha podido comprobar en la Unidad de Cuidados Intensivos, ya que de seis que había, sólo hay tres. Sobre el mismo particular, en el servicio de Trauma Shock, de cuatro camas quedan dos operativas.
Y de los 27 quirófanos que tiene el hospital, funcionan entre 10 y 12. Todo esto se traduce en que no haya una respuesta eficiente y eficaz para la realización de las intervenciones quirúrgicas. Es por ello que hay pacientes de traumatología que tienen dos, tres y hasta cuatro meses esperando su intervención quirúrgica y, naturalmente, sufriendo inexorablemente.
Gerencia
Al llegar a este punto, el doctor Rivas afirmó que los aspectos referidos evidencian falta de gerencia y de sensibilidad social.
No se puede seguir con maquillajes en el Hospital Central Universitario, dadas las características de éste y la utilidad que debe tener, máximo en estos tiempos de crisis.
Los pacientes que acuden a diario y todas horas provienen de hogares de recursos económicos y, por lo tanto, no pueden recibir atención privada porque ésta es muy costosa y dolarizada.
Déficit
La misma crisis hospitalaria ha inducido a que se reduzcan las consultas médicas y a la emigración de profesionales que habían venido prestando sus servicios al Hospital Central.
Precisó el presidente del Colegio de Médicos que los servicios de Reumatología y Neurología hoy no cuentan con especialistas. En Cardiología hay tres especialistas laborando por vocación.
Los sueldos que ofrece el Estado venezolano a los profesionales de la medicina son míseros: el de un especialista es de 8 dólares mensuales y el de un residente no llega a los 6 dólares al mes.
Esto ha hecho que muchos de los colegas que tienen especialización se hayan ido a otros países a buscar mejoras salariales y disfrutar de niveles de vida que no tiene Venezuela.
El déficit de médicos en el Antonio María Pineda es del 57% y el de enfermeras, de 68%.
Ya quedan pocos profesionales trabajando en la principal institución de salud de Lara, como se puede comprobar en la Emergencia, donde hay tres o cuatro enfermeras para atender a 102 pacientes.
El déficit de profesionales es tan grande que se ha traducido en la eliminación de calidad de atención a los enfermos y en el desespero para sus familiares, concluyó sus declaraciones el doctor Rivas.
