Mis hijas adoradas:
No sé si les he hablado alguna vez sobre Pandora, el mito de la primera mujer sobre la Tierra. Hesíodo nos relata que cuando Prometeo robó el fuego a los dioses, Zeus se indignó tanto, que modeló una mujer con todas las gracias. Pandora significa “todos los dones” y la envió a la Tierra para que causara las desdichas de los hombres y así vengarse de Prometeo. Pandora trajo del Cielo una caja, y cuando la abrió, salieron de ella todos los males, calamidades, enfermedades y vicios. En el fondo de la caja lo único que quedó fue la esperanza.
En estos momentos en que nuestro país, además de los terribles problemas que ya traía consigo, enfrenta la peor catástrofe de nuestra historia, quiero encontrar, como Pandora, la esperanza en el fondo de la caja. Y con ese querer, les entregó mis deseos para el año nuevo.
Deseo para ustedes amor. El amor es lo más importante en la vida. Con el amor todo se puede, sin el amor nada tiene sentido. Ustedes han sido afortunadas de haber recibido amor a raudales. Lo seguirán teniendo, pero además deben darlo. Valoren la familia que tienen. Lleven como herencia de sus abuelos su rectitud, su bondad y su calidad humana. Deseo que se mantengan unidas y respeten sus diferencias. Cada una de ustedes tiene su propia personalidad, que deben desarrollar al máximo. Deseo para ustedes salud. Con salud no hay ni ataduras ni obstáculos insalvables.
Deseo que aprecien lo que tienen, pues todo proviene del trabajo honesto y el esfuerzo de su papá y yo. Deseo que sean generosas. Ustedes son responsables de compartir lo que tienen con los que no tienen. Deseo que quieran a sus amigos. Los nexos del afecto son más fuertes que los de la sangre, pues los amigos se escogen.
Deseo que valoren la educación que reciben. Que cada día quieran aprender más. Que jamás piensen que ya saben suficiente. Que se den cuenta de que pueden aprender de todos, no sólo de los eruditos. Que apunten siempre hacia la excelencia. Que rechacen la mediocridad. Deseo que quieran y respeten a sus maestros. Que atesoren sus enseñanzas, que valoren sus sacrificios. Porque muchos de ellos han puesto por encima de sus necesidades económicas su vocación de enseñar, de sembrar en ustedes algo útil y perdurable.
Deseo que luchen por la paz con todas sus fuerzas. Los cambios más importantes de la historia, los que han prevalecido, son los que se han realizado en paz y con los instrumentos de la paz. Deseo que sean fuertes ante la adversidad y que sepan defender sus ideales. Que no admitan que les violen sus derechos, ni que frente a ustedes se violen los derechos de los demás.
Deseo que piensen en el mundo como una casa grande, y que hagan lo que esté en sus manos para erradicar las manifestaciones absurdas del nacionalismo, los fanatismos, la xenofobia y otras tantas fobias que lo que han hecho es destruir. Deseo que se sientan orgullosas de ser venezolanas. Esta es una tierra noble, de gente noble.
Deseo que nunca envidien a nadie. La envidia es, sin que me quede duda, el sentimiento más bajo que existe, porque corroe el alma. Deseo que aprendan a perdonar y que alejen de ustedes los sentimientos negativos. La tolerancia y la paciencia son virtudes que hacen más llevadera la vida. El odio daña más a quien odia, que a quien es el objeto del odio.
Deseo que nunca olviden que lo que realmente trasciende son las obras del espíritu, y las obras del espíritu, mis hijas adoradas, son las obras del amor.
Deseo que Dios las acompañe y las bendiga siempre.
Su mamá
Carolina Jaimes Branger
@cjaimesb