El primer ministro Boris Johnson advirtió este lunes que el sistema de salud del país seguirá bajo presión por semanas en medio de un incremento actual de contagios de COVID-19, pero sugirió que las autoridades no consideran endurecer medidas por ahora para reducir la propagación del virus.
La variante ómicron disparó los casos nuevos diarios de coronavirus en Gran Bretaña durante la Navidad y el Año Nuevo, con 137.583 contagios y 73 muertes reportadas en Inglaterra y Gales tan solo el domingo, y las cifras para Escocia e Irlanda del Norte serán anunciadas después del fin de semana festivo.
“Pienso que debemos reconocer que la presión a nuestro Sistema Nacional de Salud y a nuestros hospitales va a ser considerable en el transcurso de las próximas semanas, y quizá más”, señaló Johnson durante su visita a un centro de vacunación en Aylesbury, a 85 kilómetros (53 millas) al noroeste de Londres.
Johnson hizo sus declaraciones luego que el periódico The Sunday Times publicó que un grupo de hospitales en el condado Lincolnshire, en el este del país, declaró un “incidente crítico” debido a una escasez de personal “extrema y sin precedentes”.
El gobierno de Johnson retiró prácticamente todas las restricciones por coronavirus en julio, pero el mes pasado retrocedió al aplicar su “Plan B” para Inglaterra, ordenando el uso obligatorio de mascarillas en espacios públicos cerrados, una prueba de vacunación o el resultado negativo de una prueba para ingresar a clubes nocturnos, y pidió a la población trabajar desde casa de ser posible.
El lunes, Johnson instó a la gente a seguir esas reglas y acudir a un centro de vacunación por la inyección de refuerzo, al tiempo que el gobierno trata de resolver la falta de personal en los hospitales.
Sin embargo, pareció descartar cualquier endurecimiento de medidas en los próximos días.
“La mezcla de cosas que estamos haciendo por el momento es, creo yo, la correcta”, dijo.