#OPINIÓN Red de Instituciones Larenses: La navidad, la familia y la amistad #22Dic

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Todo cambia, pero la Navidad es inmutable. Es un momento muy esperado, los niños, los amigos, y toda la familia aprovecha las fiestas para reunirse y celebrar juntos la Navidad.

¿Qué importancia tiene este ritual? ¿Qué transmitimos a nuestros hijos con motivo de estas fiestas?

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Lo primero que debemos resaltar cuando tratamos sobre la Navidad, es su permanencia a través de los siglos y lo recurrente de sus elementos y sus símbolos. La comida, el abeto, o tradicional árbol de Navidad, el pesebre que representa a Belén y los adornos son objetos simbólicos comunes a todas las familias, que sirven para dar sentido a estas fiestas.

El abeto, o árbol de Navidad, es el elemento central, por la posición que ocupa y por las actividades que se realizan a su alrededor. La luz, las velas y otros adornos participan de la atmósfera mágica, al igual que los regalos. El desarrollo de la fiesta también obedece a secuencias parecidas: la cena de Nochebuena, el intercambio de regalos, que llamamos aguinaldos y, a menudo, un tiempo festivo en el que se comparten villancicos, parrandas y gaitas.

La segunda cosa que caracteriza el ritual de la Navidad es su gran flexibilidad: cada familia se la apropia organizándola a su manera y atribuyéndole sus propios valores.

La Navidad perdura y se ha extendido por todo el mundo porque trasciende lo material y se transforma en una actividad espiritual. Desempeña un papel importante en el seno de la familia, para los individuos que la componen: para los niños, ya que marca la entrada en la cultura familiar, permite la construcción de las identidades dentro de la familia, la transmisión de principios y valores a través de las generaciones…

En última instancia, cuando preguntamos a la gente qué es lo que valora más de la Navidad, siempre responde que, “EL HECHO DE ESTAR JUNTOS.”
La Navidad sigue siendo la fiesta anual de la familia por excelencia, porque reúne a varias generaciones cuyos dos polos principales son los nietos y los abuelos. De hecho, cuando estos últimos pueden, son ellos los que reciben a la familia. Es la manera de “ocupar su lugar”.

Luego son los niños los que capitalizan todas las atenciones. Generalmente, los padres hacen un gran esfuerzo cuando compran el regalo para su hijo.
Dice Paulo Acero Rodríguez, sicólogo especialista en trauma y resiliencia e investigador:

“La importancia de que los niños compartan la Navidad en familia no solo radica en el hecho de recibir regalos. Es una época en la que los pequeños esperan recibir demostraciones de cariño y afecto, y compartir momentos inolvidables con sus seres queridos. La celebración navideña es una oportunidad para que los niños afiancen su identidad, estima y valía. Y es una ocasión extraordinaria que tienen los adultos para demostrar no solo con objetos materiales, sino afectivos, de manifestarles lo importante que son para ellos.”

La solidaridad, el afecto y la identidad son características que se fomentan con esta celebración.

Para fomentar este espíritu navideño en sus hijos, lo más importante es el acompañamiento, el ejemplo y el fomento de actividades recreativas y religiosas.

Los pequeños que viven la Navidad en familia afianzan el valor de la solidaridad, la seguridad y la unión. Por ejemplo, un regalo debe servir para generar valores afectivos basados en dar y recibir y en compartir con otros niños. También se aumenta la capacidad de socialización. Un pequeño que tiene la oportunidad de tener afecto socializa mejor y es más seguro.

En esta época se despierta el sentimiento de solidaridad. Es importante aprovechar las festividades para acompañar a pobres, huérfanos, ancianos y enfermos. Estos momentos jamás se olvidan y les permiten a los niños demostrar que puede hacer feliz a alguien.

Por eso, si el niño vive las tradiciones de manera amorosa, bajo el ejemplo de sus padres, podrá transmitirles a sus hijos la importancia de vivir la Navidad en familia.

A pesar de su atmósfera mágica, la Navidad, en oportunidades se convierte en una época de estrés debido a los preparativos que la preceden y a la dificultad de reunirse todos, ese día.

La situación política económica impuesta, que está destruyendo a Venezuela ha diezmado a las familias de manera inmisericorde pues ha tenido como resultado una diáspora inclemente que ya se ha cuantificado en más de seis millones de personas que integraban a familias venezolanas, humildes en su mayoría. Tendremos una dolorosa Navidad, pero estaremos unidos en la fe y en la esperanza de que pronto saldremos de esta insoportable situación.
Fuente: Nathalie Müller Mirza, investigadora y profesora de psicología cultural del aprendizaje del Institut de Psychologie de Neuchâtel (Suiza).
Emulando a “El Libertador” al pregonar que “la amistad es mi pasión”, he de citar las palabras de Richard Bach:

“Tu verdadera familia no es de sangre sino de goce y respeto mutuos.”
Ha sido un año duro, muy duro, son muchos, muchísimos, demasiados, los familiares que se nos han ido, amigos, más que amigos hermanos, algunos por la diáspora, otros, por la pandemia que azota a la humanidad, es por ello que se me hace tan difícil desear una…

¡Feliz Navidad! Desde el fondo del sentir de los “Integrantes de la Red de Instituciones Larenses” reciban un fuerte abrazo y… los mejores deseos por vuestro bienestar físico y espiritual.

Maximiliano Pérez Apóstol

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