Arturo Iribarren Arrivillaga figura entre los primeros pilotos venezolanos. Conocido como «El Sapo», vivió en el Barquisimeto de hace un siglo y era biznieto del prócer de la independencia, general Juan Guillermo Iribarren.
Bajito y de contextura gruesa, «El Sapo» se interesó desde joven por la mecánica y fue testigo de la llegada de los primeros aviones y automóviles a la ciudad, sucesos ocurridos entre 1912 y 1913 respectivamente.
Iribarren se va a los EEUU y en 1918 se gradúa como piloto y mecánico aeronáutico. Regresa a Venezuela con unos planos para construir un avión tipo Bleirot que adquirió en el norte he hizo el primer avión. de manufactura local y nacional, el cual voló para asombro de todos.
Pero la dictadura de Gómez puso fin a las aventuras del «Sapo Volador» y se le prohibió volver a poner en práctica su «máquina voladora» Arturo «El Sapo» Iribarren no desistió en su afán de surcar los cielos y se enlistó en la recién creada Escuela de Aviación Militar, innovador apéndice del Ejército creado bajo el consentimiento del dictador Juan Vicente Gómez, decretada el 17 de abril de 1920, noticia que por supuesto fue publicada por El Impulso, vitrina de los aconteceres nacionales e internacionales.
La Escuela de Aviación inició operaciones en diciembre de aquel año en Maracay y el barquisimetano Arturo Iribarren formó parte de aquella primera promoción, de la cual egresó con el grado de teniente.