En nuestro estado hubo este año producción de tomates, pimentón, pepino, calabacín, ají dulce, perejil y cilantro, porque los agricultores hicieron un gran sacrificio, ya que el gobierno no tiene una política agrícola y por tanto faltó apoyo oficial.
Lo más lamentable es que las autoridades permitieron el ingreso de cebolla extranjera y, en consecuencia, los cebolleros perdieron sus cosechas porque no podían competir con los precios del producto importado, declaró a Elimpulso.com, el licenciado Argenis Manzi, quien se ha convertido en el vocero de los horticultores del municipio Jiménez.
¿Cómo se puede competir con una cebolla traída de Colombia, a quince o veinte centavos de dólar el kilo, cuando para sembrar la que aquí hay que invertir 40 centavos de dólar?, se preguntó nuestro informante. Fue un descalabro lo ocurrido.
Conviene resaltar que los horticultores no tienen ningún tipo de financiamiento, ya que éste desapareció después que fue intervenida Agroisleña y sustituida por Agropatria, que resultó un estruendoso fracaso.
Es por ello que los productores, en su mayoría, han tenido que vender propiedades (casas, vehículos, etcétera) para adquirir los insumos, desde equipos de bombeo hasta fertilizantes, con el propósito de sembrar los rubros y seguir en la actividad.
Debido a la falta de combustible, los horticultores han tenido que adquirir los tres tipos de bombas: tanto las que usan gasolina o gasoil como las eléctricas. Pero éstas, generalmente, son las que se dañan porque continuamente ocurren apagones, que nunca son programados o informados a los agricultores.
Éstos, que tradicionalmente cultivaban a campo abierto, han venido optando por utilizar espacios cerrados o invernaderos, a fin de proteger sus cultivos.
Este año llovió casi todos los meses, refirió. Fue bueno porque las lagunas se mantuvieron llenas y permitieron el riego; pero, afectaron cultivos que no requieren de mucha agua.
De todas maneras, hubo un incremento en la producción, la cual no puede ser precisada, claro está, porque no hay estadísticas por parte de quienes deben efectuarlas oficialmente.
Manzi dijo que los trabajadores del campo están mejor pagados que los de las ciudades, porque ya se hecho una costumbre que la jornada laboral es de cuatro horas (de siete a once de la mañana), ya que si hay que recoger los frutos, se debe pagar otra jornada, la cual oscila entre dos y tres dólares, porque ya no se utilizan los bolívares.