México destaca en el mundo por sus aportes en las artes de la música, pintura, cine y literatura. En el arte musical ha dado verdaderos ídolos en los géneros de la ranchera y el bolero ranchera dela talla de Jorge Negrete, Pedro Infante, Javier Solís, José Alfredo Jiménez y el recién fallecido Vicente Fernández. Sus trovadores han surgido sucesivamente uno detrás de otro a partir de la década de 1930 del siglo XX en un país profundamente nacionalista.
Una música caracterizada por su originalidad una de cuyas expresiones es el popular corrido de raíces rurales que usaban los sectores populares durante la Revolución Mexicana. Entonces se hizo popular el tema Carabina 30-30 con diversas versiones en disco. Una forma de la canción social o de protesta testimonio de un tiempo concreto en la historia de ese país norteño.
Pero sin duda el género que ha dado prestancia y proyección mundial a México es el bolero ranchera. Sus principales oficiantes van desde Jorge Negrete en los años 30 y 40 del siglo XX, seguido luego por Pedro Infante, Javier Solís y José Alfredo Jiménez.
A estos se agrega el conspicuo ídolo Vicente Fernández continuador de esa tradición músico cultural que identifica a México por formarte de su singular idiosincrasia incorporada al actual folclor universal. Una música que se escucha principalmente por la radio donde las rancheras y boleros rancheras suenan a cada momento pese a lo lento de su ritmo. Simplemente a la gente le gusta esa música que se quedó para siempre en su preferencia.
Eficaz comunicación por lo real
Al escuchar el cancionero de Fernández uno se topa gratamente con el arte de un hombre dotado de unas condiciones innatas para este género en que se conjugan: una buena voz, letra y el arreglo musical más la certera producción que aseguren la oportuna proyección de la imagen. Esos factores han sido la garantía de su éxito en este competido terreno en un país profundamente nacionalista donde su gente es primero tres veces y luego los demás.
Fernández llama la atención por la filosofía de sus temas y su bien modulada voz. Es así como establece una eficaz y provechosa comunicación con el público que le sigue, admira y respeta. Porque un artista es un líder en potencia al que no sólo se le escucha y aplaude sino que la gente lo toma como un modelo a seguir. Éste no escapa a ese molde. Por lo persuasivo de su comunicación, Chente es fiel al discurso retórico del griego Aristóteles desde el espacio de las plazas. Es lo que explica la permanente empatía con su público. Expone historias reales y nunca míticas que desde luego lo hace altamente creíble.
Así pues en sus interpretaciones convergen cuatro vertientes, a saber: despecho, absurdo, alegría y mujer. Una constante temática que ha sido la clave de su éxito.
Los variados temas
En la vida quien ama no es ajeno a un despecho. Porque en toda relación sentimental siempre hay una parte que suele salir herida mientras la otra resulta ilesa. Es el fenómeno del despecho que a todos alcanza alguna vez. Con Fernández registra algunas veces niveles de dramatismo al casi llora en un uso de las modulaciones de voz dramática y actor.
El juglar transita los caminos de la filosofía del absurdo en un tema como “La vida no vale nada”. Es cuando el hombre pone un límite a su angustiada existencia como si no hubiera salida alguna a su dolor. Un tema que raya en el pesimismo.
En cambio la alegría aflora en un tema dedicado en México a los cumpleañeros. Nos referimos a Las mañanitas derrochadoras de los mejores sentimientos de alegría y vida. Lo contrario de la referencia anterior.
Mientras que la amada mujer está presente en un tema poco difundido y conocido de Fernández, Se trata de “Yo quiero ser”, una auténtica joya poética que funciona como una hermosa declaración de amor que muchas mujeres quisieran experimentar en su vida. Lamentablemente esta creación está condenada a un segundo plano en la radio venezolana. Pero, sin duda es una verdadera obra de arte por el sentimiento que le imprime con su voz más la bellísima letra. Una poética concebida en rima y tono bajo de voz que seduce al oído sobre todo el de una mujer. Son versos muy breves, aparentemente fáciles de construir que intentó hacer infructuosamente Gabriel García Márquez junto a Armando Manzanero.
Tras librar la última batalla por la vida por el lapso de cuatro meses finalmente, se impuso la inevitable muerte a los 81 años del 12 de diciembre de 2021. Así se cierra su ciclo vital iniciado el 17 de febrero de 1940 en Guadalajara, México.
Un artista del canto que en el escenario se daba por entero a su público hasta expresar en una ocasión, con los pies puestos en la Tierra, premonitoriamente: “Mientras mi garganta aguante yo soy de ustedes, hasta el día que Dios me recoja”
Freddy Torrealba Z.