#OPINIÓN Gaveta azul: Luto en las cocinas #13Dic

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Los crespones del luto aparecen resignados anunciando la despedida rumbo al plano del espíritu, de dos grandes figuras emblemáticas  de nuestra gastronomía, Don Armando Scannone, memoria gustativa de élite y el master chef  Rubén Santiago, re-descubridor del pastel de chucho y creador de la mejor ensalada marinera conocida, “de catalana”. Paz eterna a sus almas y el brillo de la luz perpetua ilumine sus sendas al infinito.

A sus familias, deudos, amigos y nosotros el resto de los venezolanos que felices  gustamos de sus recetas más la recompensa gratuita de ser guiados en los primeros pasos del ingrato arte (master chef Víctor Moreno dixit) de los fogones, por  la magia  de sus textos, nos queda el  glorioso consuelo de la   convivencia con dos gigantes de la caballerosidad, la ciudadanía y la  mesa del sagrado yantar.    

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Estos dos adioses tan sentidos en el mundo de la restauración, nos conducen asociando el recinto de las ideas, la experiencia personal y el aporte del recuento histórico, a detenernos en el significado de la ingesta  alimentaria como ingrediente notable del vigoroso caldo transculturizante, a  su vez el  condimento  de mas sazón en la ensalada socializadora de culturas  en procura  de un emplatado universal.

La gastronomía, forma elitesca de llamar al  primero de los instintos primarios del hombre, ha cobrado  tal importancia que en algunos países  de muy rica variedad de platos, con formas particulares de cocción  e ingredientes muy específicos además de su comprobada antigüedad e invariables procesos de elaboración, han recibido la honorable distinción  de “Patrimonio Universal de la humanidad”. 

Cómo necesidad primaria al fin, esto de los fogones, la cocción y los ingredientes, comienza desde muy lejos, con los  propios homínidos en las cavernas, alrededor de una fogata generada a voluntad, suponiendo ya un control del fuego.  Un par o tres quizás  de pre-hominidos infantes corretean ruidosos y traviesos practicando la primera forma de enseñanza conocida y aplicada desde la más pura y  arcaica vida animal: La escuela del juego. De pronto el accidente de un tropiezo y un chiquillo cae encima de un adulto, tumbando el golpe, el trozo de carne cruda  de la cena cavernaria que cae en la fogata. Imprecaciones rugientes, saltos y el intento de rescatar la cena del fuego, logro obtenido varios minutos después….Milagro, el trozo de músculo sangrante es más comestible y sabe mejor. Se descubre la carne asada. 

Los griegos –cuando no— se convierten en grandes cultores de la carne asada, que no es un invento argentino. Con cualquier pretexto mataban un toro y zuas, a mangiare.  Lea a Homero y cuente las parrilladas  citadas por el ciego poeta. 

Modernamente alcanzan notoriedad la cocina índica y del sud-oriente asiático, ollas y sartenes  vietnamitas  y de Thailandia. Siguiendo  rumbo al oeste gustamos de la cocina persa y las diversas variedades de la ingesta árabe donde destaca la pastelería dulce de ricos resultados palatables a  base de nueces, semillas y el incomparable aporte apícola. 

Pasemos a Roma para  detenernos brevemente en el pecado de la gula. 

Una de las costumbres más celebradas era la afición del   Emperador y su corte por los banquetes rabelesianos donde se ponía a prueba las facultades e inventiva de los cocineros para satisfacer el goloso apetito romano. Pedidos de lenguas de  ruiseñor en salsa, no eran extraños. Comían hasta el hartazgo y luego se levantavan de la mesa a molestare el tracto digestivo con unas plumillas, incentivando la devolución de lo deglutido y después: seguir comiendo.  Parte esencial del banquete romano  como plato central, era ave al horno. La primera selección recayó en el cisne, luego la cigüeña, aves de lenta reproducción en nidadas de pocos ejemplares. Esta costumbre romana del ave horneada a título de plato ancla de una comilona, paso a ser tomada por  Europa toda. En breve tiempo se observaron las lógicas consecuencias de la elevación del consumo. Escasez acentuada con incrementos porcentuales conduciendo varias especies al borde de la extinción…Momento en que ocurre el gran milagro: El revolcón explosivo de mutua transculturación más grande, significativo y determinante en la universalización de la cultura humana. 

El más voluminoso choque cultural jamás habido.  Europa múltiple, católica, ya  protestante; musulmana también gracias a los califatos árabes  del Sur de España, tocada en sus expresiones artísticas por ese otro ventarrón del renacimiento y el impacto  del libro impreso en el monopolio del saber y el conocimiento, controlado  y manejado durante milenios por el sagrado manto de las religiones y su alto sacerdocio.  Una amalgama de factores incidentes entretejido por el sustrato  greco-romano,  presencia  imperecedera en toda expresión o vivencia existencial del mundo de Occidente.

Semejante aluvión bajo la primacía de las cabezas de playa sembradas por el  genovés “Almirante de  la  Mar  Oceana” representando  cruces y espadas de la corona  española,  es seguida por una cohorte de navegantes  y exploradores  peninsulares  y luego  por  buques  de las potencias navales  competidoras de España: Inglaterra,  Francia y Holanda. 

A qué se enfrenta esta avanzada europea  re-encontrada por  España que vista desde la perspectiva socio política es la mitad del mundo.  La primera impresión  es de asombro ante una naturaleza  casi virgen, surcada por ríos inmensos, torrentosos; cadenas  montañosas interminables tocando el cielo  en algunos lugares, selvas y bosques  cubriendo el gigantesco territorio  en todas  partes,   animales extraños, aves de todos  los  colores  y plumajes, frutas de sabores infinitos,  vegetaciones jamás  vistas y los deslumbrantes metales nobles.   

Me he paseado  a vuelo de pájaro por el volumen y magnitudes de todo lo visto por  ojos europeos,  que ante cada maravilla sentían crecer sus apetitos  y ambiciones, para  detenerme en los fabulosos regalos ofrecidos a  Europa  y por su intermedio  al resto del mundo, cambiando  radicalmente  las cocinas  con la llegada a los fogones del tomate, la papa, el cacao y el pavo  doméstico, salvador del banquete.  Al mismo tiempo se atribuye a la papa salvar de hambrunas a Francia, Irlanda y media Europa  más.

Con la ingesta europea renovada y  potenciada  gracias al aporte americano, llegamos a la Francia revolucionaria del Siglo XVIII  a objeto de conocer al personaje creador de los principios de la gastronomía, llamada por igual  “ciencia del comensal de buen gusto y paladar  exigente”.  Se trata del  versátil  diputado  a  la Asamblea Nacional de Francia y autor del libro  “Filosofía del gusto”, Alfonso du Brillat et Savarín, gran cultor de la buena mesa y el mortal que corona a la cebolla suprema emperatriz de la cocina al pronunciar su famoso dogma: “La alta cocina no es más que imaginación y cebolla”.

Hoy, el luto  que honra en homenaje a dos  figuras de nuestra cocina venezolana, Don Armando Scannone y Rubén  Santiago, incentiva los recuerdos y el cúmulo de anécdotas que estos dos personajes protagonizaron en mesas, mostadores y fogones recorridos en sus hermosa vidas dedicadas a la felicidad del buen Yantar. Paz eterna a sus almas.

Pedro J. Lozada

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