La pandemia, las clases presenciales, la migración y las fuertes lluvias e inundaciones son las las características que definen el contexto, la crisis y las necesidades que afronta Venezuela para el cierre de este año.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) indicó, en un análisis sobre el panorama venezolano, que la pandemia afectó a 6,8 millones de estudiantes en el país.
«Las estimaciones indican que al menos el 20% de los estudiantes tuvo dificultades para completar el año escolar en modalidades remotas«, señaló la OCHA.
Sin embargo, la pandemia de COVID-19 no ha detenido el flujo migratorio que sale del país a estados vecinos como Colombia, Perú y Brasil a pesar de que las fronteras permanecieran cerradas la mayoría de 2021.
Según la OCHA, la pandemia ocasionó que los migrantes venezolanos se vieran en la necesidad de utilizar rutas y cruces irregulares, lo que aumentó los riesgos de protección, y por ende, estar expuestos a la trata de personas y la violencia de género.
COVID-19 y clases presenciales
De acuerdo a la OCHA, la pandemia afectó el bienestar de los venezolanos, aumentando las consultas de salud mental y apoyo psicológico para niños, adolescentes y cuidadores.
Los cierres de las escuelas para evitar la propagación del COVID-19 afectaron a 6,8 millones de estudiantes en el país. Las estimaciones indican que al menos 20% de los estudiantes tuvo dificultades para completar el año escolar en modalidades remotas, con niños en áreas remotas, con discapacidad y de origen indígena.
En Venezuela, los niños y adolescentes regresaron a las clases presenciales el 25 de octubre de 2021.
Según la OCHA, garantizar condiciones seguras en las instalaciones educativas y apoyar a los maestros, los niños y adolescentes vulnerables son elementos claves para la asistencia en el sistema escolar.
Cierre de fronteras, no detuvo a los migrantes
La pandemia también afectó el flujo de migrantes venezolanos.
La Oficina de la ONU explicó que los flujos migratorios mixtos continúan, incluidas las personas que tienen la intención de irse, los repatriados y las personas involucradas en movimientos pendulares transfronterizos.
El cierre de las fronteras con los países vecinos durante la mayor parte de 2021 obligó a las personas a utilizar rutas y cruces irregulares, lo que incrementó los riesgos de protección, incluida la trata de personas y la violencia de género.
Lluvias e inundaciones
Los venezolanos no solo se vieron impactados por el confinamiento, también por fuertes lluvias que ocasionaron inundaciones.
La OCHA indicó que en 2021, la temporada de lluvias afectó a miles de personas por desbordes de ríos, deslizamientos de tierra e inundaciones en varias zonas del país, como en Apure, Bolívar, Cojedes, Mérida, Yaracuy y Zulia, entre otros.
Un 2022 con fallas de servicios públicos
En víspera del 2022, la OCHA aseguró que las dificultades en la prestación de servicios públicos, la inseguridad alimentaria, la desnutrición y la migración es lo que este nuevo año traerá a Venezuela
«Es probable que las necesidades humanitarias continúen debido a la prolongada situación económica y sociopolítica y al impacto del COVID-19», señaló el análisis.
Por otro lado, la OCHA espera que el producto interno bruto (PIB) del país crezca 1% en 2022.
Después de ocho años consecutivos de contracción, esto es lo que podría ayudar a estabilizar la situación humanitaria en 2022, según la Oficina de la ONU.
Sin embargo, las mejoras sostenibles de la economía dependerán de un progreso duradero en el diálogo político y la evolución de la economía internacional.
«Factores como el alcance de las medidas de reforma económica, las tendencias de la inflación, el suministro de combustible y electricidad y la capacidad de reactivar la producción de petróleo son claves para los cambios económicos a largo plazo», reiteró la OCHA.
Prioridades de las ONG en Venezuela para 2022
Según la Oficina de la ONU, en 2022, la comunidad humanitaria en Venezuela se enfocará en:
Brindar asistencia para salvar vidas con salud crítica, incluida la salud sexual y reproductiva, la nutrición y la seguridad alimentaria.
Mejorar los niveles de vida mediante el fortalecimiento de los medios de subsistencia. El mantenimiento de un acceso seguro y efectivo a los bienes y servicios esenciales, y la garantía de refugios seguros y dignos para los migrantes en movimiento.
Prevención, mitigación y protección, incluidas las relacionadas con la violencia, el abuso, la explotación y el abandono de niños, niñas y adolescentes.
El fortalecimiento del acceso humanitario, especialmente para las ONG asociadas, seguirá siendo una prioridad.
Los principales desafíos humanitarios incluyen los intentos de politizar la ayuda humanitaria, los impedimentos administrativos y burocráticos, la escasez de combustible, la suspensión temporal de las intervenciones basadas en efectivo, la falta de acceso a datos oficiales sobre las necesidades y la lenta implementación de la resolución que permite a las ONG internacionales registrarse en el país.
La financiación humanitaria también sigue siendo un desafío para ampliar la respuesta humanitaria.
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