He paseado varias veces por el tema de los límites. En una oportunidad coloqué el asunto en boca de dos antagonistas y mientras uno bordeaba el dogma revelado, el otro respondía desde una posición de muy flexible eclecticismo. Imposible conciliar dos posiciones tan extremas. Posteriormente he dado vueltas y revueltas al problema de los límites, particularmente la pregunta fundamental del asunto:
¿Los límites son, o deben ser absolutos; o están obligados a ser relativos?
Creo haber logrado resolver el ambiguo caso sin género de dudas y con la suficiente fuerza argumental para sostener su concepción. El campo de ensayo donde verifiqué mediante comparaciones la solidez argumental del criterio sostenido en los límites, fue mi libro en torno al tema-problema del continuo espacio-tiempo de seis dimensiones, para el que no tenemos denominación debido a nuestras carencias sensoriales que impiden captar esa totalidad, además de la polémica de varios siglos, desde Newton y Leibnitz, su contemporáneo acerca de la absolutidad o el relativismo de las partes que conforman el continuo. Ambos matemáticos de notable inteligencia y pensadores de nivel filosófico, particularmente el sabio alemán. Newton bautizó absoluto al tiempo, Leibnitz le criticó duramente y declaró relativos tanto al tiempo como al espacio, pero no hizo mella al criterio del Rector del Trinity College, fundador de la mecánica clásica y poseedor de gran prestigio avalando sus conceptos.
Desde entonces no ha cesado la polémica y no obstante los monumentos einstenianos en torno a la Relatividad restringida y Relatividad general, Hawkins se atrevió a desafiar el abrumador peso del Relativismo con todo y su rol de ancla de la nueva física.
Cómo resolvemos este caso. En “La Resolución del Continuo”
En forma muy práctica dentro del marco de la cotidianidad; dimensionamos esa realidad creando una escisión dinámica fraccionando el continuo en espacio (lo inmediato, el momento) y el tiempo, el suceder constante, fluente, indetenible. En mi obra en torno al problema del continuo espacio-tiempo, explico ampliamente la razón de las confusiones. En primer término logro establecer una equivalencia espacio-tiempo similar a la de materia-energía y conociendo, gracias a Einstein, que el tiempo es función de la velocidad de la luz, cualquier otro tiempo será relativo al del entorno. Tendremos tiempo absoluto si el suceso se lleva a cabo a la velocidad de la luz. Toda otra relación cronológica a velocidades inferiores da origen a tiempos relativos.
Veamos otro ejemplo. Se inicia en la antigua Grecia. Recordé haber trabajado conceptos tan complejos como este de los límites. En la rica cultura helénica nació un debate en torno al que se ha discutido en todas las forma. En sus orígenes el problema fue centrado entre Parménides de Elea, la unicidad, y Heráclito, la mutabilidad siempe constante, la diversidad. Aunque estas contraposiciones filosóficas se consideran germen del dualismo, tiene brillantes predecesores. Tales y Anaxímenes de Mileto, fueron monistas. Por otra parte Anaxágoras desarrolla un pre-científicismo racional que culmina con la dialéctica socrática en un plano de filosofía total ejercida por su alumno, el hijo de Sofronisco.
Este dualismo que se inicia con las contraposiciones Parmenides/Heraclito no es discriminatorio, mas bien se trata de una visión mas integral de la realidad mas compleja; de manera que, cada uno de los polemistas puede descubrir su verdad a través del otro. Es como si cada uno intercambia posiciones con el otro y en nuestros días esta confrontación ha perdido terreno en pro de una comprensión más amplia como si se mirase un mismo objeto o lugar desde sitios opuestas, puedes ver un matiz diferente, un angulo no percibido, pero no altera la naturaleza del objeto o lugar, menos su esencia o cualidades.
Es como el supuesto enfrentamiento entre Oriente y Occidente dadas sus visiones culturales diferentes. Occidente explica el mundo mediante la razón, así que aprecia solo dualidades, a las que califico de oposición de los contrarios.
Oriente ve el mundo y lo absorbe a través del espíritu y aprecia la unidad en lo múltiple, sin embargo, ambas culturas utilizan la misma herramienta para explicar sus perspectivas : La Palabra, desde luego de distinto modo. Occidente maneja conceptos concretos que traducen la comprensión del mundo obtenida por la razón, formulas, ecuaciones y teorías al pensar por analogías abstractas. En Oriente en cambio, la palabra maneja conceptos fluídos que intentan traducir la comprensión que absorbe el espíritu en contemplación, manejan símbolos, metáforas y el misterio de la poesía.
No hay motivos para oponer razón y espíritu. El acceso a la razón y la puerta de entrada al espíritu es el mismo recinto: La Mente Humana.
Los ejemplos descritos nos dicen claramente que el relativismo es una visión parcial de lo absoluto que necesariamente debemos utilizar al cambiar las condiciones y calidades de lo observado, lo que vale plenamente para los límites de cualquier naturaleza.
Para una condición “X” se fijan fronteras si es que no están dadas por naturaleza, y se consideran absolutas pues son parte estructural del objeto, concepto o cosa observada, en estudio u operante. Al diferir una de las condiciones o calidades, deben establecerse nuevas fronteras porque varía la operatividad de lo observado. Lo comprobaremos para cerrar con una visión del comportamiento del agua, al alterarse algún parámetro de una manifestación determinada, o un modo operativo que cambia de estado, se sucede un desequilibrio, un trastorno aún cuando el elemento primario siempre es el mismo: Agua (H2 O).
Una gota se convierte en chorrito solo con perder centésimas de su tensión superficial por aumento de la presión de trabajo en una línea de distribución. Pudiésemos seguir explotando esta zona de ejemplos, pero nos repetiríamos hasta el cansancio. Lo básico y fundamental es recordar que no existen situaciones invariables en ningún plano de la cotidianidad vivencial. Lo verdaderamente normal es la dinamicidad del cambio constante, virtualmente una ley universal.
Pedro J. Lozada