Ahora se sabe dónde estuvo el presidente del Consejo Nacional Electoral, Pedro Calzadilla, todo el domingo 21 de noviembre: reunido con Nicolás Maduro y la camarilla de éste.
Al hacer la denuncia Alfredo Ramos, exalcalde de Iribarren y dirigente de la Causa R. dijo tener información de que el máximo funcionario del CNE permaneció con Maduro, Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Vladimir Padrino López y otros allegados al régimen.
Salió en la noche para dar los resultados y por eso nunca atendió los reclamos y las irregularidades cometidas durante todo el proceso de votaciones, porque esta pendiente de que el Partido Socialista Unido de Venezuela saliera favorecido a como diera lugar.
El fraude se concretó ese domingo, pero con mucha antelación había sido planificado, porque aunque haya alguno presuntos representantes de la oposición dentro del directorio, su conformación ha sido hecha para favorecer por todos los medios al Partido Socialista Unido de Venezuela y, desde luego, mantener la dictadura arbitraria y criminal que ha destruido el país.
Debe quedar muy claro que el CNE no es ningún poder, ya que es un apéndice del régimen. Del mismo modo, los componentes de la fuerza armada constituyen el brazo armado del Psuv, que a través del Plan República están al servicio de la dictadura.
Lo que pasó en Barinas demostró que en Venezuela desapareció la independencia de los poderes del Estado y así lo reafirmó la misión de observadores de la Unión Europea antes que el Tribunal Supremo de Justicia dictara su sentencia, a través de la cual quedaron anuladas las votaciones de Barinas, porque éste estado es el ícono del régimen por haber nacido en esa entidad Hugo Chávez.
Que se vayan a repetir las votaciones en enero del año próximo no debe originar ninguna expectativa, porque ya está muy activo, para garantizar el triunfo al régimen como lo ha hecho siempre, Carlos Enrique Quintero Cuevas, ingeniero en sistema y militar asimilado, quien desde el 2010 ejerce el control tecnológico del CNE y ningún representante de oposición, ni mucho menos observadores internacionales, pueden ingresar a la sala de escrutinio en cualquier proceso de votaciones.