Una vez más quedó demostrado que en los deportes nada está decidido hasta que se oficialice que el compromiso terminó. Uno de los fundamentos esenciales para cualquier disciplina deportiva es mantener la concentración hasta el final, para evitar que suceda un hecho inesperado.
En los Juegos Panamericanos Junior se vivió una situación épica que sirve como ejemplo para lo previamente planteado: el atleta cubano de lucha, Liober Josué Betancourt, perdió la medalla de oro contra el brasileño Igor Queiroz por haber celebrado su posible victoria antes de tiempo.
A falta de segundos para que el cronómetro llegara a cero, el cubano iba ganando la final 1-0 contra Queiroz. Luego de un tropiezo del brasileño, el cubano Liober se dio la espalda y comenzó a celebrar la medalla de oro que se colgaría en los Juegos Panamericanos Junior, sin embargo, allí sucedió lo inesperado: Queiroz se levantó y le realizó una llave ganadora en el último segundo del tiempo reglamentario.
La acción épica por parte del atleta brasileño fue celebrada por toda su delegación, mientras que el cubano Liober se quedó en la lona boca abajo lamentando su errada decisión a escasos minutos de su valioso campeonato.