A manera de introito, recapitulemos sobre lo que sabemos de este Coronel felón, de quien hemos venido describiendo los trastornos de su personalidad como son la psicopatía y el narcisismo, que por añadidura es voyerista y licántropo. Quien además por sus infames vicios, fue puesto en situación de retiro, lo que a muchos ha parecido un regalo, pues debió ser destituido y/o expulsado; pero alégrese la sociedad empática; precedentemente, hubo conciencia institucional y le impidieron graduarse de General. Su historial personal y las hojas de calificación de servicio están manchados. En su curso todos los oficiales son rectos, probos, decentes y honorables. Pero a él se le comprobó su personalidad engañosa y abusiva, murmurador, de reprochables procederes, que siempre deshonra la verdad. Porque es muy evidente su relajada conducta y esa mala reputación podría salpicar a todo su curso y eso no es justo, entonces no se le ascendió, no se le promovió de grado o jerarquía porque del resultado de un proceso transparente y objetivo de la evaluación integral continua y permanente los deméritos superan exponencialmente los méritos.
Para mal y en ningún modo para bien porque la corrompe, toma la institución o la empresa que gerencia como si fuera comarca de su exclusiva propiedad y asume que los trabajadores son sus esclavos, nada más le falta mearlos para delimitar territorio. Y no es el sentido de pertenencia llano, sano y normal al que se propugna, no, este tipejo está firmemente convencido de que la institución es suya, de su propiedad pero no la cuida, sino que la saquea y delinque de ella y de su nombre y de su giro, la desprestigia y tiene sus monos voladores que lo ayudan en esa perversión.
Luego de habernos retrotraído, atendamos el lado licántropo de este Coronel psicópata narcisista. Donde el cinismo lo caracteriza y no en balde la etimología de la palabra «cínico» del griego kïon, kynós ‘perro’. Su conducta es la de un perro, pero no la de un perro doméstico y sano, sino la de un perro enfermo. Su cerebro es el depósito de muchas aberraciones.
La licantropía clínica está descrita como una rara condición psiquiátrica en la que el paciente cree que es posible su transformación en un animal. Tal cual el Coronel psicópata narcisista.
No nos parece casual, en este caso, por su retorcido cerebro y dadas las deformadas y perversas conductas de este Coronel psicópata narcisista, que cual depredador social, se empeñe en hacerse ver también como un depredador salvaje y en atacar a sus víctimas pelando o enseñándoles los dientes a la vez que muestra su salivación, tal cual un perro enfermo o un lobo llenos de furia con mal de rabia.
Es una conducta reiterada en este rufián y son muchas las deposiciones donde los perjudicados afirman que en efecto éste psicópata narcisista pretende impresionar y amenazar a sus víctimas con lo que ellos describen como una caracterización de un perro rabioso atacando. Muestra sus dientes, salpica con su saliva y enseña su rabia facial. Además que torna sus manos como si fueran garras.
Han sido tantas las personas maltratadas a lo largo de su indigna y sucia carrera, pero por lo menos 160 personas víctimas con sus declaraciones demostraron la veracidad de sus dichos, en las que a unas las atacó de frente como un perro con mal de rabia en una furia desenfrenada y a otros los acechó e intimidó sorpresivamente por las espaldas; pero en todos los casos infundiéndoles miedo al corazón y a la mente, causándoles un pánico irracional. Hay una clara violación de los derechos humanos.
Pero esta falta de respeto y de perseguir disminuir al otro o a su víctima, al quererlos amedrentar mostrándose como un animal salvaje al ataque , es psiquiátricamente de alto peligro; son perturbaciones cerebrales; son más que las expresiones faciales de ira en la comunicación no verbal; evolutivamente está concebida para preparar el ataque y este coronel psicópata narcisista está acostumbrado a disfrazar de procederes militares las características de su personalidad que ameritan más atención psiquiátrica que psicológica.
No es correcto que la gente empática crea y piense que como es militar está acostumbrado a tratar mal a las personas, cuando su maltrato a las víctimas obedece a otros intríngulis. Lo que sucede es que el sujeto es dañado, nació así lleno de maldad, sus perturbaciones son genéticas. Y cuando se siente descubierto en sus criminalidades, entonces reacciona irracionalmente para ahuyentar a los observadores, a los testigos y a los críticos.
El pánico de ser puesto en evidencia y hecho preso, lo desesperan, se siente atrapado y salta a resguardar su cubil del perro y su burbuja narcisista. Aunque cuando le negaron el ascenso a General por criminal , patéticamente lloró y suplicó que por lo menos no lo expulsaran sino que lo colocaran en situación de retiro. En el salón de evaluación para los ascensos, se le bajaron las ínfulas y entre sollozos y pucheros se comía los mocos, cosa que a él le gusta grabar de otros para avergonzarlos. Pero como diría Fu Manchú Coronel, los dedos son más rápidos que la vista, fue una simulación, una ilusión, para asquearlo, pues la víctima se sabía observada. Enfoque usted bien sus cámaras espías señor voyerista.
Harto sabido es que la aversión o el asco, es una emoción primaria que en los psicópatas está exacerbada. Cuando se trata de los demás ellos se asquean con facilidad, incluso a niveles vomitivos, pero al tratarse de sus propias inmundicias, eso no los asquea.
Fíjense cómo todo se va revelando sobre este Coronel psicópata narcisista, voyerista y licántropo, taimado, frío, calculador y arrogante; e inmoralmente corrupto.
Crisanto Gregorio León