Considera la doctora Blanca Rosa Mármol de León, exmagistrada del Tribunal Supremo de Justicia y analista política, que el proceso de votación regional, cuyos resultados favorecieron al régimen, desde el mismo momento en que fue convocado por el Consejo Nacional Electoral, era absolutamente inútil.
La principal razón es que nosotros tenemos ya casi 22 años viviendo farsas electorales, explicó. Sabemos que todos estos procesos han sido programados y llevados a cabo por el régimen, para presentar una careta democrática y lamentablemente, una y otra vez, en ese engaño se ha caído.
La realidad nos indica que nosotros no necesitamos elegir alcaldes y gobernadores, porque lo que tenemos que hacer es sacar al usurpador que detenta el poder desde Miraflores.
Las únicas elecciones que necesitamos ahora mismo son las que nos permitan sacar a ese usurpador.
Hacer que la gente tenga un entusiasmo ficticio para elegir gobernadores y alcaldes no afectos al régimen, que después no pueden gobernar porque inmediatamente les ponen un protectorado y no les proporcionan los recursos que les corresponde, no es más que una burla. Ya lo vimos con el alcalde Antonio Ledezma, detenido en su despacho por el Sebin al igual que hicieron con el alcalde Alfredo Ramos, en Barquisimeto; con el gobernador Juan Pablo Guanipa a quien no le dejaron encargarse porque no se juramentó ante la Constituyente en 2017. ¿Por qué caer en el mismo engaño conociendo esas y otras violaciones a la Constitución y a las leyes por parte del régimen que no reconoce a las autoridades de la oposición?
Se sabe que el Consejo Nacional Electoral es totalmente ilegítimo, nombrado por unas autoridades también ilegítimas; en primer lugar; y en segundo lugar, para robustecer el engaño, colocaron a una representación presuntamente mayor de la oposición, dominada por tres personas del régimen. Nadie, por lo tanto, podía creer conscientemente en que ese CNE es transparente y justo.
Quienes decidieron participar en esas votaciones lo hicieron, claramente, por intereses personales, por mantener cuotas de poder, pero no para responder a las expectativas y necesidades del pueblo venezolano.
Que nuevamente el mapa político se halla teñido de rojo, eso no tiene nada de extraño, porque ya estaba de ese color, comentá. Y si no estuvieran gobernadores y alcaldes rojos, de todas maneras el régimen se impone en todas las localidades.
Es falso que pueda haber elecciones puras, limpias, democráticas, porque siempre en este régimen ha habido intervención en su preparación y desarrollo, porque el afán de convocatoria es para mantener el poder.
Me desanima la opinión de los observadores europeos, porque hablan de que no hay vigencia de la Constitución, de que no hay Poder Judicial independiente, de que hay irregularidades; pero, después exponen al final que los procesos electorales van a seguir mejorando. Eso no es verdad.
Lo que requiere Venezuela es una reinstitucionalización, plantea la doctora Blanca Rosa Mármol de León. Así lo considera la Conferencia Episcopal Venezolana y todos los sectores verdaderamente democráticos.
Aquí no hay instituciones, afirma. Ese es el problema más grave.
Liderazgo
En torno al planteamiento formulado por la exdiputada María Corina Machado, coordinadora nacional de Vente Venezuela, de que haya una elección popular para escoger a un liderazgo político, la doctora Mármol de León dice que urgentemente lo que se necesita es que la ciudadanía se pronuncie por una nueva Constituyente, precisamente para institucionalizar al país.
Constituyente
Reconoce que para llevar a cabo un proceso constituyente no sólo se necesita la participación de la ciudadanía, sino también el apoyo internacional.
Porque hay que hacerlo fuera del ámbito del Consejo Nacional Electoral.
Con las votaciones del domingo pasado se acabaron todos los procedimientos electorales, porque no queda más nada.
Lo único que queda es la Constituyente y hay que hacerlo sin el CNE.
La situación que estamos viviendo es deplorable y mientras tanto, el tiempo pasa, manifiesta. Las próximas elecciones se deben llevar a cabo en el 2024. De aquí hasta allá, ¿Cuántas personas, desesperadas, angustiadas y empobrecidas, van a salir en lanchas de Falcón para Curazao y otras islas del Caribe? ¿Cuánta más gente se irá a pie hasta Colombia y de ahí a otros países, como a México y luego a los Estados Unidos? ¿Cuántos venezolanos van a quedar en el territorio esperando cambiar de vida? Venezuela necesita un cambio radical, ya.