El cáncer sigue siendo una de las peores enfermedades mundiales que amenaza la vida de los seres humanos. En ese sentido Venezuela tiene una de las mayores tasas de mortalidad por esa causa en América Latina. Seis de cada diez pacientes con cáncer mueren anualmente. La cifra está por encima del promedio del continente que es 3,5 por cada diez pacientes. Las cifras son de la revista científica Lancet Oncology. En Venezuela también diariamente mueren unas 7 mujeres por causa de cáncer de mamas para totalizar más de 200 mensuales.
La ciencia de la medicina lo enfrenta con tratamiento preventivo y curativo según la situación específica del paciente.
Con todo, durante su gestión como gobernador Henri Falcón tuvo una loable iniciativa: la creación del Servicio de Radioterapia para el Cáncer del Departamento de Oncología del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda. Se trata de dos máquinas de tecnología de punta que requieren de mantenimiento especializado que dejó de hacerse tras la salida de la Gobernación de Falcón. Mal o bien el mismo ofrecía una pertinente asistencia a los afectados por ese terrible mal.
A partir de 2016 ese panorama cambió radicalmente para empeorar en detrimento de los pacientes de cáncer. Dicho servicio desapareció gradualmente por el abandono y desidia oficial, concretamente de la Gobernación del estado Lara que dejó de inyectarle los recursos económicos, técnicos, logísticos y humanos para su cabal funcionamiento. Su extinción no fue casual sino causal por el accionar irresponsable de los “gobernantes” de turno. Otra vez hace de las suyas la falta de continuidad administrativa en perjuicio de los estratos excluidos de la sociedad. Es sin duda una evidencia de la carencia de políticas públicas oportunas y permanentes al servicio de la ciudadanía en la región y el país.
Actualmente 23 sesiones de radioterapias tienen un precio al cambio monetario de 1600 dólares. Suma de la que disponen apenas unos pocos en Venezuela. Todo como consecuencia de la falta de dotación a los centros de salud públicos, entre estos el HCUAMP de Barquisimeto. Máxime que en los pacientes oncológicos es fundamental el tiempo. Los tratamientos deben hacerse en su momento preciso para evitar complicaciones. Todo lo contrario ocurre actualmente en nuestro país. Marchamos hacia atrás y no hacia adelante. Hoy en Venezuela los enfermos por cáncer mendigan su cura.
Cabe destacar que este servicio era único en la Región Centroccidental del país, pero contra el mismo se ensañó la falta de continuidad administrativa más la desidia e insensibilidad del gobierno de turno. Quienes allí requieren atención son personas de escasos recursos económicos quedando a la deriva. En el resto del país dicho servicio solo existe en el IVSS de Caracas. Es prácticamente imposible para la gente del interior acceder al mismo. Además se tiene información de que su reparación la hace una empresa local. Es cuestión de buena voluntad, menos politiquería y eficiente gerencia política.
Así las cosas la situación en el Departamento de Oncología del HCUAMP ha empeorado dado que parte de su personal ha emigrado. Los que se mantienen lo hacen por orgullo profesional y amor al prójimo. El aire acondicionado no funciona debiendo laboral en condiciones adversas. Y a diario el ambiente se torna irrespirable por los malos olores que emanan de la morgue. Funcionan gracias a los aportes de diversos insumos que hace el público. El estado de los sanitarios es deplorable, funcionando apenas uno. Otra de las irregularidades registradas allí ocurrió tiempo atrás. Pues las dos máquinas estuvieron a punto de desaparecer cuando un ingeniero pretendió retirarlas. Pero se salvaron por la tenaz resistencia del personal. El elemento nunca presentó la orden correspondiente para su traslado.
Cuando se aborda este problema surge el inevitable tema de los niveles de responsabilidad involucrados en el mismo desde la dirección del HCUAMP y la Gobernación del estado Lara. Ambas instancia tienen la mayor cuota de responsabilidad por su cese.
Solo en regímenes autoritarios de izquierda suceden estos inconcebibles y hasta extraños hechos producto de la ineficaz gerencia pública. Es lo que caracteriza al socialismo del siglo XIX para desgracia del sufrido pueblo venezolano. Así de sencillo.
En consecuencia, por el bien de los numerosos y necesitados pacientes de cáncer, urge su reapertura.
Freddy Torrealba Z.