Para el ingeniero Miguel Nucete, expresidente de la desaparecida Fundación para el Desarrollo de la Región Centroccidental (Fudeco), es muy difícil saber qué pasará con el proyecto del Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, ya que su conclusión es ahora muy costoso.
De hecho, dijo a Elimpulso.com, el proyecto es extremadamente complejo, debido a la necesidad, que hubo, de construir un túnel de trasvase de más de 24 kilómetros de longitud, cruzado por la falla sísmica de Boconó.
Al momento de ser iniciada la obra, el organismo competente en obras hidráulicas era el Ministerio de Obras Públicas (MOP), pero nunca había tenido un proyecto de esa naturaleza. Obligatoriamente, tenía que solicitar el apoyo de técnicos y expertos internacionales y de empresas con experiencia en la materia.
El proyecto en si era sumamente ambicioso, porque se pretendía abastecer de agua a Iribarren, Palavecino y además todo el valle de Quíbor, lo que haría del municipio Jiménez un potencial agrícola nunca antes visto.
La presa del sistema recibiría 435 millones de metros cúbicos de agua, mucho más de la capacidad de la de Dos Cerritos, en El Tocuyo, que es la que hoy le suministra el servicio a Morán, Jiménez e Iribarren.
Dada la complejidad del proyecto, desde el comienzo se presentaron problemas en la ejecución de la obra. Hay que recordar que uno de los topos que perforaba la montaña para hacer el túnel fue sepultado por toneladas de roca y tierra.
Se pensaba, recuerda el ingeniero Nucete, que a medida que se avanzara en la construcción del túnel, ya en el centro de la montaña, se podría encontrar tierra de buena calidad; es decir, que pudiera sostenerse la estructura sin necesidad de utilizar grandes soportes. Pero, la realidad fue una cosa diferente.
Resulta que la construcción del túnel fue muy compleja, porque las rocas impedían avanzar en su ejecución; pero, lo peor, asienta, es lo que ocurrió en el 2008 cuando gente que no sabia nada de ese tipo de obra impuso sus criterios.
Los expertos recomendaban que había que recubrir el túnel con material sólido, resistente y apropiado; pero, eso no se hizo, refirió el ingeniero Nucete. Individuos incompetentes y negociantes que habían sido puestos en el desarrollo de la obra, ocasionaron daños considerables e inestimables.
Se complicó el proceso de terminación de la obra y hoy en día está en una situación muy crítica la obra, dijo. Recuperarla costará bastante y mucho más dinero del que se necesitaba en el 2008, cuando se terminó de excavar.
Quienes estaban al frente de la empresa tomaron una decisión, basada en un informe de una persona que no tenía idea de lo que es un túnel y en vez de tomar en consideración diversos estudios que se habían hecho bajo las directrices del ingeniero Rafael Guevara y asesorados por expertos internacionales, los desecharon.
Fue así como apartaron los estudios técnicos y se colocó una membrana como un recubrimiento, que no tenía fuerza para aguantar el techo del túnel y, por supuesto, se produjeron los derrumbes y se dañó la obra. Todo no fue más que un negocio en el cual estaban involucrados sujetos en los Estados Unidos.
Así como se improvisó con el túnel, se hizo lo mismo con la empresa que fue contratada para terminar la presa sin tener conocimiento de la complejidad de ese tipo de trabajo. Y nuevamente hubo pérdidas económicas de gran magnitud.
El ingeniero Nucete estima que en el contexto del país, que no tiene dinero, no hay perspectiva alguna, porque no es factible obtener préstamos del Banco Mundial, ni de la Corporación Andina de Fomento. Y es alto el costo para terminar el proyecto.