Para el futuro inmediato lo que estamos visualizando, es que viene la independización de la economía de la política, un gobierno que se abre en lo económico y se concentra en lo político, el mercado no será mucho más grande y su crecimiento pírrico, pero si un mercado donde el gobierno luzca cierta textura, algunos empresarios se reactivan y mejoran las condiciones para trabajar.
Así lo expresa el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, quien advierte que lo que no se está esperando para el año 2022 es un cambio político en Venezuela; pueden haber cambios económicos desde el punto de vista del manejo del encaje, puedes tener un gobierno que tenga menos capacidad de control sobre la economía y se ve obligado a abrir, en términos de dolarización, de control de precios, de importaciones.
“Lo que no está previsto en estos momentos, es un cambio de gobierno, más allá de todos los debates que siempre son muy interesantes, la probabilidad se basa en la capacidad o en la credibilidad de las amenazas que pueda tener el gobierno de Maduro, para ser presionado para salir del poder por la fuerza por las negociaciones, y lo que nosotros vemos en todos los análisis políticos es que no existe tal amenaza creíble, por lo tanto puedes tener presiones, cambios internos, pero no esperas un cambio de gobierno. Lo que si esperas es que el gobierno haya perdido su capacidad de control sobre la economía, que haya una reducción importante para bajar la presión inflacionaria y la devaluación, que las sanciones estén obligando al gobierno a depender de los privados para abastecerse y que la oportunidad de actividad económica con apertura cambiaria, con liberación de precios y con un circulante divisas mucho más estable, que evidentemente generan nuevas oportunidades que en efecto también se consoliden, con algunos cambios en la estrategia del gobierno frente al sector privado”.
Este gobierno que apenas hace cinco años, hubiéramos pensado que era imposible que pudiera tener una política más flexible en términos económicos, es un gobierno que se ve obligado a flexibilizar controles de precios, a dolarizar o permitir la dolarización de facto de la economía, exenciones de aranceles para provoca r importaciones, acercamientos con el sector empresarial, una Ley Antibloqueo que no es más que una ley de inversiones privadas, que intenta resolver algunos temas, tratando de invitar al sector privado a entrar en actividades que usualmente están vedadas al sector privado, como energía e infraestructura y una decisión clara y concreta de este gobierno, de concentrarse en lo político, el Gobierno tiene un interés claro de mantenerse en lo político.
“Mientras eso está pasando, lo que nosotros estamos viendo y conversando y conversando, encuestas y entrevistas con el sector privado y con los consumidores, es que más allá de los análisis más sofisticados de los economistas, sobre cuán profunda puede ser la recuperación, aun cuando sea mínima, de la economía venezolana, lo que aquí pasó es que a la economía llegó la estrategia de Penélope, esperando un hito, esperando el cambio de gobierno, esperando que pasara un cambio de modelo, y lo que ocurre es que el sector empresarial y los consumidores, dejaron de intentan sobrevivir para intentar vivir, en el nuevo tamaño de la economía, vivir reconociendo que el país es otro, que el país es pequeñito y allí comienzan a buscar que otro negocio o que nuevos productos funcionan para ese mercado, como se adaptan los servicios a las necesidades de ese nuevo consumidor, más pobre y más chiquito, con una implementación de una gran cantidad de estrategias, de búsqueda de fuentes, alternativas de financiamiento, de incremento de importaciones y donde deben enfrentarse a una gran competencia en ese mercado”.
Admite que los consumidores también se adecuan a esta realidad, concentran su foco en la economía y no en la política, buscan nuevas fuentes de ingresos, trabajo, comercio, alternativas, que sinceran sus salarios y honorarios profesionales en dólares.