Durante años expertos electorales se han referido al sistema electoral venezolano como una gran «caja negra» que no había podido ser auditada. Al menos, no con especialistas acreditados por diferentes universidades del país para así generar confianza en la ciudadanía.
En términos de transporte, se le denomina «caja negra» a aquel dispositivo que se coloca en aeronaves, barcos, trenes o naves espaciales para almacenar datos que, en caso de un accidente, permitan analizar lo ocurrido en momentos previos y establecer las causas.
Luis Lander, director del Observatorio Electoral Venezolano (OEV), confirmó a Radio Fe y Alegría Noticias que ese período de opacidad terminó el 14 de junio de 2021 cuando la nueva junta directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE), encabezada por su presidente, Pedro Calzadilla, inició una auditoría integral de toda la maquinaria que conforma el sistema de votación nacional y que finalizaría el 26 de julio de este año.
Opacidad tras el incendio
Pero antes de este hecho, remarcó lo que a su juicio fue el punto de inflexión: el incendio del 7 de marzo de 2020 en el galpón del CNE, ubicado en el municipio Filas de Mariche en el estado Miranda.
De acuerdo con el periodista especializado en la fuente electoral, Eugenio Martínez, en ese galpón se encontraba todo el parque de máquinas de votación. Además, estaban las maletas en donde se almacenan y trasladan las máquinas. Además, las baterías de 12V que sirven de respaldo para fallas eléctricas el día de la elección y los equipos captahuellas.
Un día después, el 8 de marzo, la expresidenta del CNE, Tibisay Lucena, informó que un total de 49 mil 408 máquinas de votación, 582 computadoras pertenecientes al Registro Civil, 400 boletas electrónicas, 22 mil 434 inversores de corriente, 127 mil membranas (boletas que estaban listas para desincorporar) y 49 mil 323 máquinas del sistema de autenticación integrada (Capta huellas), se quemaron en el siniestro del galpón del CNE.
A pesar de ello, el CNE decidió que al final del 2020 se realizarían las elecciones parlamentarias de manera automatizada, y como ya no estaba la plataforma tecnológica que se venía usando (la que proveyó Smartmatic), el Poder Electoral compró nuevos equipos. Sin embargo, por la premura se saltaron varios pasos de contraloría trayendo como consecuencia que este proceso fuera calificado como «opaco».
«Se creó una opacidad en la compra de esos equipos que en la situación política venezolana del momento generó, como era de esperarse, una profunda desconfianza sobre la nueva plataforma tecnológica», indicó Lander. Agregó que las elecciones parlamentarias de diciembre de 2020 «no fueron las mejores elecciones del mundo» y estuvieron cargadas de «irregularidades».
Auditoría arrojó resultados confiables
Fue entonces cuando el nuevo CNE, designado a principios de 2021, decidió realizar una auditoría a fondo del sistema de votación contratando a un equipo de 10 profesores universitarios «con amplias credenciales». Ellos estuvieron durante seis semanas revisaron con libertad todos los procesos de la máquina de votación.
«En definitiva hicieron algunas sugerencias y algunos cambios menores, pero la conclusión fundamental es que es un sistema de votación automatizado, robusto, confiable que garantiza el secreto del voto. No había manera de que con esa máquina se supiera por quién voto cada elector», aseveró el director del OEV.
La otra conclusión a la que llegaron los 10 expertos, según Lander, fue que las máquinas del sistema electoral venezolano sumaban bien. Esto quiere decir que los resultados emitidos al final de la jornada electoral serán «un reflejo fiel de la voluntad de los electores».
Para Lander, esta decisión se tomó de manera «sabia». Sin embargo, cree que aún no se ha difundido lo suficiente para que los electores entiendan la magnitud de esta auditoría que «arrojó buenos resultados».
Transparencia
Los detalles de esa auditoría los dio el politólogo Jesús Castellanos durante el taller Tiempo Electoral, realizado el 1 de noviembre. Allí dijo que ese proceso de revisión se aplicó a todo el sistema: la máquina de votación, el sistema biométrico (captahuella) y de totalización.
«Si hay algo importantísimo de señalar dentro de esta elección es que se pudo abrir la caja negra del sistema automatizado. Se hizo de forma rigurosa (…) Eso es una cosa importantísima que se da para este proceso, además que era una de las condiciones exigidas para participar en esta elección. Si alguna valoración tenemos que dar con creces positivamente, es la rendición del sistema automatizado, que hasta el 2020 fue una caja negra enorme», dijo.
Según el politólogo, una auditoría integral se realizó en todos los componentes del sistema de votación 35 días antes a las auditorías convencionales. Allí sí participaron los partidos políticos y también invitaron a otras organizaciones, como el Observatorio Electoral Venezolano.
Añadió que otro elemento positivo para estas elecciones regionales es la creación de un código QR para cada acta de escrutinio. Un código QR (Quick Response o código de respuesta rápida) es un código de barras bidimensional cuadrado que puede almacenar datos codificados.
Con la inclusión de esta tecnología los partidos políticos no tendrán que esperar la emisión de un acta en físico.
«Con ese código QR puede obtener la información e incorporarla a su sistema de totalización. Es una garantía más de que lo que haya en cada acta de escrutinio se refleje en el sistema de totalización y no pase lo que ocurrió en el estado Bolívar en 2017», refirió Castellanos.
Caso Bolívar 2017
En Venezuela existe un caso para argumentar por qué existe desconfianza hacia el sistema electoral del país: la elección regional del 15 de diciembre 2017.
Tres días después, el CNE dio a conocer los resultados en los que 18 de las 23 gobernaciones quedaron en manos del chavismo. Luego oficializaron el último resultado que faltaba, el de la gobernación de Bolívar: proclamaron ganador al militar retirado Justo Noguera Pietri con el 49,04% de los votos.
Noguera se impuso por estrecho margen al exdiputado Andrés Velásquez, quien consiguió el 48,83% de los votos.
La junta electoral regional dijo que se contabilizó el 100% de las actas de Bolívar, una zona de explotación minera en la que están asentadas industrias siderúrgicas, lo que dio un total de 276 mil 655 votos para Noguera y 275 mil 184 para Velásquez.
Posteriormente, Andrés Velásquez introdujo un recurso de impugnación para demostrar la existencia de un supuesto fraude en esos comicios regionales y la vulneración del derecho de la participación política de los venezolanos, pero no se le prestó atención.
En 2020 Velásquez concedió una entrevista a la organización Transparencia Venezuela en la que habló sobre este caso. Lo calificó como el más «grosero y descarado» fraude electoral cometido en los últimos tiempos.
«No solamente hicimos una denuncia, sino que tuvimos como demostrarlo. Pero aún con las pruebas irrefutables en la mano, aún haciendo el reclamo ante la instancia necesaria, sencillamente no le prestaron atención», indicó el exdiputado.
De acuerdo con el periodista Eugenio Martínez, una parte de lo que ocurrió en Bolívar se resume en que «11 máquinas no transmitieron. Los datos se cargaron manualmente y, al hacerlo, se cambiaron».
Así, el Partido Socialista Unido de Venezuela le habría adjudicado a Noguera Pietri 2.066 votos, según el conteo de Martínez y del equipo de Velásquez.
Un historial que corregir
Si bien en la historia se pone en duda la transparencia del sistema electoral venezolano, es apenas en 2021 se comenzaron a corregir las deficiencias señaladas por especialistas y organizaciones que dieron origen a la comparación con la «caja negra» que no se auditaba.
Aunque las nuevas autoridades del CNE tomaron sus cargos muy recientemente y se avance poco o mucho en la generación de transparencia, su gestión estará bajo una lupa gigante. Ellos llevan en sus hombros el peso histórico de permitir la participación del pueblo en las decisiones políticas del país.
Más información en www.radiofeyalegrianoticias.com