Rusia rechazó el martes acusaciones de que puso en peligro a los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional al realizar un ensayo armamentista que creó más de 1.500 piezas de chatarra espacial.
Las autoridades estadounidenses acusaron a Rusia el lunes de utilizar un misil para destruir un viejo satélite, hecho que calificaron de peligroso e irresponsable. La chatarra podría causarle graves daños a la estación espacial que recorre su órbita a 28.000 kph.
El riesgo que enfrentan los astronautas es ahora cuatro veces mayor que lo normal, dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson, a The Associated Press.
El ensayo demuestra claramente que Rusia, “a pesar de que asegura oponerse al armamentismo en el espacio exterior, está dispuesta a… poner en peligro la exploración y el uso del espacio por todas las naciones debido a su conducta peligrosa e irresponsable”, dijo el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken en un comunicado.
La agencia espacial rusa Roscosmos se negó a negar o confirmar que el ataque tuvo lugar y se limitó a decir en un comunicado vago online que “la seguridad incondicional de la tripulación ha sido y sigue siendo nuestra principal prioridad”.
El ministerio de Defensa ruso confirmó el martes que realizó un ensayo y destruyó un satélite difunto que estaba en órbita desde 1982. Dijo que “Estados Unidos sabe con certeza que los fragmentos resultantes, en cuanto a tiempo de ensayo y parámetros orbitales, no fueron ni serán un riesgo para las estaciones orbitales, las naves espaciales y las actividades espaciales, y calificó las declaraciones de funcionarios estadounidenses de ”hipócritas».
El canciller ruso Serguei Lavrov también calificó de “hipócrita” decir que Rusia genera riesgos para las actividades pacíficas en el espacio.
Una vez que se aclaró la situación el lunes por la mañana, los cuatro estadounidenses, un alemán y dos rusos a bordo de la Estación Espacial Internacional recibieron órdenes de refugiarse inmediatamente en las cápsulas acopladas. Pasaron dos horas en las dos cápsulas, pero luego debieron cerrar y reabrir las escotillas de los laboratorios individuales en cada órbita, o cada hora y media, al atravesar los escombros.