#OPINIÓN El contexto de la dolarización #14Nov

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Desde el punto de vista de empresarios, trabajadores, consumidores, la dolarización es parte del conjunto de condiciones para resolver la crisis económica. El gobierno de NM mejoró dichas condiciones, a principios de 2019, cuando comenzó la modesta recuperación económica impulsada y financiada por el empresariado. Pero dicho gobierno no ha continuado efectuando otras reformas complementarias, entre ellas, seguir avanzando en la dolarización. Si se dolariza la economía, se resolvería en pocos meses la inflación, regresaría el crédito, bajarían las tasas de interés, y desaparecerían la devaluación y la sobrevaluación de la moneda que tanto daño hace a la producción, empleo y exportaciones nacionales.

Desde el punto de vista de los gobernantes y políticos que aspiran serlo, su posición hacia la dolarización, en casi todos los casos, es negativa porque la renuncia al Bolívar significa entregar la fuente de poder que es la emisión de dinero, con la cual se hace populismo al emitirlo sin respaldo, pues se hace inflacionario, y “nos roba el sueldo”, o al sobrevaluar la moneda, con lo cual “nos roba el empleo” porque favorece las importaciones. Además, la sobrevaluación resulta en mayor demanda de divisas, el agotamiento de las reservas, control de cambio y la corrupción del mecanismo para adjudicar divisas baratas controladas, a los amigos.

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Entre estos dos extremos existe un segmento, a su vez dividido, el de los economistas. Entre los argumentos de sus dos bandos sobre la dolarización se encuentran los siguientes:

La dolarización implica que el BCV deja de hacer política monetaria para orientar la economía; pero, desde la década de 1980 en muy pocas ocasiones se ha dejado de monetizar el déficit fiscal y generar inflación.

Venezuela está sujeta a grandes alzas y bajas en los ingresos por hidrocarburos, por lo que se necesitaría que el BCV pueda aplicar políticas anticíclicas; pero Venezuela no debería ser un país monoexportador y, para que no lo sea, necesita evitar la sobrevaluación del Bolívar y la inflación relacionadas con la emisión de liquidez sin respaldo. El mecanismo compensador de las caídas de ingresos debe ser un Fondo de Inversiones de Venezuela, o se puede recurrir a préstamos internacionales y a las privatizaciones. Además, Venezuela ya no es ni volverá a ser un país petrolero, sino extremadamente pobre o pluriexportador. Tiene que escoger.

El Fisco perdería ingresos por Señoreaje o ganancia por emisión de papel moneda. Cierto.

El BCV no podría auxiliar al sistema financiero en caso de una crisis. Los bancos tendrían que auxiliarse a sí mismos a través de aportes de sus socios, préstamos en divisas o fusiones.

Al momento de dolarizar, se produciría una fuerte inflación de ciertos rubros. Cierto, pero esa inflación es momentánea.

Si se dolariza, se perdería la posibilidad de devaluar la moneda para sostener la competitividad de los productos nacionales frente a las importaciones; pero mantener la competitividad a través de artificios cambiarios ha sido una gran calamidad en la historia de la economía mundial porque hace flojos a los empresarios y empobrece a la población.

El país no cuenta con suficientes reservas internacionales para dolarizar. Falso, si dividimos la liquidez disponible entre dichas reservas resulta que con unos US$ 500 millones se compran todos los bolívares en el mercado paralelo. Además, al dolarizar, los dólares en manos de empresas o personas se sumarían a la liquidez. Lo mismo sucedería con los ingresos por privatizaciones de empresas del Estado a través del mercado nacional de valores y las participaciones accionarias de PDVSA en las empresas mixtas.

Entre los beneficios sin costos que traería la dolarización se encuentran: el atractivo a la inversión extranjera y repatriación de capitales porque desaparecen los riesgos cambiarios: la devaluación y control de cambio. Se establece una relación directa entre el mercado de valores venezolano y el de otros países. Se transparenta la situación económica del país, reflejada por la Balanza Comercial. Se recupera la confianza en el ahorro nacional porque éste se hace igual al ahorro en el extranjero.

Por su parte, la dolarización como un actor con dinámica propia, dado que el gobierno tuvo que permitirla porque no puede imprimir suficientes billetes, supone ya que más del 60% de las compras y ventas de los particulares se hacen en divisas, casi el 100% de ellos desea que sus ingresos sean en divisas y más del 70% de las transacciones empresariales se realizan en divisas. Este posicionamiento, de facto, es prácticamente irreversible; ¿Quién se atreve a quitarle las divisas a la población? ¿Para qué esperar más para permitir los créditos bancarios y transferencias entre cuentas en divisas?

José Antonio Gil Yepes

@joseagilyepes

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