Las posibilidades de la política más allá del arte para la toma o preservación del poder son inmensas. También se expresan en su otra acepción de la ciencia organizadora de los asuntos públicos del Estado hoy emparentado con la cibernética por la búsqueda de la optimización en los resultados. En consecuencia, es lo que hace de los políticos los transformadores prácticos de la sociedad. Los oficiantes de la gerencia política como síntesis y práctica de la politología en la administración pública.
La división de las sociedades en abiertas y totalitarias nos coloca ante dos concepciones de la gestión pública: la democrática y la autoritaria. Con todo, los hechos demuestran hasta la saciedad la pertinencia y beneficios de la correcta gerencia política o pública en la administración de los asuntos del Estado, de los países capitalistas más avanzados. Son las sociedades abiertas sin las trabas del dogmatismo negador del progreso. Sus innegables aportes se reflejan en la economía de mercado a gran escala. el funcionamiento político de la división de poderes, elecciones libres, alternabilidad de los gobernantes cada cierto tiempo, cohabitación, principio de autoridad y leyes. Son sin duda los beneficios de una democracia superior en permanente mutación para el bien del ciudadano. Esas conquistas las permite la gerencia política democrática las cuales redundan en el bienestar del hombre con loables índices de crecimiento material más un régimen de libertades con la felicidad espiritual.
Lo contrario ha ocurrido en países donde ha imperado el socialismo que repite el garrafal error de destruir la producción y el consumo para sumir a los pueblos en la miseria. Eso es negarle la libertad al hombre y su realización plena en lo material y espiritual. Una postura reñida con lo planteado por Marx de aprovechar lo bueno y ventajosos del capitalismo.
La gerencia pública no escapa al influjo del modelo político donde se desarrolla, bien sea democrático o autoritario. Esa relación es decisiva en su definición, evolución y efectos para bien o mal de la sociedad a merced de la dominación política, electoral, ideológica, cultural, económica y la represión o violencia por las armas. Esos factores sin duda la condicionan. En el actual régimen una de sus expresiones es la ausencia de continuidad administrativa característico de elementos sectarios. Es lo ocurrido con la desaparición del Servicio de Radioterapia para el Cáncer del Departamento de Oncología del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda. Igualmente el Proyecto Hidráulico de la Represa Yacambú-Quíbor blanco de la corrupción por falta de controles y seguimiento.
La cosa se suele complicar cuando los niveles de gerencia son escasos o nulos por causas ideológicas. El modelo padece de excesivo dogmatismo, autoritarismo, empirismo propio de quienes desde posiciones neofascistas odian la inteligencia y el conocimiento científico. Son los que no creen en el poder creador de las masas, aunque de palabra lo proclaman. El mejor ejemplo es la Polonia socialista donde fue aplastado un intento de participación y gestión obrera pese a que los jerarcas del Partido Comunista proclamaban a los cuatro vientos la dictadura del proletariado. Simplemente los cuentos de camino para el consumo del populacho.
Así pues, la gerencia del socialismo del siglo XXI es profundamente autoritaria de donde proceden sus deformaciones, entre éstas su carácter antidemocrático dado a imponer. Su fuente de inspiración ideológica, política y filosófica parte de la premisa leninista según la cual el poder no se comparte sino que se impone.
Es lo que hoy sufrimos en Venezuela con el socialismo del siglo XXI. El caso lamentable es que éste carece de una eficaz gerencia política la cual funciona por objetivos, metas y resultados factibles. La que existe es de signo autoritario y no democrático lo cual conlleva al desacierto y fracaso por la falta de previsión en la planificación. Pues cuando se destruye la base material de la sociedad como lo es su economía el resultado es el fracaso como ocurrió en Cuba que erróneamente acabó su principal fuente de ingresos como lo es la caña de azúcar. Todo en nombre del odio a la empresa privada y el libre mercado creadores de riqueza.
Desde el enfoque gerencial, nuestro país reviste unas características específicas en lo económico por la condición de mono productor sin diversificación de los otros sectores. Situación agravada con el advenimiento del socialismo del siglo XXI de carácter destructivo y retrógado. Las distorsiones que históricamente arrastramos desde los tiempos del dictador Juan Vicente Gómez persisten con mayor complicación por esa causa. Es como la persistencia del fantasmal y primitivo pasado en un mundo abierto a la globalización en que se marcha hacia el futuro.
De esa forma, tropezamos con un torcido modelo económico y político junto a su incompetente dirigencia sin conciencia de la gestión pública multilateral dada a la consulta. Gente ducha en la maniobra política pero sin facultades para los asuntos administrativos del Estado, entre estos la economía. Estos deplorables hechos tienen su reflejo en la gestión de la administración pública y política. El país paga muy caro por falta de una gerencia pública eficiente, democrática y científica que opere por planes permanentes y no por la emergencia o contingencia como si estuviéramos en guerra. Un ejemplo es la crisis por las fallas en el servicio de agua manifiesto días atrás sin solución a largo plazo sino la de los paños tibios. La gerencia política es un reto a la imaginación y creatividad contrario a la repetición de los errores del pasado consecuencia de los dogmas ideológicos y políticos que la anulan.
En este tipo de sistema quienes se dicen revolucionarios suelen ser más reaccionarios que los conservadores mismos con sus secuelas negativas en la gerencia pública. Que un dogmático dirija los asuntos del Estado es lo peor que le puede ocurrir a un país. Estos con su practicismo y empirismo gerencial están muy lejos de la ansiada felicidad del hombre. Por el contrario se la niegan con lo cual contradicen la propuesta de Marx que reza: “Del reino de la necesidad al reino de la libertad”.
Freddy Torrealba Z.