El objetivo relevante de las elecciones regionales para la oposición, no es ganar la mayoría de las gobernaciones y alcaldías (un evento poco probable) sino retener y obtener espacios políticos que oxigenen el liderazgo debilitado, articulen su lucha y devuelvan al voto su rol protagónico.
Así lo advierte el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, a realizar un análisis, a través de un extenso hilo, en su cuenta oficial en Twitter, en torno a las expectativas que h hoy existen en torno al proceso de elecciones regionales a celebrarse la próxima semana.
Si esto se concretara, sobre el total de gobernaciones luce bajo, pero en términos de impacto en el liderazgo opositor y en el número de votos totales sería un éxito muy importante, aún posible si prevalece la racionalidad.
Admite que el reto es gigante, pues aunque la mayoría contundente del país desea cambio político, el peor enemigo para ese cambio es la abstención (natural, inducida y aprendida) y las divisiones entre líderes opositores que dispersan el voto y reducen sus chances de triunfo.
Los cálculos de abstención ubican la participación estimada entre 40% y 50% de los electores presentes en Venezuela (menos sobre el padrón electoral total). Considerando que la abstención opositora es mayor que la chavista las fuerzas son más parejas en este cluster electoral.
Pero la fuerza opositora es mayor en parte importante del corredor electoral principal: Miranda, Zulia, Lara, Mérida, Nueva Esparta. Si se resolviera el conflicto, al menos en Miranda, la oposición tendría opciones electorales concretas en estas regiones, más alguna sorpresa.
Si esto se concretara, sobre el total de gobernaciones luce bajo, pero en términos de impacto en el liderazgo opositor y en el número de votos totales sería un éxito muy importante, aún posible si prevalece la racionalidad.
Lo que sí está claro, es que los triunfos opositores tendrán que ser medidos en la suma de éxitos de MUD, Alianza, Fuerza Vecinal y Avanzada Progresista, pues las potencialidades están dividas por regiones, para los diferentes grupos políticos.
Esta heterogeneidad permite proyectar un rebarajeo muy interesante en la dirección futura de la oposición y exigirá cambios en la relación de la nueva oposición y la comunidad internacional. Claro, asumiendo que la gente vote y que se concreten algunas alianzas pendientes.
Si en cambio, prevalece la división y la abstención (y es sin duda un riesgo) el objetivo renovador de la oposición por regionales se pulverizaría y los retos para la oposición y el país en el futuro van a ser gigantes. El triunfo de Maduro sería monumental.
Admite el especialista que no es posible proyectar esta elección como una presidencial. Son 23 elecciones independientes con vida propia y características distintas. También 335 de alcaldías, aunque por la forma de votación, estas estarán bastante influenciadas (turbo inducido) por la de gobernadores.
Sin embargo señala que de las regionales se espera que surja un grupo significativo de gobernadores y alcaldes opositores que se legitimen con el voto y cuyo mayor valor es el de presentarse como la nueva opción de renovación en el liderazgo opositor, que se encuentra hoy bastante debilitado y desconectado
Controlar las expectativas y dimensionarlas adecuadamente en los términos anteriores puede ser la diferencia fundamental para leer los mismos resultados de manera positiva o decepcionante.
Advierte que la alianza concretada a última hora en Miranda, regresa a la oposición opciones de batallar el triunfo de uno de los estados más importante del corredor electoral. Pero además puede re motivar la disposición de voto en todo el país, pues envía un mensaje de racionalidad en su dirigencia.