Las democracias de Nicaragua y Venezuela ocuparon este jueves el primer plano del debate de la 51 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), donde la pandemia y la recuperación económica de la región han quedado como temas secundarios.
La «situación» de ambos países prácticamente monopolizó las deliberaciones de los 34 Estados miembros del órgano regional, que celebra del 10 al 12 de noviembre su Asamblea General con Guatemala como sede virtual del evento, pese al constante reclamo por parte de Nicaragua.
Venezuela se convirtió en motivo de polémica durante esta jornada, después de que México, Bolivia y Argentina objetaran la presencia de la representación del líder opositor venezolano Juan Guaidó y señalaran que el Gobierno de Nicolás Maduro anunció su decisión de abandonar ese organismo en 2017.
A la postura de México y Bolivia sobre la representación de Venezuela se sumaron los representantes de Nicaragua, Argentina, Dominica, Antigua y Barbuda, Belice y Trinidad y Tobago, que intervinieron durante la ronda de verificación de acreditaciones.
Por otra parte, la viceministra de Asuntos Multilaterales de Colombia, María Carmelina Londoño, presentó una declaración apoyada por otros países en la que manifiestan su «preocupación» por la «alteración del orden democrático» en Venezuela y el «deterioro» de sus instituciones «económicas» y «humanitarias».
Londoño pidió la «investigación de crímenes de lesa humanidad» y «liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos» en Venezuela, además de la «celebración de elecciones presidenciales libres, justas y transparentes bajo observación internacional creíble».
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