No tienen explicación, y menos justificación las políticas agro-económicas gubernamentales impuestas, como tampoco las propuestas hechas por algunos presuntos representantes de los productores agropecuarios, que no hacen valer sus Derechos.
Con las increíbles soluciones propuestas por algunos sectores para detener la debacle ocasionada ecológica, social, económica, cultural, turística y hasta política, consecuencias del precio impuesto al productor, presumimos, que tan solo, se pretende dominar completamente a la producción nacional
“Ninguna de las propuestas trata sobre el génesis de la problemática en la cual sobrevive lo que queda de las ochenta y cinco mil familias que para el año 1998 producíamos 1.550.000 de los cuales se consumían en el país 950.000 quintales y se “EXPORTABAN” 650.000 de café…
Esto según datos de FONCAFÉ, ahora, no existen estadísticas creíbles…
“El precio vil impuesto al productor desde principios del año 1999 acabó con la producción cafetalera nacional, reduciéndola a tan sólo, el % 5,8, de lo que producíamos para aquel año, según cifras del sindicato nacional de Café Venezuela…
Con la cosecha que estamos comenzando a recolectar serían 23 cosechas en las cuales nos han obligado a trabajar a pérdidas”
Podemos analizar, por ejemplo: Que el gobierno creó la empresa Café Venezuela y para el momento de su apertura el ministro de la Alimentación declaró a la prensa que este ente rector de la seguridad alimentaria poseía el 87% de la participación accionaría y el porcentaje restante lo tenía Fudet, organismo dependiente de la gobernación del estado Trujillo y de una cooperativa de productores de café, de la zona. Se anunció que la empresa estaba 100% operativa y que anualmente procesaría 5 millones de kilos de café: ¿Cómo se beneficiaron las humildes familias caficultoras con esa torrefactora? ¿En cuánto les pagaron el quintal de café?
En la Junta Nacional de Café del 8-7-2.004, fue ratificado el precio de sostenimiento para el quintal de café, justo equitativo y rentable, “QUE DEBE SER INDEXADO LOS 15-09-C/AÑO”; acta oficializada el 17-6-2.004. Esta acta aprobada en Junta Nacional, el Ejecutivo Nacional la ha incumplido continua y constantemente, después de que el sistema político imperante fue quien creó a la Ley de Mercadeo Agrícola, base de nuestro derecho, al precio descrito y, que yo sepa, está vigente y que, a pesar, que la Sentencia de un Recurso de Amparo, tramitado ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, según expediente número 05-0367, ratificó su carácter oficial.
Lo que ocasiona alertas, ante los “reiterados” incumplimientos durante las últimas 17 cosechas, es que, habiendo sido ratificado y oficializado, desde el 8-7-2.004, el acuerdo ha sido violado por el ente gubernamental que aceptó la autoridad de regir los destinos de los productores agropecuarios, en lo que políticas económicas se refiere. Ese mismo año, el precio de sostenimiento para el quintal de café, acordado, se impuso con él %37,5 menos, agravándose la situación, por haber sido realizada el gobierno, ente rector que tiene la responsabilidad del cumplimiento de la Constitución, las leyes, reglamentos, tratados Internacionales y, de los acuerdos oficializados en Actas de Juntas Nacionales, a sabiendas, que además de estar por debajo de los costos de producción, de esta forma se imponía el hambre, la desnutrición, la pobreza crítica, el éxodo a los cordones de miseria de las ciudades, y hasta los suicidios por parte de los miembros de las humildes familias cafetaleras, al no poder honrar sus deudas.
Los pocos caficultores que quedamos en el país, hemos soportado la ausencia de mano de obra, ocasionada por la diáspora que diezma a la nación, optando por emigrar huyendo de la crisis impuesta por los bajos ingresos, la falta de insumos, ausencia de financiamiento como consecuencia de la hiperestaflación que destruye el poder adquisitivo. Pero ahora todos los males traídos por los Jinetes de la Apocalipsis, se agravan con la falta de los combustibles, necesarios para activar los transportes y trasladar los pocos insumos que se consiguen y sacar los productos, todo por vías de comunicación infernales, que no pasan de ser trochas de arrieros.
Lo más grave es la destrucción ecológica que viene aumentando en zonas donde se encuentran las nacientes de importantísimos ríos y de sus afluentes, porque muchos caficultores han tomado la decisión desesperada de secar el café utilizando leña. Ellos mismos han denunciado que en zonas de alta fragilidad ecológica ya no se consigue leña ni para cocinar.
“Entre tanto, familias enteras siguen siendo exterminadas… Porque sin retorno de inversión, justa remuneración al trabajo y acceso a los medios de producción no existe Plan Café que valga”
Maximiliano Pérez Apóstol