Las autoridades en la isla española de La Palma pidieron a los vecinos que viven cerca del volcán en erupción que se mantuvieran protegidos debido a la intensa caída de ceniza, que obligó a cancelar vuelos y clases.
El volcán de Cumbre Vieja en La Palma, que forma parte del archipiélago de Islas Canarias, al noroeste del territorio continental africano, lleva más de seis semanas expulsando lava, ceniza y gases. La erupción ha ido variando de intensidad desde el 19 de septiembre.
La calidad del aire era «extremadamente desfavorable» debido a la presencia de pequeñas partículas suspendidas en el aire, según un comunicado el martes por la noche por los servicios de emergencias dependientes del gobierno canario.
Todos los vuelos con origen y destino en la isla se cancelaron por las cenizas, según la agencia española que gestiona los aeropuertos.
Cancelados los vuelos, algunos turistas que llegaron para contemplar la erupción debieron esperar en largas filas para partir en transbordador.
La madrileña Patricia Privado, de 30 años, dijo que “merece la pena vivirlo (…) oírlo rugir, ver la lava como cae, hay que experimentarlo”.
León Peña, de 65 años, dijo que voló desde la isla cercana de Fuerteventura para ver lo que llamó “algo único”.
Los científicos han dicho que la erupción podría durar unos tres meses.
En La Palma viven unas 85.000 personas. La mayoría de la isla no se ha visto afectada de forma directa por la erupción.
Más de 7.000 personas han sido evacuadas de sus hogares debido a la amenaza de los ríos de lava.
La lava derretida ha cubierto mñas de 997 hectáreas y aplastado o dañado unos 2.200 edificios.
El rugido constante y los numerosos temblores provocan el nerviosismo de la población. El Instituto Geográfico Nacional registró un terremoto de magnitud 5 el miércoles por la mañana.