La cumbre climática de Naciones Unidas en Glasgow comenzó oficialmente el domingo y dio inicio a dos semanas de intensas negociaciones diplomáticas entre casi 200 países sobre cómo combatir el desafío común del calentamiento global.
Las delegaciones abordaban una serie de cuestiones de procedimiento antes de que líderes de todo el mundo se reunieran el lunes en la mayor ciudad de Escocia para presentar las iniciativas de sus países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y abordar los efectos del cambio climático.
Los negociadores buscarían soluciones a cuestiones pendientes desde el Acuerdo Climático de París de 2015 e impulsarían sus esfuerzos para impedir que las temperaturas globales subieran más de 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit) este siglo en comparación con las era preindustrial.
Los científicos dicen que las posibilidades de alcanzar ese objetivo, acordado hace seis años en la capital de Francia, se desvanecen poco a poco. El mundo ya se ha calentado más de 1,1 grados y las previsiones actuales son de alcance los 2,7 grados Celsius adicionales para 2100.
La cantidad de energía que provocaría ese calentamiento del planeta derretiría buena parte del hielo de la Tierra, subiría el nivel del mar en todo el mundo y aumentaría de forma considerable la probabilidad e intensidad de los fenómenos climáticos extremos, según los expertos.
“En los últimos años ha habido progresos, pero yo diría que en realidad la tarea que tenemos aquí es en muchos aspectos más dura que la de París”, dijo Alok Sharma, el ministro británico que presidía la cumbre de Glasgow.
“Por supuesto, sabemos que la geopolítica es más difícil de lo que era en la época de París”, dijo , añadiendo que era hora de que los gobiernos “dejen atrás los fantasmas del pasado”.
“Lo que necesitamos que salga de Glasgow es poder decir con credibilidad: ‘Hemos mantenido con vida los 1,5 (grados)’”, dijo Sharma.
El ministro señaló que China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero, acaba de elevar un poco sus objetivos climáticos.
“Pero por supuesto, esperábamos más”, dijo Sharma a la BBC.
El enviado climático de Estados Unidos, John Kerry, advirtió la semana pasada sobre los dramáticos efectos que tendría sobre la naturaleza y la gente superar los niveles marcados por el acuerdo de París de 2015, aunque se mostró optimista sobre que el mundo avanzaba en la buena dirección. Estados Unidos es ahora el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, aunque históricamente es el mayor responsable de emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera.
India, el tercer emisor más grande del mundo, aún no ha seguido el ejemplo de China, Estados Unidos y la Unión Europea para marcar un objetivo de alcanzar las emisiones neutras. Los negociadores tienen esperanzas de que el primer ministro de India, Narendra Modi, anuncie su objetivo en Glasgow.
“Necesitamos que todo el G20 dé un paso adelante”, dijo Sharma. “El G20 representa el 80% de las emisiones globales y por eso todos los países importan, pero el G20 importa especialmente”.
Muchas de las cuestiones a abordar en las conversaciones entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre llevan décadas sobre la mesa, como la ayuda de países ricos a las naciones pobres para reducir emisiones y adaptarse a un mundo más cálido. La lentitud de las acciones ha indignado a muchos activistas ambientales, que se espera celebren protestas sonoras y creativas durante la cumbre.
En declaraciones el domingo en Roma, el príncipe Carlos instó a los líderes mundiales a escuchar las “voces desesperadas” de los jóvenes que cargarán con buena parte de las consecuencias del cambio climático.
El heredero del trono británico describió las conversaciones de Glasgow como “literalmente la última oportunidad” de la Tierra.
Carlos dijo a los líderes del Grupo de los 20 reunidos en Roma que tenían una “responsabilidad abrumadora con generaciones aún por nacer”.
“Es imposible no oír las voces desesperadas de los jóvenes que les ven como los guías del planeta, con la viabilidad de su futuro en sus manos”, dijo.
Carlos tenía previsto recibir el lunes a los líderes del COP26 en Glasgow. Su madre, la reina Isabel II, de 95 años, había planeado asistir pero sus médicos le recomendaron que descansara.
Se esperaba que el primer día de la cita se centrara en cuestiones de procedimiento. Una gran preocupación era que no todos los delegados pudieran reunirse en persona debido a las limitaciones de aforo del recinto y de las salas individuales para prevenir contagios de COVID-19.