Científicos brasileños y estadounidenses sedaron el jueves a una jaguar que nació en la selva y ahora vive en una zona protegida del estado de Sao Paulo. Albergan esperanzas de que la felina de 49,89 kilogramos (110 libras), llamada Bianca, pueda hacer historia por segunda vez en dos años.
En 2019, Bianca dio a luz al primer cachorro jaguar nacido mediante inseminación artificial. Ahora la hembra, de 8 años, podría contribuir de nuevo a la preservación de su especie. Eso si todo sale de acuerdo a lo planeado y se consigue embarazarla con semen congelado.
Los científicos aseguran que el semen congelado sería fácil de transportar y por ende contribuiría a garantizar la diversidad genética de los jaguares, cuyas poblaciones están cada más fragmentadas debido a la destrucción de su hábitat, según la teriogenóloga Lindsey Vansandt, especialista en medicina veterinaria reproductiva del Jardín Zoológico y Botánico de Cincinnati.
“La población se va haciendo cada vez más pequeña, y luego sucede la endogamia que tiene muchas consecuencias negativas”, declaró Vansandt a The Associated Press momentos después de efectuar el procedimiento a Bianca, que estaba sedada sobre una mesa de cirugía.
“Si podemos tomar el esperma de un macho e inseminar a una hembra en otro lugar podemos mantener en movimiento su flujo genético y a la población más saludable”, señaló Vansandt.
Expertos en fauna del zoológico de Cincinnati, la Universidad Federal de Mato Grosso y la organización ambientalista Mata Ciliar han desarrollado durante años un programa de inseminación para los felinos de mayor tamaño del hemisferio occidental. Trabajan con animales rescatados de la pérdida de hábitat en la selva de la Amazonía, la sabana El Cerrado y el humedal Pantanal, que registran un aumento de la deforestación y los incendios en los últimos años.
Algunos jaguares lesionados de gravedad por los incendios del año pasado en el Pantanal fueron transportados a instalaciones especializadas para atenderlos. Otros murieron o fueron desplazados.
“Miren lo que sucedió en el Pantanal, en El Cerrado”, dijo Cristina Adania, veterinaria y coordinadora de Mata Ciliar. “Los matan incluso antes de que podamos atenderlos, por lo que debe hacerse algo”.
De acuerdo con proyecciones de un estudio publicado este año por Panthera —un grupo que aboga por la conservación de los felinos salvajes—, la Universidad Federal de Mato Grosso do Sul y otros asociados, casi 1.500 jaguares fueron muertos o desplazados debido al fuego y la pérdida de hábitat en la Amazonía brasileña de 2016 a 2019.
Es improbable que los jaguares desplazados prosperen en nuevos entornos, que podrían ser el hábitat de otros animales territorialistas, según Panthera. Además, no están familiarizados con el mejor lugar para encontrar presas, lo que puede obligarlos a cazar ganado, poniéndose en peligro de que los ganaderos los maten.