#COLUMNA Soliloquios de café: ¿La justicia? #24Oct

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“La justicia, aunque anda cojeando, rara vez deja de alcanzar al criminal en su carrera.” Quinto Horacio Flaco (65 a.C./8 a.C.).

Quinto Horacio Flaco conocido como Horacio, fue el principal poeta lírico y satírico en lengua latina.

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Fue un poeta reflexivo, que expresaba aquello que deseaba con una perfección casi absoluta. Los principales temas que trató en su poesía son el elogio de una vida retirada (“beatus ille”) y la invitación de gozar de la juventud (“carpe diem”), temas retomados por poetas españoles como Garcilaso de la Vega y Fray Luis de León. Escribió, además, epístolas (cartas), las últimas de las cuales, dirigida “A los Pisones”, es conocida como “Arte poética.”

La justicia es uno de esos ideales que desde la antigua Grecia ha sido estudiado y debatido por intelectuales de prestigio. Está definida como “Aquel principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde.”

Es pues un principio ineludible que debería regir nuestras sociedades.

Fuente Wikipedia.

Sin embargo, la vida en ocasiones dista mucho de ser justa y se convierte en una auténtica injusticia.

A pesar de la lentitud, la justicia suele acabar descubriendo toda la verdad.

Creo que no poseo el privilegio de poder juzgar a nadie, me considero un ser humano sencillo, común y corriente que, tal vez, ha cometido más errores que aciertos, que trato de enmendar mis culpas y dentro de mis preceptos supongo que amo “mi verdad”, aunque a veces contradiga la de los demás. Sí, sobretodo en mi adolescencia apresurada cometí errores de los cuales me arrepiento, pero tal vez esas equivocaciones me han inducido a rectificar, tratando de ser objetivo y autentico en mis actividades. Estoy consciente que me falta mucho por aprender…

La incertidumbre corroe la cotidianidad del país que fue buscado por los ciudadanos del mundo por la seguridad jurídica, personal y económica que les ofrecía y los estimulaba a emigrar en la búsqueda del sueño americano y más allá.

Se trataba del país que tenía inmensas posibilidades de ser una gran potencia. “Tierra de Gracia” fue llamado su territorio cuando se conocieron las bondades otorgadas por el Dios Todopoderoso, y eran épocas donde se desconocía la existencia del petróleo, el hierro, la bauxita, el Coltán, el Talio y tantos otros minerales; eras donde no se explotaba económicamente a la “industria sin chimeneas”, como fue llamado “el turismo” y, menos se cuantificaba el valor económico de su potencial agropecuario: el cacao, el café, entre tantos productos, ni siquiera el auge comercial de las plumas de garzas, el atractivo de sus playas, llanos, montañas, sus regiones nevadas, sus desiertos, sus ríos, el Salto Ángel, la Gran Sabana… Sus paisajes de exuberante belleza.

El optimismo llegó hasta el año1998, luego… “Comenzó la Revolución.”

El país convulsionó política, económica y socialmente.

La supremacía de las armas superó al intelecto y a la voluntad de un gran número de ciudadanos…

Decía Abraham Lincoln quien es uno de los más recordados presidentes de los Estados Unidos:

“La probabilidad de perder en la lucha no debe disuadirnos de apoyar una causa que creemos que es justa.”

Ante todo, nuestra conciencia debe estar con los que sufren, la situación de las familias caficultoras se agrava por la ausencia del combustible necesario para cumplir con la labor agroindustrial dentro de sus conucos, llevándoles al extremo de tener que utilizar leña para realizar ese proceso. Esto agudiza la gravedad social que vienen enfrentando al sumirlos en la pobreza extrema, consecuencia de los precios viles por años impuestos al producto de su trabajo, tesón, perseverancia e inversión, y la crisis ecológica que devasta zonas montañosas de alta fragilidad ecológica, donde se encuentran las nacientes de importantísimos ríos del país y de sus afluentes.

Todo hace suponer que está va a ser una de las peores cosechas conocidas en la historia de la caficultura venezolana mientras, la política se enfrenta a la justicia internacional y en ella se invierten miles de millones de dólares que son indispensables para paliar el sufrimiento de los ciudadanos venezolanos que sufren el trato cruel de no disponer de agua, electricidad, un servicio de salud idóneo, de la infraestructura necesaria; de la hiperinflación que destruye al salario y a su poder adquisitivo, la destrucción de las infraestructuras públicas, de escuelas, liceos y universidades; del mal estado de la vialidad y hasta de la mala calidad del servicio de comunicaciones y de Internet.

¿Por qué no se cumple con lo expreso en el Estamento Legal venezolano vigente?

Generalmente la verdad está reñida con un entorno injusto…

Decía Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, mejor conocido como Francisco de Quevedo (14-09-1580/08-09-1645), escritor español, perteneciente al Siglo de Oro de las letras:

“Donde hay poca justicia es un peligro tener razón”.

Maximiliano Pérez Apóstol

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