Habían transcurrido más de 15 días que, a través de los medios de comunicación y las redes sociales denunciaban, con apoyo de videos, el derrame de agua en la urbanización Don Crispi y sus alrededores, a la entrada de El Tocuyo, en el sector conocido como la alcabala. Pero, Hidrolara no se daba por enterada, refirió a Elimpulso.com, el ingeniero Julio Gutiérrez, vicepresidente del Colegio de Ingenieros del estado Lara.
La directiva de la hidrológica despertó el domingo y anunció a las seis de la tarde, que veinticuatro horas después procedería a realizar los trabajos de reparación de una avería en la capital del municipio Morán y que esperaba en 48 horas haber resuelto el problema.
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Sorpresa
Pero, después salen diciendo los funcionarios que no es una sola avería, sino que sorpresivamente se dan cuenta que son cinco y van a aprovechar el tiempo para reparar cuatro de ellas y dejar la quinta para más adelante.
Cuando dicen esto es por lo que nosotros, coloquialmente, llamamos trabajar “en caliente”, es decir, con el agua saliendo, explicó el especialista que cumplió funciones de responsabilidad en la empresa que antecedió a Hidrolara, la Hidroccidental.
Cuando se labora “en caliente” se utilizan las bombas de succión y los equipos hidráulicos de alta potencia a fin de ir achicando al mismo tiempo que se realizan |las reparaciones.
Impericia
Si proceden a efectuar los trabajos en cuatro averías, se ha debido operar con el mínimo del sistema: poner en funcionamiento dos de los motores y no los cuatro, como hicieron. Indudablemente, un caso grave de impericia.
Como esa tubería fue instalada en 1.974 y no es soldada, porque los tubos tienen una junta arriñonada con pernos, la presión ejercida sobre la zona más debilitada del acueducto, no la pudo soportar y el daño se hizo mucho mayor.
Entonces, el sector de Don Crispi y sus alrededores colapsó considerablemente y las 48 horas se han tornado ilimitadas hasta el momento, expuso el ingeniero Gutiérrez.
Con el agua al cuello
Estamos cansados, declaró en relación con el Colegio de Ingenieros, de decirles a Hidrolara que planifiquen los trabajos, porque deben tener por lo menos un plan A y un plan B, a fin de que no se les presenten problemas como este que los ha dejado con el agua al cuello y no hayan qué hacer.
Esa tubería del acueducto que arranca de Dos Cerritos es de 60 pulgadas, o si lo prefieren de un metro y cincuenta centímetros de diámetro. No es una manguerita de dos pulgadas y, claro está, tienen que tener el personal idóneo para trabajar en las averías como éstas que se han registrado en Morán.
Dos millones de sedientos
Si tomamos en consideración las poblaciones servidas, el aproximado es de dos millones de seres humanos sedientos, comentó. Se trata de casi un millón 800 mil personas en Iribarren, unos noventa mil en Morán y 80 mil en Torres. Por irresponsabilidad e impericia se les ha puesto a sufrir de sed.
El servicio que presta la hidrológica no es suficiente y por lo tanto no todas las poblaciones reciben el líquido las 24 horas del día.
Aquí, en Barquisimeto, hay sectores que reciben agua el lunes, el miércoles, el viernes y el domingo; otros, el martes, el jueves y el domingo. Y así, en ese orden, quedan sin el vital líquido.
Avisan el domingo, pero quienes debían recibir el agua el martes, cuando se iniciaban los trabajos, no tenían tiempo para abastecerse. Y hoy nadie tiene suministro.
¡Qué irresponsabilidad¡
Recomendaciones
Aunque el ingeniero Gutiérrez no hizo recomendaciones a Hidrolara, sus declaraciones se pueden interpretar como una lección para los técnicos.
Subrayó que para ese tipo de trabajo que se realiza en el sistema, deben tomarse las previsiones del caso, para preservar la vida de los trabajadores.
En este sentido indicó que se debe abrir la zanja por lo menos tres metros hacia los lados de la tubería, tres metros hacia arriba si esa tubería está enterrada a ese nivel y, por supuesto, hacia abajo, ya que como los tubos son de 1.974, es posible que ya no existan los pernos para colocárselos.
Y se tienen que tomar las medidas de seguridad para que los taludes no cedan, ya que tras haberse anegado la zona de trabajo durante tantos días, se corre el riesgo de que el terreno se desplome en cualquier momento.
Critica que se diga que se está trabajando hasta las once de la noche y que se esté logrando el 20 por ciento en el desarrollo de la reparación por día.
Deben las cuadrillas trabajar ininterrumpidamente 12 horas y las de relevo igual tiempo.
Y la meta a trazar debe ser del 50 por ciento el primer día, 30 el segundo y 20 el tercero. Porque, sostiene, si el logro es del 20 por ciento diario, se extiende el lapso de labores.
Y por lo visto, el desespero no sólo cunde entre los trabajadores, sino en los casi dos millones de personas que sufren de sed en este momento, terminó diciendo el ingeniero Gutiérrez.
