No existen en Venezuela cifras precisas que permitan determinar con exactitud el número de personas que han abandonado el país, a partir del 2015, por cuanto en el país no se publican estadísticas oficiales sobre los movimientos migratorios, de manera que por esta vía se desconoce la dimensión y características de la población venezolana que ha dejado el país y de los eventuales flujos de retorno.
Así lo refleja la Encuesta de Condiciones de Vida 2021, elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello, en un aparte donde expone “La cuantificación de la migración venezolana. Un problema no resuelto”.
En todo caso, el estudio refleja que la migración reciente venezolana sigue mostrando un perfil caracterizado por la preeminencia del componente masculino en edades jóvenes, que dejó el país fundamentalmente por la necesidad de buscar trabajo y se ha dirigido principalmente a países de la región como Colombia, Perú, Ecuador o Chile. No obstante la situación de pandemia se mantiene la frecuencia y los montos de las remesas entre la mayor parte de quienes envían, y es bastante reducido el porcentaje de retornados.
Perfil de la emigración reciente
La Encovi 2021 refleja que desde el 2015 han migrado más de 5 millones de personas, intensificándose la preeminencia de los hombres entre las migraciones recientes; se ratifica la composición joven. Casi la mitad de quienes dejaron el país son jóvenes de 15 a 29 años y 90% si se considera el tramo de 15 a 49 años; jóvenes en edades activas, cuya principal razón de emigrar es la necesidad de buscar empleo en otro país (86%) y una segunda razón de emigración que va en aumento, corresponde a la reagrupación familiar.
También destacan entre los perfiles de la migración, que la misma está contribuyendo a la formación de unidades familiares transnacionales localizadas entre los lugares de origen y destino; el parentesco con el jefe del hogar en Venezuela da cuenta de que principalmente han emigrado los hijos e hijas (57%) y en segundo lugar el esposo o esposa del jefe/a; las personas viajan solas (65%). Solamente en 13% de los casos el cónyuge o pareja acompañó en el viaje y la migración reciente transversalizó todo el espectro social y se diversificó en términos de su capital educativo.
Destaca la encuesta, que el 30% no tenía empleo cuando emigró y se reduce a 14% en el destino actual; gran parte de esas personas sin empleo consiguieron ocuparse como trabajadores de los servicios (28%) y en ocupaciones elementales (31%) y 12% laboraban en ocupaciones como directivos, profesionales o técnicos antes de emigrar y se ha reducido a 9%.
Estatus migratorio y ocupación
Refleja el estudio que 2 de cada 3 migrantes tienen un estatus regular, porque han adquirido la ciudadanía de otro país (12%), cuentan con permiso de residencia permanente (16%) o, un permiso temporal (33%); un 18% estaría en situación irregular debido a la falta de documentos o al vencimiento de los mismos y 15% de casos donde la familia no conoce el estatus; se advierte asimismo que hay relación directa entre estatus migratorio y calificación ocupacional. Se debe monitorear a quienes tienen permiso temporal porque pueden devenir en situación irregular por vencimiento de la documentación. Asimismo, se hace un seguimiento a los trabajadores de los servicios, operarios de maquinarias o agricultores que ya están en situación irregular, para velar que se garanticen sus derechos laborales.
Remesas de emigrantes recientes
La encuesta refleja que 3 de cada 5 envía ayudas en dinero o especie a su hogar de origen; un 57% de esos envíos se hacen 1 o 2 veces al mes, contribuyendo en alguna medida a la reactivación del consumo en los hogares perceptores; principalmente se trata de transferencias electrónicas que se reciben en BS (65%) y cuyo origen es una operación en divisas efectuada entre titulares de cuentas en el exterior; por efecto de la pandemia solamente en 11% de las ayudas dejaron de llegar y 22% redujo la cantidad/frecuencia.
Por otra parte, existen expectativas que indican que en la medida en que se pueda controlar la pandemia de la COVID-19 y las economías locales comiencen a operar con mayor normalidad, existe la posibilidad que los montos y periodicidad de las remesas se incrementen en beneficio de las familias preceptoras.
