La Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó este miércoles el uso de una vacuna contra la malaria para niños en riesgo menores de cinco años, estudiada y desarrollada en África Subsahariana, región que concentra 94% de todos los casos y muertes por paludismo en el mundo de acuerdo con las últimas cifras de OMS.
Se trata de la vacuna RTS, S o Mosquirix, fármaco diseñado para disminuir la manifestación grave de la enfermedad en niños por la infección causada por el parásito Plasmodium falciparum, responsable de más de 80% de las infecciones de malaria en países de esa región, y que es transmitido por la picadura del mosquito Anopheles.
Aunque es una buena noticia para África Subsahariana, porque de acuerdo con OMS su aplicación ha reducido en 30% la mortalidad infantil por malaria, esta vacuna no tendría incidencia en las Américas, sostienen especialistas.
No la tiene porque la vacuna está diseñada para proteger contra las infecciones de malaria por el parásito Plasmodium falciparum que, aunque es el más mortal en todo el mundo, no es predominante en esta región. En América Latina la infección por ese parásito representa 20% de los casos, siendo el parásito Vivax, el de mayor incidencia, especialmente en Venezuela.
Ningún país, ni siquiera Venezuela (que concentra al menos 50% de los casos de malaria de toda América Latina), tiene los niveles de transmisión de malaria que tiene un solo país con baja transmisión de malaria en África Subsahanaria”, explica un malariólogo venezolano
Así lo explicó Juan Carlos Gabaldón, médico parasitólogo venezolano, investigador de enfermedades infecciosas de la Clínica Universitaria de Navarra, España.
“En un contexto de transmisión relativamente más baja, como sucede con América Latina, en la que además la especie predominante no es Plasmodium falciparum, sino Plasmodium vivax, no tendrá incidencias directas”, dijo.
Además de eso, América Latina representa 1% de los casos mundiales de paludismo, en comparación con 93% de los casos mundiales que representa África Subsahariana.
“Ningún país, ni siquiera Venezuela (que concentra al menos 50% de los casos de malaria de toda América Latina), tiene los niveles de transmisión de malaria que tiene un solo país con baja transmisión de malaria en África Subsahanaria”, explicó un experto malariólogo venezolano radicado en Estados Unidos que, por acuerdos de confidencialidad con el proyecto en el que trabaja actualmente, solicitó el anonimato a Correo del Caroní.
“La vacuna está diseñada para la prevención de muertes por malaria en niños menores de cinco años. Solamente va a funcionar en países que tengan alta mortalidad por malaria en menores de cinco años por malaria y esos países son los que tienen mayores índices de malaria, como Mali o Burundi, Congo, Nigeria… Aplicar esta vacuna en un lugar donde no existen esos niveles de mortalidad es como que le des un vaso de agua a los chamos, no les va a hacer absolutamente nada”, sostuvo.
La vacuna que hizo historia
La OMS recomienda el uso de esta vacuna en África Subsahariana y en otras regiones con transmisión de malaria moderada o alta por este parásito particular.
Es una buena noticia para esa región porque los niños menores de cinco años en África Subsahariana representan dos tercios de las muertes mundiales por paludismo. Solo en 2019, murieron 260 mil niños menores de cinco años en esa región.
La vacuna se estudió durante al menos 30 años, y durante más de dos años se aplicó en ensayos clínicos a la población de Ghana, Kenia y Malawi. La OMS informó en su reporte oficial que, hasta la fecha, se han administrado 2,3 millones de dosis de estas vacunas a niños a partir de los cinco meses solo en esos tres países.
Este fármaco se administra en cuatro dosis y tiene un porcentaje de efectividad de 35%, porcentaje por debajo del nivel de efectividad que suele considerarse útil para la mayoría de las vacunas en el mundo, pero que salva la vida de la mayoría de los niños de esa región.
“La malaria es un problema tan serio en África que, incluso teniendo esta efectividad baja, su implementación implica salvar cientos de miles de vidas al año en esa región”, manifestó Gabaldón.
La organización dejó claro que esta vacuna no debe utilizarse como única forma de prevención de las muertes por malaria en la infancia, sino que debe complementar los métodos de control vectorial como el acceso a mosquiteros con insecticida, y la garantía de acceso a tratamiento.
La implementación y aprobación de esta vacuna es un avance histórico para la ciencia en la zona con mayor incidencia de la malaria en el mundo. En ella, Unitaid, Fondo Mundial de Lucha contra la Tuberculosis y Malaria y la Alianza para las Vacunas Gavi han invertido al menos 60 millones de euros.
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