Comienzo con un pensamiento de un grande hombre y con el que me hubiera gustado charlar largas horas sobre sucesos periodísticos y educativos. Me refiero a Giuseppe Mazzini quien dijo que «El verdadero instrumento del progreso radica en el factor moral.» Y como asiduo lector de este pensador y periodista italiano repito de su verbo «Hemos creado Italia, ahora tenemos que crear italianos». En referencia, a que había que crear una «conciencia italiana» después de crear el Estado., de igual modo parafraseándolo digo; en referencia al suelo patrio « hemos creado las instituciones ahora debemos crear institucionalistas.»
Corría el año de Nuestro Señor Jesucristo , me estrenaba yo como subdirector de una escuela granja, en la que la infraestructura física estaba diseñada para albergar 2000 estudiantes o más y un staff de 200 o más docentes, en fin era una mega construcción hecha con grandes propósitos educativos, pero era el caso que el Director tenía otras maquinaciones personales.
Les hablaré de César, un anti líder, que hacía de la institución, no un centro de formación educativa sino una concha del crimen organizado.
Al instalarme en mi oficina, casi todos los docentes y la mayoría de administrativos se congregaron conmigo e inicialmente con prevención en distintos momentos me dejaban saber el descontento general que reinaba en la institución, hacían de mi conocimiento la forma y manera como el Director César estaba destruyendo aquel grande legado y la reputación de la institución.
César el Director, venía de ser subdirector de esta misma escuela y la primera noticia que recibí fue que desde que él asumió como subdirector, desde ese momento empezó a robarse la comida de la institución, desde que llegó se encargó de ratear el economato ya desde ese instante ni estudiantes, ni profesores, ni administrativos volverían a saber lo que era un buen plato en el comedor de esa escuela. No tienen ustedes idea de la gigantesca cantidad de comida que este César, vándalo con título, sustrae. César se apropia de toda donación que llega para la institución, así lo certifican los profesores. Entre César y el triunvirato, han convertido a la institución en un mercado de ilicitudes.
Por otra parte, se estaba al corriente que había un selecto grupúsculo que se hacía preparar exquisiteces y manjares dentro de la institución con los alimentos que le negaban al resto, era pues la llamada banda del Director. También se sabía que quién se encargaba de llevarse la comida y repartirla entre “la Banda del Director” era quien más sabía de los negociados internos de aquella escuela y con el que menos dividían el producto de los robos y corrupciones, era un espécimen de tonto útil, pero que igual se aprovechaba de las prebendas que le brindaba esa deshonrosa gestión.
César – era un ladrón o un asesino «de siete suelas», ¿o es? , bueno lo cierto es que los verbos pueden conjugarlos en sus tres tiempos por si persiste y existe aún una situación similar que exceda a mi imaginación.
Pues mal, César tenía cómplices delincuentes enmascarados como él. Ya me advirtió posteriormente que me quitaría la vida si lo descubría, por lo que tuve que alertar a bastante gente decente entre ellos a muchísimos colegas abogados y periodistas, a Jueces y a Fiscales del Ministerio Público y entregué a los medios de comunicación – radio, prensa y televisión- , todas las pruebas que había obtenido de las fechorías de él y de sus cómplices y el nombre real de César y sus secuaces, por si a mí me llegara a suceder un trágico accidente. Incluso datos relativos a las empresas peri escolares que funcionaban ilegalmente con su amparo y protección, porque no tenían ni los requisitos ni su actividad estaba facultada por las autoridades competentes ni por las leyes, máxime que una de esas empresas cuyo dueño era un amancebado de un miembro del triunvirato, con la que se cometía el más alto daño al giro de la filosofía de la institución. ¿Leíste bien este párrafo verdad? Ruégale le dije, a ese Satanás que tu veneras, que no me corte yo ni con el filo de una hoja de papel.
La génesis me índico todos los vericuetos de su gestión. Cuando César fue nombrado Director, se instauró la depravación total, con un triunvirato maligno al estilo de la antigua Roma ya sin guardar las apariencias, se le veían las costuras a su gestión. César lideraba la pesca en un río revuelto, la corrupción en su apogeo, pues se sentía guapo y apoyado, ya que tal como él había dejado correr la voz guardaba una relación de compadrazgo con el Jefe superior inmediato y era algo de lo que no se tenía certeza real, porque César era un sagaz mentiroso, pero habían tantas quejas a su superior y aquel no hacía nada al respecto, que el personal de la institución lo interpretaba como un silencio alcahueta, un dejar hacer un dejar pasar. Un pase de sobres y de manos mojadas. No podía leerse el mensaje de otro modo.
Nadie podría creer que aquel hombre que se veía tan serio y que mostraba en público compostura, en secreto era una ruindad y que tuviera amigos y compañeros de estudios en las altas esferas de su área, que le permitieran tanto latrocinio, tanta descompostura moral. ¿O era que él dejaba correr esa voz para no tener quien lo denunciara?, porque repito se trata de un sagaz mentiroso. ¿Pero habrá quien se deje untar de del excremento de la reputación de este psicópata?
Mientras tanto César, continuaba corriendo noticias de valimiento, tales como que él había estudiado con el Ministro, tenía compañeros en otros Centros Educativos, en fin decía y dejaba correr la voz que tenía todo un equipo de gente en las altas esferas jugando para él y que entre su mala reputación y desprestigio optarían en no dudar nunca de su corrección y no pondrían en tela de juicio su moral, y que por tanto él seguiría al frente de esa institución porque era su concha perfecta. Dejaba correr la voz César, que él les mojaba las manos a los de arriba para que se hicieran los sordos, los mudos y los ciegos.
Al estreno de aquella gestión, la comida que era donada por otros organismos para aprovisionar el comedor, el economato; César la hurtaba al principio desde dentro de la propia institución, hasta que se hizo Director y cambió de estrategia; entonces continuó robándose la comida pero antes de ingresar a la institución, los camiones se desvían de destino y no llegan a la escuela, o lo que llega ya no es lo mismo que se recibe en donación. Una vez se dañaron las cavas refrigerantes y se pudrieron como 2000 kilos de producto cárnico que el Director había rateado para él en Navidad y fue uno de los más atroces pecados que llevaría en su conciencia, un grande delito espiritual, se robó una carne que a nadie le alimentó.
Por supuesto, al tratarse de un centro de formación de esta magnitud, como lo es una escuela granja, está provista de vehículos y cuando donaban los neumáticos – o los cauchos – , que se necesitaban., César se los ratea y se los lleva para su uso personal y otros los vende.
Son tantas las donaciones que han entrado en el centro de formación agrícola, que a César no se le ha ocurrido otra idea sino de llevárselos para su casa o venderlos también.
En la próxima entrega, cómo hacen César y el triunvirato para vender los títulos.
Crisanto Gregorio León