Juan Carlos Montesinos: Merma actividad agrícola y cunde la desesperación entre los agricultores #6Oct

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La actividad agrícola registra su peor situación en estos momentos, ya que además de la falta de combustibles, no hay créditos y el contrabando de productos de los países vecinos se ha hecho incontrolable con la permisividad de los organismos oficiales, los cuales tampoco nada hacen por garantizar la seguridad en el agro, donde continúan las invasiones de terreno, los secuestros y las extorsiones.

Así lo denunció el abogado Juan Carlos Montesinos, presidente de la Asociación Venezolana de Agricultura Familiar, cuando suministró declaraciones a Elimpulso.com.

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El dirigente gremial dio a conocer que la situación no sólo afecta a productores, sino a consumidores, ya que éstos han dejado de adquirir proteína animal, lo que hace que aumente la desnutrición en la población venezolana.

Dijo que el mayor problema, en estos momentos para los productores del campo, es la falta de gasolina y gasoil, ya que estos combustibles son imprescindibles para el transporte de los frutos del campo y para su producción.

Los precios de la gasolina y del gasoil, el primero de dos dólares y el segundo de 50 centavos de dólar por litro, son muy altos, si se toma en cuenta los desembolsos que tienen que hacer los agricultores para cultivar sus tierras o criar animales.

Sólo la vocación agrícola y la tradición familiar ha permitido que todavía haya gente trabajando, aunque angustiosamente, en los campos, donde no hay tampoco un sistema de salud que los pueda atender.

«La reconversión monetaria en nada beneficia a la agricultura, porque es una medida de naturaleza contable. Lo importante sería que el Estado se percatara de lo que está pasando en el campo venezolano, ya que los agricultores se encuentran desesperados porque no pueden trabajar con tranquilidad», comentó.

En este orden de ideas expuso que los combustibles, aunque escasos, llegan a las ciudades, pero no al medio rural.

Sin combustible no se pueden movilizar los vehículos de carga, ni los tractores, ni tampoco pueden funcionar las bombas de riego, ni las secadoras de café, ni los equipos de producción de leche.

En la región centroccidental, estados productores de café como Lara, Trujillo y Portuguesa, tienen dificultades para el procesamiento de ese grano, ya que desde hace mucho tiempo fueron eliminados los patios para el secado y se ha venido recurriendo a las máquinas secadoras, pero éstas no funcionan si no tienen gasoil.

Existe la voluntad de sembrar, pero resulta imposible porque las bombas de riego tampoco tienen ese combustible o gasolina.

A los pueblos del medio rural no llega ningún combustible y los transportistas de alimentos que van de las ciudades ofrecen míseros precios por los frutos, los cuales tienen que ser vendidos de ese modo ante el temor de que se pierdan. Y se han perdido muchísimas toneladas de alimentos porque no han podido ser transportadas.

Pero, ese no es solo uno de los males que perjudica a los agricultores, sino que desde Colombia y Brasil están ingresando, de contrabando y sin ningún tipo de medida sanitaria, productos diversos e insumos agrícolas.

Antes, cuando existía Agroisleña, los productores tenían la oportunidad de acceder a créditos y contar con asistencia técnica gratuita; pero, después que oficialmente fue hecha desaparecer esa empresa, los agricultores quedan sin ningún tipo de apoyo porque ningún organismo funciona en ese sentido.

No hay crédito de la banca privada, ni mucho menos de la banca del Estado y de haberlo, sería imposible pagarlo por lo antes expuesto acerca del contrabando de productos que atenta contra la producción nacional.

Lo más grave es que mientras eso sucede, se han incrementado las actividades delictivas por parte de grupos organizados que invaden los pocos terrenos en producción, secuestran a los productores o éstos son sometidos a extorsión permanente. 

Lamentablemente, no hay forma de que el Estado atienda todo esto que está pasando, porque los agricultores siguen siendo desamparados.

Y el hecho que menos se ha considerado es que la baja producción tiene incidencia en el bajo consumo por parte de la población, observó Montesinos.

Más del 70% de la población no está consumiendo proteína animal, afirmó. Los estudios nos indican que de 28 kilos al año se ha reducido a 1 kilo 800 gramos, lo que nos hace ver que la desnutrición tiene que aumentar considerablemente y que este problema no tenga solución porque la capacidad de adquisición de los venezolanos es muy baja y no ha sido tomada en cuenta por quienes tienen obligación de velar por la salud de los venezolanos.

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