La guacamaya verde, se alimenta por sí misma y a sus inicios de vida, son totalmente dependientes de sus padres. Acostumbran a hacer sus nidos lejos de las manadas y bien escondidos para proteger a sus crías de humanos y depredadores.
A medida que va creciendo, evoluciona. Sus crías son altriciales (nacen ciegas, sin los conductos auditivos abiertos, sin plumas y con una movilidad muy limitada).
Alcanza la madurez sexual al cumplir cinco años de vida y es muy importante que este en zona libre para lograr un desenvolvimiento eficaz y un desarrollo junto con el aprendizaje que les dan los padres.
Su cola es larga y ocupa la tercera parte de su cuerpo. Tiene de 5 a 6 franjas con colores rojos que van una encima de la otra. Su nuca, es de un tono mate al igual que el cuello que es muy pequeño y no se le distingue mucho, la corona es redondita y pequeña. Esto la ayuda a que su vuelo sea más elevado y rápido.
Se alimenta de frutas, como mangas y fresas; también disfrutan de las semillas y el néctar de las flores de diferentes especies, son muy cuidadosas con su alimentación.
En la cara posee plumas diminutas de color rosado muy claro, son tan pequeñas que no se le ven con facilidad, pero le cubren todo el rostro. En su frente tiene plumas de color rojo intenso que la hace ver muy llamativa.
Esta guacamaya es muy apreciada como mascota por su inteligencia. La parte lingüística en su cerebro es bastante desarrollada y es capaz de realizar imitaciones con palabras, al escuchar a los humanos. Repiten frases, nombres o cosas que deben hacer que los adultos nombran muy seguido.
Su tiempo de vida es largo y prolongado, entre los 60 y 70 años, pero, si bien la caza y la contaminación ambiental, atentan contra la temprana muerte de esta ave, muchas personas la llevan a los hogares y la mantienen como mascotas.
Es de gran importancia, que las personas colaboren con los diferentes agentes de protección y no se presten para la compra o caza ilegal de estas aves solo por tenerlas como aves domésticas.